sábado, 21 de enero de 2017

ATRACO A FALDA ARMADA

Un par de delincuentes de muy baja estofa, Sidney Lipton y Gerard Bradley, descubren que son igualitos a un par de científicos que han descubierto una forma de energía barata a partir de la fusión nuclear. Decididos a aprovechar el hecho de que se parecen como dos gotas de agua, los cacos se juntan con una antigua socia, Willie, organizando un plan, ellos creen que perfecto, para hacerse pasar por los científicos y sacar tajada mediante una estafa a gran escala. El problema es que los científicos no son tan despistados como pudiera uno creerse y, además, la CIA anda a la greña para evitar que dicha nueva fuente de energía caiga en manos de alguna potencia extranjera con ganas de usarla con fines poco vinculados con el bien de la Humanidad.
En 1989, Menahem Golan abandonaba las oficinas de la Cannon para volar por su cuenta y riesgo, mediante un plan que, en líneas generales, pretendía repetir una jugada similar a la que él y su hasta aquel momento bien querido primo, Yoram Globus, habían creado para poner en marcha su actividad en Hollywood. Esto es, comprar una productora que se hallara a un paso o, menos, de la bancarrota, comprarla por un precio irrisorio y a partir de ahí producir películas a mogollón. La experiencia, en la Cannon, funcionó bastante bien al menos en un primer estadio, y Golan estaba convencido de que podía hacer lo mismo mediante la 21st Century Films Corporation. El problema es que ninguna de las cintas que salieron funcionaron bien en taquilla y, salvo alguna excepción, caso de la muy reivindicable "La noche de los muertos vivientes" (1990/Tom Savini), un "remake" muy notable, eran todas bastante malas, por lo que el devenir de la compañía fue de menos, llegando hasta cotas que provocan vergüenza ajena, como es el caso que ahora nos ocupa.
Dirigida por Michel Winner (1935-2013), "Atraco a falda armada" (1990) es un ejemplo de lo peor que puede ocurrirle a una comedia: que no haga gracia. Y eso que cuenta con dos actores que podrían haber dado mucho juego, como son Michael Caine y Roger Moore, a los cuales se les nota como desubicados, fuera de onda, intentando defender lo indefendible. La película es un monumento a lo desafortunado, a la gracieta de barra de bar, pero de barra de bar hecha por una pandilla de misóginos impresentables que, tras tomarse un par de carajillos pretenden ser todos ellos muy graciosos pero, en definitiva, no dejan de ser unos machistas redomados, racistas empedernidos y, esencialmente, unos auténticos berzotas a la máquina de escribir. 
Y en eso es lo que destaca esta película, una comedia burda en la que nada funciona, en la que los actores más que risa dan pena, en especial el pobre Michael Caine, que debió cobrar sus dinerillos con ella pero más perdió en autoestima. Lo peor de todo es que el discurrir de supuestos "gags" hilarantes va en aumento hasta un epílogo, con "cameo" de famoso incluído, John Cleese, que está puesto ahí con calzador porque se nota  a la legua que no sabían cómo puñetas acabarla. 
El ya desaparecido Winner es un realizador que si tenía un género donde sabía bien cómo desarrollar su sentido fílmico fue en el de acción. Director fetiche de Charles Bronson, Winner aprovechó dicha amistad para integrarse en el seno de la Cannon Films, donde filmó varias entregas de "Death wish", la franquicia donde el cara-pedrusco de Bronson encarnaba al pobre Paul Kersey, el arquitecto metido a vengador urbano. Realizador que nunca contó con el favor de la crítica, es también conocido por sus métodos en ocasiones casi dictatoriales a la hora de filmar, en especial su trato con las actrices, circunstancia que sumada a su costumbre de meter algún que otro desnudo en sus películas sin venir a cuento o alguna secuencia de vejaciones sexuales lo convirtió en el blanco favorito de diversos colectivos feministas. A pesar de ello, en los setenta, Winner fue el reponsable de algunos "thrillers" bien recomendables, fueran con Charles Bronson o no, además de un curioso derivado de "El exorcista" (1973/William Friekin), "La centinela" (1976), que bien merece que se le eche un vistazo. Ahora bien este "Atraco a falda armada" es perfectamente desdeñable.   

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