viernes, 16 de enero de 2015

ELIMINATORS

John es un joven que sufre un grave accidente de avioneta; recogido por un pérfido científico con ínfulas megalómanas que lo convierte en un robot a su servicio. Pero poco a poco John recupera su auténtica personalidad, revelándose contra su creador. Dado por muerto, John recluta a un pequeño grupo con el que desbaratar los planes del malvado científico, que planea convertirse en emperador de Roma y cambiar por completo el devenir de la Historia de la Humanidad...
El director de la muy deficiente "Semilla negra" (1992) rodó, en 1986, también bajo la producción de Charles Band, esta tan curiosa como finalmente desarmante epopeya de ciencia ficción y acción que, de haber caído en manos de un Spielberg entonado quizá se hubiera convertido en un clásico pleno de ritmo y sentido de la maravilla, pero en manos del zopenco de Manoogian queda en una especie de serie Z que pasa de lo absurdo a la vergüenza ajena con una muy trempante facilidad.
Es ese entusiasmo tan decididamente irresponsable el que convierte a "Eliminators" en una cinta que el fan más encallecido seguramente acabará por aplaudir, pero eso si uno es capaz de aguantar su ritmo, porque uno puede acabar por desesperarse ante cómo su director es capaz de echar por los suelos una idea tan decididamente atractiva, para convertirla en una arrítmica cinta de aventuras, en la que todo parece pasar por la cara con una desfachatez pasmosa.
Rodada en tierras españolas, "Eliminators" contó con las intervenciones, en papeles casi de relleno, de actores como Charly Bravo, un habitual de las coproducciones, o Gabino Diego, que luego iría hacia derroteros muy distintos. Como director de producción se contrató a Carlos Aured, realizador vinculado al cine de Paul Naschy, o responsable de cintas de tintes eróticos tan famosas como la tremebunda "El fontanero, su mujer y otras cosas de meter". En la segunda mitad de los ochenta, Aured se recicló participando en diversas producciones de serie B americanas filmadas por estos lares. "Eliminators" fue un fracaso de tomo y lomo, que dejó a Aured en una situación personal y profesional muy complicada, pues dejó a más de uno y más de dos con un un buen fajo de deudas, que el madrileño tuvo que ir pagando paulatinamente, quedando especialmente afectada su posterior actividad profesional.
Filmada por un Charles Band que andaba lanzado con su Empire Pictures, "Eliminators" fue la primera señal de que Band se estaba lanzando hacia el abismo sin apenas despeinarse. Montado en el dólar gracias al éxito de "ReAnimator" (1985/Stuart Gordon), Charles Band se mantuvo al pie del cañón con sus producciones baratas hechas en Europa, en Italia principalmente, al menos hasta que a finales de los ochenta su pequeño imperio se fue a hacer puñetas, reciclándose en la más modesta Full Moon, donde seguiría produciendo series B aunque ya centradas para el mercado de vídeo.
Y no se dejen engañar por el cartel; es una chulada, no lo niego, pero lo cierto es que la peli tiene unos efectos especiales y unas secuencias de acción de birria, para mear y no echar gota... 
Bien, con esta reseña, "El ocioso impenitente" estrena, por fin, el 2015; tras algunos problemas derivados de compromisos varios, regresamos al tajo con la idea de seguir con el blog a lo largo del año, con una periodicidad, espero, más regular. Saludos a todos los habituales y les remito a una nueva entrega de este "El ocioso impenitente". Muchas gracias y saludos.