sábado, 20 de diciembre de 2014

THE KING OF THE ANTS

Sean Crawley es un joven que se gana la vida haciendo chapuzas para un electricista de poca monta, Duke, quien un día le presenta al constructor Ray Matthews. Matthews anda con la mosca detrás de la oreja por culpa de las interferencias del inspector de urbanismo municipal, un tipo que le está poniendo las cosas muy complicadas a sus tejemanejes a la hora de poner en marcha proyectos. Está convencido que el inspector no es un hombre tan perfecto como aparenta, y le propone a Sean que le haga un seguimiento con el fin de saber por dónde se mueve y qué es lo que trama, si es que trama algo. Con la promesa de ganar unos buenos dólares, Sean se pone a ejercer de detective privado a tiempo parcial, pero el hecho es que el inspector municipal no es un hombre oscuro; tiene una bonita casa, con su jardín y su coche, con su preciosa hija. Y una esposa-cañón, que hace que el chico empiece a sentir envidia del sujeto al que sigue asiduamente por la ciudad, a distancia prudencial. Los acontecimientos se precipitan cuando Matthews, borracho y presa de un estado de nervios absoluto, le propone a Sean trece mil dólares si se carga al inspector. Sean ha ido ideando un plan con el fin último de acercarse a la esposa del inspector, por la que ido creando una especial predilección. Y es muy aplicado en su tarea. No quiere ser una simple hormiga, quiere ser el rey del hormiguero...Pero el resultado final estará muy alejado de lo que tenía en su cabeza. 
Stuart Gordon es un director por el que tengo especial predilección, generalmente la crítica lo ha puesto a parir las más de las veces, cuando no le ha despreciado por su condición de cineasta de serie B de muy escaso empaque, que se ha venido limitando a forjarse cierto estátus dentro de la afición por ser el responsable de "ReAnimator" (1985) y "ReSonator" (1986), sendas, y no muy puras y academicas, adaptaciones de los relatos de H.P. Lovecraft. Pero el hecho es que Gordon es un realizador honesto, que si bien tuvo una etapa marcada por su vinculación a un productor de la calaña de Charles Band, también intentó hacerse un hueco en producciones de mayor pretensión comercial, con las (para mí) muy simpáticas "Fortaleza infernal" (1992) y "Space truckers" (1996), dos filmes de ciencia ficción considero que resultones,a pesar de que el primero deba pechar con el protagonismo del muy estomagante Christopher Lambert. 
"King of the ants" (2003) supuso un cambio de registro para Gordon, que venía de tierras españolas, donde había rodado la irregular pero aceptable "Dagón, la secta del mar" (2001) para la Fantastic Factory de su colega Brian Yuzna. No se trata de un filme de terror al uso, ni tan siquiera de una serie B directa a vídeo, como las que rodó para Band a primeros de los noventa. Era un proyecto de raíz independiente, filmado con notable sentido del ritmo, un trabajado estilo visual, que permite vislumbrar que estamos ante un director que lo que buscaba era salirse de los caminos trillados para seguir nuevas rutas a nivel profesional, lejos de la baratija de sangre e higadillos para frikis de videoclub.
El filme posee un discurso ideológico muy contundente, de plena actualidad. Es la historia de un joven que es convertido en asesino por la fuerza impuesta por los elementos externos, por el deseo irrefrenable hacia la sociedad de consumo. El joven Sean es un chico que hace chapuza en plan Pepe Gotera y Otilio, pero su Otilio, Duke, poco tiene que ver con el berzotas comilón de Ibáñez. Duke es un hijo de perra codicioso, vago, que quiere quitarse de encima el encargo de Matthews, su jefe, un constructor que, como todo contructor que se valga, proyecta donde le sale del nabo, pasando de cuestiones legales y untando a quien sea con tal de conseguirlo. Pero un día se topa con un inspector municipal, que le para los pies. Matthews quiere pillarlo como sea, pero el inspector no es de los que se venden, pues ya tiene todo lo que puede desear: casa, una guapa esposa y un hijo merodeando por el jardín. Sean se obsesiona con la esposa del inspector, y en su cerebro imagina una vida sensacional junto a ella, la vida que siempre ha deseado. El hecho que Matthews le prometa un buen fajo de billetes si lo mata hace que Sean actúe con eficacia, trágica y sangrienta eficacia. Pero la sangría no terminará ahí, por desgracia. 
Basada en la novela original de Charlie Higson, de igual título, y adaptada para el cine por su propio autor, "The king of the ants" tiene el honor de ser la única producción medianamente seria, concienciada, de The Asylum, productora especializada en bodrios de baja estofa como la celebrada "Sharknado" y secuelas. Quizá fuer ésta la circunstancia última que provocó que la película apenas tuviera distribución normalizada, viéndose principalmente en festivales especializados y en DVD. Resulta irónico que un realizador como Gordon, especializado en director a vídeo, filmara la mejor de las películas de la compañía, pero la vida tienes cosas así de absurdas. 
Y con esta reseña cierro el año 2014, en espera de que el 2015 permita que este blog mantenga su ritmo más o menos regular pero siempre firme. Así pues, Feliz Navidad y próspero Año Nuevo a todos los habituales de "El ocioso impenitente", que regresará a primeros de año con más reseñas e intentando mejorar. 

viernes, 19 de diciembre de 2014

DANZA MACABRA

Una importante academia de danza de San Petersburgo, propiedad de la mítica Madame Gordeuka, inicia una nueva etapa permitiendo que muchachas de fuera de Rusia accedan a sus instalaciones, con el fin de lograr un pusto como primera figura en la compañía de danza de la ciudad. Es una academia con unos métodos muy duros, exigentes, y no todas están preparadas para soportar el ritmo de trabajo impuesto por Madame y su segundo, el Profesor Wagner, un hombre que vive otormentado por el recuerdo de Svetlana, una bella bailarina que murió en un accidente de moto, vehículo que él conducía bebido...La llegada de una joven americana, rebelde e impetuosa, pero físicamente igual a la difunta, hace que Wagner empiece a rememorar hechos del pasado, con trágicos resultados...
A finales de los ochenta, Menahem Golan, uno de los mandamases de la Cannon Films junto a su primo, Yoram Globus, abandonó la compañía por desacuerdos con éste, y fundó la 21st Century, compañía con la que esperaba repetir similar impacto a nivel de cine y mercado del vídeo doméstico. Pero el caso es que por mucho empeño que le puso al asunto, la nueva compañía no pasó de facturar series B de muy poca categoría, que apenas tuvieron acceso a la pantalla grande, si exceptuamos una muy reivindicable nueva versión de "La noche de los muertos vivientes" (1990/Tom Savini). 
Inicialmente, "Danza macabra" (1991/Greydon Clark) debía ser la secuela de "El fantasma de la ópera" (1989/Dwight H. Little), una muy olvidable nueva adaptación de la novela de Gaston Leroux, en la que Robert Englund, a grandes rasgos, hacía lo que mejor sabe hacer, de Freddy Krueger. Por razones nunca del todo aclaradas, la idea se desechó en última instancia, con objeto de hacer algo más moderno y adecuado a los tiempos que corrían, según algunas fuentes. Pero viendo el resultado final, el aspecto visual del filme, digamos ya que "Danza macabra" es un truño de padre y muy señor mío, que pretende  remedar el estilo de Dario Argento pero que resulta peor que los últimos trabajos de éste, que ya es decir. 
Dirigida por Greydon Clark, realizador especializado en subproductos de serie B y con algunos trabajillos para la caja tonta a sus espaldas, la película es un despropósito desde su mismo inicio, con secuencias de asesinato resueltas de la peor forma posible y con la intervención de un Robert Englund pasado de rosca, que en ningún momento logra convencer en su doble papel, que pretende ser otro homenaje a un maestro del género, caso de Brian DePalma, pero que termina por arruinarlo todo por culpa de la desidia del realizador, que se muestra bien poco inspirado, incapaz de dotar de un mínimo de consistencia al material sobre el cual está trabajando. 
El resultado es que la película, aún siendo corta, se hace larga y aburrida de solemnidad; lo único que puede despertar algo de interés es la guapa Michelle Zeitlin, bailarina profesional en su vida diaria, que intentó hacerse un hueco en Hollywood con esta cinta. Huelga decir que sin conseguirlo, pues la película apenas despertó interés alguno en alguna parte de este mundo. Filmada en 1991, en España tardó tres años en llegar a los videoclubes de barrio, cuando los ecos de la 21st Century ya habían dejado de sonar, pues la empresa había echado el cierre o prácticamente estaba a un paso de darlo.    

HIDDEN (OCULTO)

Un tipo normal y corriente, de lo más anodino, comienza a cometer toda clase de tropelías tras robar un Ferrari y agenciarse un par de armas automáticas. Dejando tras de sí una estela de ocha bancos robados y casi una treintena de víctimas, la policía de Los Ángeles logra dar con él y dejarlo malherido, casi moribundo, en la cama de un hospital. La situación se complica cuando alguien ocupa su lugar, el hombre que compartía habitación hospitalaria con el primer sujeto. El detective encargado del caso no termina de comprender del todo lo que está sucediendo, todavía menos cuando llega un extraño agente del FBI, que guarda importante información al respecto. Cuando el policía descubre que su nuevo compañero lleva más de un año muerto, llegará el momento de saber toda la verdad, quién usurpa la identidad del federal y qué o quién está haciendo que gente de lo más tranquila se conviertan en máquinas de matar...
Llevaba tiempo detrás de una copia de esta película, "Hidden" (1987/Jack Sholder), que puede considerarse como la cima creativa de su director. Pese a ser una cinta que mezcla con inusitado brío la acción y la fantásia, la película no obtuvo el interés del público ni de la crítica, que pasaron de ella olímpicamente. 
Hoy en día, con la mixtura de géneros de plena actualidad, no sorprende, pero en su momento que un filme pasara de ser un policiaco al uso a una de alienígenas invasores en menos que canta un gallo era algo del todo insólito e inusual, que solamente apreciaron algunos en el momento en el cual la cinta pasó a su explotación en vídeo, creándose un gran culto alrededor de ella.
"Hidden" es una película modesta, una serie B simple pero que, dirigida con brío por un director capaz y muy resolutivo, trasciende sus defectos de forma impecable, dando paso a una película modélica, que pasa de un género a otro con facilidad y sin que apenas nos demos cuenta. 
La compañía, New Line, que por aquel entonces andaba contando los dólares recaudados por la tercera entrega de "Pesadilla en Elm Street", dirigida un año antes por Chuck Russell, pensaba que tenía otra franquicia en ciernes pero, como ya he dicho, la cosa salió rana, lamentablemente para todos. Años más tarde llegó a rodarse una secuela, directa a vídeo, de la que no comento nada porque, directamente, es una mierda pinchada en un palo. 
Gran trabajo interpretativo tanto de Michael Nouri, premiado en Sitges, así como de Kyle MaClachlan. La demostración evidente del talento de su director, posteriormente derivado hacia los meandros de la serie B menos apreciables, echando a perder su estilo de manera total y absoluta. Una pena, porque esta le quedó de puta madre. 
Aprovecho para saludar al colega Jacint Espuny (alma mater del Gore Festival de Amposta) por el haberme permitido conseguir una copia, en VHS, y en excelentes condiciones, de esta joya del todo única y memorable. 

viernes, 5 de diciembre de 2014

PESADILLA EN ELM STREET 2

Dentro de la franquicia de "Pesadilla en Elm Street", a esta segunda parte, le toca el papel de "rara avis", de punto y aparte. Es evidente que el gran éxito comercial de su precedente era motivo más que suficiente para poner en marcha una secuela, y Wes Craven fue tentado a repetir en la silla de director, así como a participar en la escritura del guión, pero toda vez que vio que estaban haciendo las cosas a su ritmo, sin apenas contar con las opiniones que él, al fin y al cabo inventor del concepto, podía aportar, el hecho es que decidió desentenderse del proyecto, que pasó a manos de otro director con fama de irregular, Jack Sholder. 
"Pesadilla en Elm Street 2" parte con un la ventaja de que sus responsables pretendieron, de forma clara, apartarse muy mucho de la primera entrega, intentando mantener las líneas maestras de su precedente, pero aportando una serie de elementos diferenciadores. En este caso, Freddy Krueguer se nos muestra mucho más siniestro, más contundente en sus intervenciones, no es el "payasete" que acabará por ser a partir de la tercera parte. Pero el guión de David Chaskin proporciona otros elementos dignos de interés.
El principal elemento radica en el personaje central del filme, un muchacho adolescente que, por su forma de comportarse, de actuar, aún no tiene definida del todo su verdadera identidad sexual. Si bien se siente atraído por la típica "niña guapa y bien del insti", hay algo que Sholder deja entrever cuando éste se encuentra con su compañero en el equipo de béisbol, o en sus encuentros con el entrenador, que acabarán en un club gay, que digamos que deja bastante claro el asunto a ojos vista. 
El otro aspecto radica en que la naturaleza de Freddy Krueger como "asesino onírico· queda aquí del todo aparcada. Freddy quiere hacerse de carne y hueso, con el fin  de seguir con sus tropelías, y se sirve del cuerpo del protagonista con el fin de hacerlo realidad. Esta circunstancia fue la que dejó a los fans más descolocados, lo que unido a la ya comentada relectura sexual propició que el filme no acabase de funcionar bien en taquilla. No fue un fracaso, pero a ojos de la New Line era necesario tomar cartas en el asunto para evitar que la gallina de los huevos de oro se muriese antes de tiempo. La tercera entrega vino a significar un punto de reinicio, un primer reset sobre el cual se edificaría el verdadero alcance de la franquicia. 
Como suele ocurrir, el paso del tiempo ha propiciado que la película haya encontrado su lugar dentro de la saga y del género. En su día fue una película quizá en exceso osada, que poponía elementos que se apartaban demasiado de lo que ofrecía una saga de las características de Elm Street. Sholder proporcionó un filme de horror profundamente intenso, beneficiado por la excelente labor fotográfica de Jacques Haitkin, que repetía trabajo tras su sensacional propuesta para la primera parte. En el apartado interpretativo merece antención el trabajo del protagonista, Mark Patton, como el sufrido adolescente (atención a la escena del baile o a su curiosa forma de gritar, elementos que pretenden dejar clara su verdadera identidad sexual, aunque él no lo acabe de asumir ante la mujer que ama o el resto de personajes), así como de todo un asiduo del cine de serie B Clu Gulager, como su padre, cuyas aparaciones pretenden ser una paráfrasis del tipo de progenitores yanquis que no acaban de entender a la juventud, considerándolo todo producto de las drogas. 
"Pesadilla en Elm Street 2" queda como una propuesta contracorriente en su época, que se aparta de los cauces habituales sobre los cuales se bifurcaba el género de terror en los ochenta. Su pecado fue pretender salirse por la tangente proporcionando un filme que se salía de la norma. Con la tercera entrega, New Line borró de un plumazo sus planteamientos, logrando la cima del éxito masivo. Pero, como suele pasar, lo que ganó la saga de respuesta comercial lo perdió en originalidad y chispa creativa, convirtiéndose en una franquicia más, como tantas otras que hubieron por aquellos años.   
  

martes, 2 de diciembre de 2014

SEMILLA NEGRA

La pequeña localidad de Comet Valley está siendo invadida, tras las sombras, por una raza extraterrestre, que poco a poco va haciéndose con el control de los seres humanos, que sustituyen por copias exactas carentes de cualquier tipo de emoción. Un geólogo que se halla por la zona, en la que vivió de niño, se convierte en el único valedor de una adolescente que ha logrado captar a los invasores con su cámara de vídeo. Junto a la madre de la joven, el protagonista deberá jugarse el todo por el todo en una estrategia casi suicida...
Charles Band produce, a través de su Full Moon Entertainment, esta especie de cruce barato entre "La invasión de los ladrones de cuerpos" (1954/Don Siegel) y "Critters" (1986/Stephen Herek) rodada por uno de sus directores "de cabecera", Peter Manoogian, quien junto a Stuart Gordon o Ted Nicolaou ya estuvo presente en los años dorados de la Empire Productions. Con el hundimiento de la Empire, Band resucitó mediante el sello Full Moon, que se centraba en la distribución directa a videoclubes. De este modo repescó "Robot jox" (1990/Suart Gordon), película que quedó "congelada" tras la suspensión de pagos de la Empire y se lanzó a producir filmes tan gratos como "La venganza de los muñecos" (1989/David Schmoeller) o "Subespecies" (1991/Ted Nicolaou). Eran años de expansión, en los cuales el productor se benefició de un acuerdo con la Paramount para asegurarse una distribución masiva en los videoclubes de barrio. Más tarde, en la segunda mitad de los noventa, las cosas tomarían un rumbo del todo diferente con la marcha de la Paramount, pero eso es otra historia...
"Semilla negra" es, digámoslo ya, una cinta francamente mala, que no posee relieve alguno, a no ser unos efectos especiales simplones pero efectivos y algún que otro momento de suspense. El hecho es que Manoogian se tomó el encargo con evidente desinterés, dirigiendo, más mal que bien, a unos intérpretes que deambulan en la pantalla sin convicción alguna. 
El resultado es, pues, un subproducto pobretón, casi indigente, a nivel creativo, que deriva con muy mala gana su condición explotativa de los dos títulos ya referenciados, pero con muy escasa fortuna. Si por aquellos años la Full Moon podía destacar por poner en marcha producciones baratas pero simpáticas, "Semilla negra" es todo lo contrario, una cinta muy antipática, manufacturada con evidente desinterés, en la que su director de despreocupa de casi todo, hasta de ocultar los cables de los bichos de látex, que cantan la Traviata con evidente sorpresa del aficionado más dispuesto. 
Manoogian, todo un manzas cuando se lo proponía, y que aquí se cubre de "gloria", repetiría su (inane) discurso visual en "Juguetes asesinos" (1992) que, sorpresivamente, sí funcionaría lo bastante bien como para que Band financiara una cuantas secuelas  con las que ir construyendo su nueva compañía. Mientras, de "Semilla negra" bien pocos se acuerdan hoy en día. 
Y cuando la vean no les extrañe que así fuera... 
Del reparto destacar los rostros de Andrea Roth o Dane Witherspoon, que se han dejado ver básicamente en la pequeña pantalla.