viernes, 31 de octubre de 2014

ESPECIAL HALLOWEEN: LA NOCHE DE LOS MUERTOS VIVIENTES

Como resultados de unas supuestas pruebas atómicas que han salido mal, se produce una extraña mutación que provoca que los muertos regresen a la vida con hambre. La situación ha derivado en una auténtica crisis, que lleva a las autoridades a actuar por encima de la Ley y a los supervivientes a resistir los embates de los vueltos a la vida, que deambulan por calles y carreteras propagando el mal. Un grupo de estos supervivientes, quedan aislados y rodeados por un buen número de zombies; Ben, un hombre afroamericano, se erigirá, a su pesar en líder del grupo, aunque no todos estén de acuerdo con una decisión que Ben tampoco deseaba asumir, pero que deberá aceptar pues la situación se complica cada vez más. Acorralados, la tensión irá en aumento...
Entrando en el terreno de las especulaciones, puede afirmarse que las cosas hubieran sido muy distintas si, como estaba planeado inicialmente, George A. Romero y su socio y coguionista, John Russo, hubieran logrado el dinero suficiente como para alquilar los caballos que necesitaban para rodar un "western". Dado que no lograron reunir los fondos necesarios, los dos amigos tuvieron que plegar velas y hacer una cinta de terror y ciencia ficción, al estilo de los tebeos de la EC que ambos devoraron cuando eran niños, a finales de los cuarenta y primeros cincuenta, antes de que las hordas fundamentalistas y "políticamente correctas" los prohibieran. 
De este modo durgió "La noche de los muertos vivientes" (1968), un proyecto nacido de la mano de un grupo de socios capitalistas, que se conocían de colaborar en una firma publicitaria de Pittsburgh. Su único afán era el de hacer una película, por el simple placer de hacerla pero, eso sí, hacerla bien, como Dios manda. Viendo que la cosa les había salido medio decente, o decente del todo, buscaron distribuidor. El problema radicaba en su desenlace, poco esperanzador. Desde la Columbia a la AIP, que mostraron abiertamente su interés en ella, se mostraron dispuestos a comprarla, siempre y cuando el final fuera rodado de nuevo, buscando un "final feliz" que Romero no veía por ningún lado. El director se mantuvo inflexible, el final no se cambió, y eso que ganamos todos los amantes del género. El problema vino del hecho de que el distribuidor que finalmente se hizo con los derechos de la cinta era un zoquete con escaso conocimiento del negocio, lo que sumado a diversos errores  de principiante de los implicados, provocó que lacinta quedara exenta de derechos de autor, convirtiéndose en dominio público, por lo que nadie ha podido aprovecharse nunca de los beneficios que haya podido dar la cinta a través de los años, que no deben ser una minucia.
Como consecuencia de este hecho, George A. Romero decidió convertir la historia en trilogía, mediante dos bien recomendables continuaciones, filmadas en 1979, "Zombi" y 1985, "El día de los muertos", respectivamente. John Russo, por su parte, siguió metido en el cine, aunque nunca logró realmente repetir los resultados de "La noche de los muertos vivientes". Lo que hizo fue novelar el guión original, con el que sacó algunos dólares, siempre bien recibidos, pero aparte de eso tuvo sus más y sus menos con Romero, especialmente a consecuencia del, por otro lado, nada desdeñable remake de 1990, dirigido por Tom Savini, pues no le tuvieron en cuenta a la hora de hacerlo y eso le mosqueó bastante. 
Sea por el cabreo que pilló, o porque es de suponer que también quería su parte del pastel, Russo se puso manos a la obra y en 1998 realizó una "edición treinta aniversario" del filme. Básicamente lo que hizo fue añadir unas pocas escenas nuevas, filmadas de forma bastante palurda por él mismamente, con actores de tercera, y sacarla al mercado como si fuera lo nunca visto. El resultado es una obra maestra a la que le sobran todos los añadidos de Russo, escenas infumables que pretendían "profundizar" en algo que francamente ya había quedado bien como estaba. El último atropello data de este año, 2014, cuando se dio el visto bueno a una versión coloreada de la cinta de la que me guardo la opinión...
En su momento, "La noche de los muertos vivientes" supuso un cambio de rumbo del género de terror, que quedaría corroborado posteriormente con títulos como "La última casa a la izquierda" (1972/Wes Craven) y "La matanza de Texas" (1974/Tobe Hooper). Los tiempos del terror gótico anglosaxón, del vampiro, del hombre lobo, del clásico ambiente de niebla e inquietud, quedaron sepultados por la realidad del caos, de la destrucción y la desconfianza del ser humano para con sus semejantes. La guerra de Vietnam, la lucha por los derechos civiles de la gente de color, el asesinato de los hermanos Kennedy o Martin Luther King habían dejado a la sociedad estadounidense demasiado afectada como para que los monstruos de antaño pudieran ser la respuesta a su estado de shock. 
Romero, por su parte, intentó en primera instancia apartarse del género, por el habitaul miedo a encasillarse. Pero viendo que sus propuestas fuera del cine de terror quedaban olvidadas, cuando no eran despreciadas, no tuvo más remedio que rendirse a la evidencia de que su camino era erigirse en uno de los puntos clave del género en los setenta y ochenta, aunque su carrera siempre ha sido amiga de los altibajos, al igual que alguno de sus colegas, que siempre han ido un tanto a salto de mata. 
Pero "La noche de los muertos vivientes" queda ahí, con su blanco y negro, con su amateurismo bien entendido y mejor aplicado, como título clave del cambio de guardia que el devenir de los tiempos, en cuanto a cine de terror, iban a producirse a partir de entonces. 
Por último, en España, se estrenó en las recién nacidas salas de "arte y ensayo", en versión original subtitulada, erigiéndose en la reina de este tipo de sesiones. Posteriormente, en su explotación en VHS, la película se la quedó Video Colección, sello perteneciente al entorno de Planeta, y que fue una de las empresas pioneras en la venta directa de videos domésticos. En DVD la cosa se disparó de forma definitiva, mediante un torrente de ediciones poco menos que piratas, que eran fácilmente localizables en quioscos y estancos...Posteriormente el sello Tribanda puso orden editando la que puede considerarse edición definitiva, que remasterizó el original como mandan los cánones y la sacó al mercado junto a un muy interesante documental, pero Crest editó de nuevo una copia de la cinta con sus entrañables imperfecciones de imagen. En Blu Ray creo que también está disponible una edición bastante decente, así como la nueva versión coloreada, de la que cerraré un tupido velo por razones de responsabilidad. 

jueves, 30 de octubre de 2014

LA MONJA POSEÍDA

Un escritor (Richard Widmark) especializado en temas esótericos y misteriosos se ve metido en un berenjenal de padre y muy señor mío, que vincula a una secta de satanistas con el nacimiento del anticristo. Un sacerdote (Christopher Lee) que no es que destaque por ser muy católico y una monja (Nastassja Kinski), más bien novicia, con un "secreto" relacionado con las intenciones de la secta completan el cuadro...
"La monja poseída" (1976) tiene el triste, muy triste y lamentable, "honor" de ser la última cinta de terror producida por la Hammer Films. En aquellos momentos la compañía ya no andaba lo que se dice muy boyante que digamos. El estrepitoso fracaso comercial de la, por otra parte, excepcional "Frankenstein y el monstruo del Infierno" (1974/Terence Fisher) dejaba claro que los días del terror gótico, de ambientes sórdidos y decimonónicos habían tocado a su fin. Títulos como "La matanza de Texas" (1974/Tobe Hooper) y "El exorcista" (1973/William Friedkin) eran lo que demandaban las plateas de buena parte del mundo civilizado, y la Hammer, decidida a quemar sus naves, se lanzó a hacer una película que estuviera acorde con los modos y formas de hacer cine de terror. El problema es que erraron el tiro pero de forma total y absoluta. Un fiasco en toda regla que marcó el principio del fin de la compañía. 
En esencia, "La monja poseída" partía con unas cartas que parecían dar lugar a una carta ganadora; el filme se basaba en una novela original de Dennis Wheatley, que por aquellos años era un reputado especilista en "best sellers" de tema terrorífico-esóterico, aunque a nivel crítico no contaba con demasiadas simpatías. Wheatley era amigo personal de Christopher Lee, circunstancia que permitió que el actor, antaño mascarón de proa de la empresa, volviera a la cuna de su carrera como actor tras algunos años alejado, como consecuencia de su reticencia a repetir el rol de Drácula en películas cada vez menos interesantes, que le habían llevado a alejarse de lo que él siempre consideró su casa. En virtud de un acuerdo de coproducción con Alemania, éstos demandaron la presencia de algún actor americano de cierto fuste, siendo elegido Richard Widmark, que por aquellos días vivía un evidente declive, lejanos los días en que encabezaba los repartos de películas inolvidables de Hollywood. Widmark destacó por unas muy exageradas demandas de estrellona malcriada, que pusieron las cosas muy difíciles al equipo de producción y al resto de compañeros de reparto, entre los cuales destacaba una joven muchacha que, a posteriori, tendría una carrera jalonada por algunos grandes éxitos, me refiero a la bella Nastassja Kinski.
Pero el hecho es que "La monja poseída" no deja de ser una película escasamente inspirada, visualmente gris y poco creativa, que más bien parece un telefilme del montón. Peter Sykes, director de la cinta, era otro de esos directores que, procedentes de la caja tonta, fueron contratados por la Hammer con el fin de modernizar el estilo de la compañía, aunque más bien lo que hicieron fue desvirtuarla por completo. Otros, como Peter Sasdy, dentro de sus limitaciones, destacaron por ser medianamente creativos en su trabajo, pero ni Alan Gibson ni Peter Sykes* pasaron nunca el corte de ser realizadores que despachaban su trabajo con el estilo impersonal del funcionario asalariado de turno.
El caso es que "La monja poseída" fue otro fiasco gordo, que dejó a la empresa en una situación financiera bastante delicada, más de la que ya estaba antes de poner en marcha el proyecto. Tras este nuevo tropiezo, la Hammer pretendió resarcirse con un (muy) innecesario remake de "Alarma en el expreso" (1979), con una guapísima Cybill Shepperd, pero ni por ésas. Posteriormente, reconvirtió su estilo adaptándolo a la televisión, mediante dos series de cierto nivel, pero digamos que los tiempos estaban cambiados del todo y, pese a sus hallazgos, el estilo Hammer era ya cosa del pasado. Un pasado glorioso, del que da entusiasmo al verlo en retrospectiva, por lo mucho que significó para el género en los años sesenta y primeros setenta...  



* A pesar de ello, Sykes tiene en su haber la curiosa "Demons of the mind" (1972), cinta no estrenada en España a consecuencia de su temática, un incesto en el seno de una decadente familia de la alta sociedad de mediados del siglo XIX, que provocó las iras de la censura franquista. Universal la recuperó en DVD en 2009, aunque doblada al español neutro, por lo que es muy recomendable (por no decir preferible) su visionado en versión original subtitulada.

EL TERROR EN LA LITERATURA

"El terror en la literatura" es el título con el que la editorial Blacklist lanzó, en 2010, el ensayo escrito por H.P. Lovecraft, y que queda como su trabajo de "estudio", en el que analizaba la literatura de horror escrita desde la novela gótica de finales del XVIII y primeros del XIX, centrando su interés en aquellos autores que él consideraba imprescindibles, como su venerado Edgar Allan Poe, pasando por Nathaniel Hawthorne o, ya entrando a finales del XIX e inicios del XX, Ambrose Bierce. Con el nuevo siglo, Lovecraft pasa revista a autores del nivel de Arthur Machen, Lord Dunsany o M.R, James.
Se trata de un trabajo de encargo, que Lovecraft escribió para una revista de aficionados "The recluse"; el autor de "En las montañas de la locura" lo escribió entre finales de 1925 y mediados de 1927. Así pues, lo hizo por el mero placer de hacerlo, sin recibir dinero alguno por el resultado final, que posteriormente, en 1934, revisó el texto, aunque no llegó a ver su posterior reedición, pues fallecería en 1937 con tan sólo 47 años de edad.
Como ya he dicho en alguna que otra ocasión, Lovecraft nunca gozó en vida de fama ni de consideración como escritor. Buena parte de su posterior reivindicación se debe a su amigo y también escritor August Derleth, quien asumiría la labor de recuperar la ficción lovecraftiana, que a mediados de los años cuarenta empieza a ser apreciada por los amantes del género del terror y la ciencia ficción, obteniendo la debida reconsideración de público y crítica. Como siempre, más vale tarde que nunca.
En castellano, existen varias ediciones de este libro; la más completa es sin duda la de Valdemar, en un voluminoso libro que es la edición definitiva de este ensayo. Es una edición estupenda, con completas anotaciones y un completo estudio preliminar del especialista Juan Antonio Molina Foix, pero al ser editada en su colección Gótica, digamos que suprecio no está al alcance de todos los bolsillos. Alianza Editorial la ha editado asiduamente en su colección de bolsillo, siempre imprescindible, pero creo que ahora lleva tiempo sin recuperarla, por lo que es de esperar que algún día se animen a ello. La edición de Blacklist es, pues, la más fácil de localizar y la más asequible, aunque hay que lamentar que no conservaran el título original "El horror sobrenatural en la literatura", optando por un "El terror en la literatura", supongo que por cuestiones comerciales, que le quitan poesía al conjunto. Dejando de lado este aspecto, se trata de una obra fácilmente leíble, además de disfrutable, que permite conocer la gestación y progresivo avance del género de horror literario de la mano de un autor que no desentonaría para nada junto a los autores que nombra, pues él también hizo mucho por remodelar el horror y dotarlo de unos mecanismos modernos que hoy, por hoy, aún siguen del todo vigentes.

martes, 28 de octubre de 2014

DICCIONARIO DE DIRECTORES DEL WESTERN

No es que sea un entusiasta del género, pero hay que aplaudir la existencia de un volumen de las características del aquí comentado, "Diccionario de directores del Western", escrito por Vicente Del Castillo y editado por los habituales de T&B Editores.
Se trata de un diccionario donde se reseñan la práctica totalidad de directores que, desde los inicios del cine, allá por el 1895, hasta bien entrados los años setenta, dirigieron películas del Oeste. Tanto da que sean realizadores que tocaron el género de forma más o menos habitual, caso de John Ford, Delmer Daves o Bud Boetticher, como lo hicieran de un modo tangencial, caso de Otto Preminger, que solamente llegó a filmar uno a lo largo de su carrera. En este libro todo cabe, desde un humilde destajista de la serie B y del serial, caso de un Sam Newfeld, pasando por currantes como Ray Taylor o Robert N. Bradbury, cuya labor ha quedado un tanto oscurecida pero que ejercieron un papel necesario a la hora de que el género sobreviviera en la década de los treinta, aunque fuera a costa de ser segundo plato en las sesiones de programa doble. Algo similar sucedería en los setenta, cuando Burt Kennedy o el recientemente fallecido Andrew V. McLaglen (realizador éste del que algún día les hablaré más largo y tendido, especialmente de sus incursiones dentro del cine de acción...) mantuvieron abierta la senda del "western", aún cuando fuera en producciones televisivas de gran alcance o en filmes en los cuales un ya avejentado John Wayne se erigía en último bastión de la América Auténtica...  
"Diccionario de directores del Western" es un libro que, para los amantes del género puede servirles de gran ayuda, por cuanto podrán tener en sus manos una herramienta de primera mano con la que identificar películas, localizarlas y disfrutarlas. Algunos de estos títulos, en ocasiones los más desconocidos, suelen ser recuperados en canales como 13TV, canal ideológicamente detestable pero que reserva, en ocasiones, sorpresas agradables en su ciclo de westerns, que emite de Lunes a Viernes a eso de las siete menos cuarto de la tarde. 
Un punto en contra del libro es que no dedica prácticamente espacio alguno al Western elaborado en territorio europeo. Quizá ello hubiera significado dedicar mayor espacio y hacer que el libro encareciera su precio, o también puede que la idea fuera el hacer un segundo volumen, pero el caso es que resulta hasta cierto punto indignante el nivel de desprecio que sigue arrastrando el mal llamado "spaguetti western". Cierto es que algunos de sus frutos, a nivel cualitativo, eran denigrantes, pero es indudable que realizadores como Sergio Leone, Sergio Corbucci y hasta GianFranco Parolini merecían tener un hueco. 
En cualquier caso es una propuesta interesante que, insisto, satisfará los intereses del buen aficionado al cine del Oeste del de toda la vida, del cien por cien con sabor americano. De serie A o serie B pero netamente rodado en territorio original. Para el resto, pues entretenido de leer y muy informativo.

lunes, 27 de octubre de 2014

200 RESEÑAS 200: LA LEYENDA DE LA MANSIÓN DEL INFIERNO

Un rico hombre de negocios, Rolf Randolph Deutsch, está decidido a saber la verdad sobre la infame casa Belasco, una enorme mansión propiedad de un hombre también de elevada posición social, Belasco, quien era conocido por su comportamiento, que en muchas ocasiones rayaba en la crueldad y el sadismo más extremo. Fallecido en extrañas circunstancias, aunque nunca se halló su cadáver, un tiempo después, en 1953 de su fallecimiento se organizó una expedición con el objetivo de esclarecer lo sucedido y hallar el cadáver del difunto propietario de la casa, pero la cosa empezó mal y terminó peor. De todos los componentes de la misión, solamente logró salir indemne uno, un médium, aunque tuvo que permanecer un tiempo bajo tratamiento psiquiátrico, dado lo traumático de lo vivido en el interior de aquella casa maldita. Pasados veinte años, Deutsch cree que es el momento de saber la verdade de manera definitiva, por lo que financia otra nueva expedición, con el fin de llegar a una conclusión clara de los sucedido. Los cuatro miembros del grupo, entre los cuales se halla el médium superviviente de la primera misión, volverán a ser testigos de lo que es capaz de hacer Belasco desde el Otro Lado. Saber la Verdad va a costarles muy, pero que muy caro...
Basada en una novela de Richard Matheson, que el propio autor adaptó al formato de guión, "La leyenda de la mansión del Infierno" (1973) es una de las grandes obras maestras del cine de terror hechas en los años setenta, además de ser la película más representativa de su director, el británico John Hough, un realizador de trayectoria sumamente irregular, que despuntó en el seno de la Hammer Films con "Drácula y las mellizas" ( 1971), aunque en ella no apareciese Drácula ni por casualidad, o en la muy reivindicable "Succubus" (1980), producción canadiense que, a pesar de un guión que no acababa de hilar fino todas sus posibilidades, Hough salvó mediante un estilo donde la sobriedad y el buen uso de los golpes de efecto se dan la mano con precisión y sin problema alguno...
Producida por el estadounidense James H. Nicholson, que hasta aquel entonces había sido uno de los dirigentes de la American International Pictures, junto a Sam Arkoff,  "La leyenda de la mansión del Infierno" significó al mismo tiempo su canto del cisne como productor independiente, pues moriría poco después de estrenada la cinta, como consecuencia de un cáncer. El filme se rodó en tierras británicas, con actores que generalmente solían ejercer funciones de secundarios pero que en este caso tuvieron la oportunidad de hacerse valer como protagonistas absolutos. Clive Revill, Roddy McDowall, Pamela Franklin y Gayle Hunnicutt se bastan y se sobran para dotar de verosimilitud esta historia de casas encantadas que su autor hizo como consecuencia de su plena devoción a la novela "The haunting", de Shirley Jackson, y que Robert Wise convirtió en otra pieza obligada dentro del subgénero, en 1963. Tanto las novelas como las películas pueden verse como versiones contrapuestas de un mismo tema, de un mismo punto de partida, pero si en el caso de Jackson/Wise es la casa la que en gran medida domina a los protagonistas, en el de Matheson/Hough lo que predominan son los personajes, de cómo sus reacciones ante algo que no acaban de entender hacen que sus acciones determinen la tragedia que les sobrevendrá, aún cuando uno de ellos, que logró sobrevivir anteriormente a la casa, está seguro de que Belasco volverá a hacer de las suyas, matándolos a todos. Los ciclos, como siempre, se repiten, y el médium deberá vencer a sus miedos con el fin de esclarecer la verdad sobre Belasco, pero no por una recompensa económica, sino para salir con vida, por segunda vez, del desastre. 
A la hora de adaptar la novela al cine, Matheson llevó a cabo algunos ajustes, especialmente vinculados al personaje encarnado por Gayle Hunnicutt. Si en la novela es un mujer de mediana edad, no demasiado atractiva, que vive además dominada por múltiples traumas psicológicos y sexuales, en el filme, bajo los rasgos de la bella Hunnicutt, pierde un tanto la intencionalidad, convirtiéndose en mera víctima propiciatoria de los manejos del fantasma de Belasco. No es que el cambio sea malo, pero el conflicto de este personaje da mayor nivel dramático en la novela, quedando en la película como un mero reclamo para que la actriz pueda mostrar, aunque sea de forma entrevista, todo su esplendor físico. 

Cubierta de la edición de 2011 de la novela de Richard Matheson, por parte de Editorial Minotauro. Posteriormente la novela saldría en edición de bolsillo, siendo fácilmente localizable en librerías que se precien de serlo o en bibliotecas. Se trata de una de las grandes obras de su autor, junto a la magistral "Soy leyenda", que también ha sido llevada a la pantalla en tres ocasiones, con resultados tan diversos como poco vinculados con la novela que les sirvió de base...
El malogrado, y entrañable, Roddy McDowall da muestras de su indiscutible mano maestra como intérprete. Con este filme, el actor logró uno de sus mayores triunfos profesionales, que le situarían como un actor "de culto" dentro del género, situación que le permitiría vivir una segunda juventud como actor, que se vería rematada posteriormente, ya en los ochenta, con la también genial "Noche de miedo" (1985/Tom Holland), filme en la que da otro recital. 
 "La leyenda de la mansión del Infierno"  es pues, un filme basado en la reacción de los intérpretes, todos ellos excelentes, que asumen sus papeles desde una perspectiva dramática del todo creíble. Quizá su estética, excesivamente setentera, pueda jugar en su contra, pero es ésta una película que ejemplifica que sin necesidad de cargar las tintas, de abusar de la sangre e higadillos, se puede crear inquietud, miedo en el espectador. Su desenlace, seco, directo a la yugular, deja al espectador sin apenas espacio para sostenerse. Años más tarde, el holandés Jan DeBont realizaría una nueva versión de "The haunting" del todo olvidable, donde demostraba su absoluta incapacidad creativa para ir más allá de los dominios del efecto especial generado por ordenador. Hough, por su parte, realizó un filme de cámara, no ya por el buen uso que hace de ella, es que además estamos ante una película sencilla, narrativamente compleja pero que su director resuelve con indudable pulso de maestro. El material de base ya estaba negro sobre blanco; Hough simplemente emplazó la cámara y dispuso a los actores para dar lugar a una cinta absolutamente imprescindible. 
Pasados más de cuarenta años, por fortuna, su legado no ha sido manchado por un remake...Es raro pero espero que dure. 
Con esta reseña llegamos a las doscientas reseñas en "El ocioso impenitente"; ha sido un largo camino que no ha hecho más que empezar. Desde estas páginas agradezco la atención que me han prestado a lo largo de este tiempo, esperando no haberles aburrido más de lo necesario. Pese a la irregularidad, a los cambios de nombre, este blog intenta siempre mantenerse a flote. Con los ojos puestos en el próximo 31 de Octubre, cuando les hablaré de "La noche de los muertos vivientes" con motivo de la Festividad de Todos los Santos (Halloween para el resto) les envío un cordial saludo de este que les escribe. Muchas gracias y mucho cine y libros (y si cae algún cómic mejor que mejor). Hasta pronto ociosas y ociosos con clase...


Esta reseña está dedicada a SJV con cariño, y para que sepa que se la quiere y echa de menos. Los tiempos mejores suelen ser un tanto lentos en llegar, pero cuando llegan, hay que aprovecharlos, pues duran bien poco, lamentablemente. Pero llegan, tengamos Fe en ello por una vez...

domingo, 26 de octubre de 2014

MANIAC COP 3

El agente de policía Matt Cordell, tristemente conocido como el "policía maníaco", ha muerto tras ver cumplida su venganza sobre las personas que le llevaron a ser encerrado en prisión y morir de forma salvajemente. Pero si Cordell volvió a la vida dos veces bien puede haber una tercera, en este caso propiciada por un haitiano versado en técnicas de vudú, quien desea que Cordell intervenga en las calles, infestadas de delincuencia y corrupción. Lo que pasa es que Cordell va a su rollo, eliminando delincuentes y policías por igual...La cosa se complica todavía más cuando una antigua compañera de Cordell, la agente Sullivan, es herida gravemente en el transcurso del atraco de un supermercado que sale mal. Sullivan es acusada de haber actuado de forma fraudulenta como consecuencia de una grabación videográfica manipulada, y Cordell, que en el pasado mantuvo un asuntillo amoroso con la agente, decide asumir su particular modo de impartir justicia, además de exigir al haitiano que la convierta en su compañera. El detective McKinney se pone manos a la obra para acabar de una vez por todas con Cordell, al que siempre respetó en vida, pero que ahora es un verdadero demonio para las atribuladas calles de la gran ciudad.
Si hay una saga que respete, que considere redonda en ctodas y cada una de sus entregas, esa es sin duda alguna "Maniac cop". Iniciada en 1987, la película se basaba en un guión de Larry Cohen, uno de los "popes" de la serie B bien entendida, que cedió la dirección a William Lustig, responsable de la cinta de culto "Maniac" (1980). Por raro que pueda parecer, la segunda entrega, filmada en 1992, era aún mejor que su antecesora, revelándose como una estupenda cinta de acción con gotas de terror y "thriller" hecho con manos sabias y expertas. Sus buenos resultados comerciales, aún siendo filmada para su explotación directa a vídeo y canales de pago, hicieron que Lustig y Cohen reincidieran en una tercera parte, rodada casi consecutivamente, que si bien se vio afectada por una serie de problemas de postproducción, derivados del tira y afloja entre director-guionista (y productor) con el resto de productores de la cinta, no acabó afectando al resultado final, a todas luces vibrante y filmado con el nervio y precisión habituales en Lustig.
El hecho es que este "Maniac cop 3" se estrenó dando a entender que Lustig no había filmado por completo el filme. La situación se hizo tan complicada que Lustig y Cohen abandonaron el rodaje cuando faltaban pocos días para finalizarlo, y uno de los productores asociados, Joel Soisson, asumió lo que faltaba por filmar, pretendiendo luego ganarse galones y presentándose como el responsable final de la cinta, cuando lo cierto es que el material que filmó Soisson no llega al mínimo digno de considerarse. Así pues, este  "Maniac cop 3" es cien por cien William Lustig, con soberbias secuencias de acciónn rodadas con pulso y fibra de quien sabe lo que se hace, dando lugar a un desenlace de los que hacen época, con una escena final que se quedará grabada en la retina del aficionado por cuanto resume los modos y formas de su realizador a la hora de afrontar el cine de género. Con un genial Robert Davi bordando su papel de detective de la policía salido de una novela de Spillane, esta película se erige en la piedra de toque de un estilo, de una estética, que luego directores como Tarantino han pretendido hacer suyas, cuando un realizador sin tantas pretensiones, ni tantas ínfulas, ya lo hizo antes con menos dinero y, además, le quedó mucho mejor. De las que uno vería una y mil veces sin cansarse.

miércoles, 22 de octubre de 2014

EL PRECIO DE LA GLORIA

Francia, 1918...El capitán Flagg tiene a su cargo a la que es considerada peor compañía de marines de las destacadas en el frente. A pesar de pretender dar una imagen de seriedad y correción, lo cierto es que Flagg tampoco es que sea un modelo de comportamiento para sus subordinados, los cuales cada día se hallan más superados por la dureza de los combates y las refriegas en las trincheras y los campos minados. La llegada del nuevo sargento al destacamento no ayuda, precisamente, a hacer que la situación mejore. Más bien lo que hace es empeorarla. El sargento Quirt y Flagg llevan años respetándose, pero también enfrentados por vaya uno a saber qué historias del pasado. La presencia de la bella hija del tabernero, a la que Flagg se beneficia sin mayores dificultades, hará que la relación derive en un curioso triángulo sentimental, que la guerra acabará por sellar definitivamente...
Es de dominio público que John Ford (1895-1973) fue un personaje marcado por ciertas contradicciones internas que, con el paso del tiempo, se fueron agudizando. Por otro lado se sabe que Ford tenía un gran amor por la vida castrense, no en vano intentó seguir la carrera militar, aunque algunos biógrafos discrepan sobre las razones que le impulsaron a no seguirla. Unos dicen que sí llegó a ser cadete, pero fue expulsado como consecuencia de estar implicado en una trifulca; otros indican que sus problemas tuvieron mucho que ver con ello. Otra aspecto personal es su ideología; en su juventud estuvo muy vinculado a ideas liberales, encuadrables con el Partido Demócrata, pero tras la Segunda Guerra Mundial pasó a ir derechizando su postura, como consecuencia de su amistad, durante su periodo de colaboración con el Pentágono, con diversos altos cargos de reonocida filiciación casi se diría que filonazi, que ejercieron una muy poderosa influencia en el director de "La diligencia" (1939). A pesar de ello, durante la tristemente célebre "caza de brujas" del senador McCarthy, a primeros de los cincuenta, Ford ejercería de vórtice entre los sectores más reaccionarios del Sindicato de Directores y los más liberales, aunque fueron actos aislados, pues en líenas generales siempre se encuadró con los primeros.
"El precio de la gloria" (1952) pertenece a una etapa un tanto turbulenta en la actividad profesional de su director. Ford andaba un tanto errático tras el rodaje de su muy personal "El hombre tranquilo" (1952), un proyecto personal por el que había luchado prácticamente durante casi veinte años. "El precio de la gloria", al igual que ocurre con la posterior "Mogambo" (1953) eran todo lo contrario, eran propuestas realizadas por los estudios, sendos remakes a todo color de viejos éxitos en blanco y negro, el primero de los años de cine mudo y el otro de principios de los años treinta. 
Así pues, John Ford se limitó a cubrir el expediente, a ganarse las habicuelas con un encargo al que no le unían mayores intereses que su enclave en un ambiente bélico, de camaradería, de irlandeses rebeldes pero plenamente comprometidos con su labor hacia con la patria. En cierta medida eso es lo que cuenta este filme, es una historia de dos hombres que, enfrentados por una mujer, acabarán por dejar de lado tanto a ella como a sus diferencias con el fin de ir al campo de batalla, aún a sabiendas de que quizá nunca volverán a verla. 
La película en sí, tiene bastantes altibajos; por un lado se pretende hacer una crítica sobre los modos y formas de dirigir a las tropas por parte del alto mando, que los trata como si fueran meras fichas de una gran partida de ajedrez que se juega muy lejos de sus puestos, cómodos y tranquilos, situados en la retaguardia. Flagg debe hacerse cargo de una complicada misión de captura de un jefe militar enemigo, en el transcurso de la cual pierde a dos hombres y, finalmente, al propio prosionero. Cuando se abre la posibilidad de realizar de nuevo la misión y salir del lugar a toda prisa, el alto mando cambia las órdenes, exigiendo a Flagg que conduzca a sus tropas hacia una posición cuando saben perfectamente lo agotados que están. En ese instante, un soldado malherido (Craig Hill, actor que años más tarde hizo multitud de "spaghetti westerns" por Almería, además de casarse con nuestra Teresa Gimpera) realiza un duro discurso contra la guerra y los dramas que provoca. Todos le escuchan aterrorizados, con los rostros demacrados, pero el hecho es que poco más tarde marchan todos hacia el frente. 
Así pues el principal problema de un filme como "El precio de la gloria" estriba en que su planteamiento argumental, hacer una crítica sobre la estupidez de la guerra, choca frontalmente con los intereses de un director que siempre se mantuvo fiel a su visión de la vida castrense como una comunidad unida y entregada a la causa. Una circunstancia en la que Ford incidiría tres años más tarde en "Cuna de héroes", biografía de un reputado instructor de la academia militar de West Point y que su director adorna en su parte final con un claro mensaje de promoción de dicho centro castrense. Aquí, lo que hace Ford es finiquitar el drama con el escudo de los marines en primer plano y el himno a toda pastilla. La historia de amistad, de amor y respeto queda pues sepultada por el patriotismo y el toque de trompeta... 

martes, 21 de octubre de 2014

PASAJE AL INFIERNO

Cuatro estudiantes universitarios, dos chicas y dos chicos, aceptan ganarse unos dinerillos adecentando una casa de campo algo abandonada, cuyos propietarios andan interesados en vender. La situación es propicia para, de paso, montarse una buena juerga, pero la cosa toma un cáriz inesperado cuando descubren que no son los únicos inquilinos de la casa. Antaño, hace ya casi tres siglos, vivió una bruja especialmente cabrona, que no está dispuesta a que los jovenzuelos se dediquen a divertirse a su costa. Tras sufrir diversas tropelías, los jóvenes convencen al Profesor Lamont para que les ayude a terminar con el dominio diabólico. Pero será peor el remedio que la enfermedad...
El incombustible Roger Corman ejerce funciones de productor ejecutivo de este "directo a DVD" tan modesto como poco destacable, a no ser por la presencia de ese gran actor que fué Roy Scheider (1932-2008) que ofrece unos niveles de interpretación y dignidad a la que no llegan el resto de sus compañeros de reparto ni por asomo. 
"Pasaje al infierno" (2000) es, en esencia, una especie de relectura de "Posesión infernal" pero, según confesión propia del responsable del filme, Michael B. Druxman, hecha "en serio". Viendo el resultado final cabe preguntarse qué es lo que Druxman entiende por hacer una película de terror seria, pues este "Pasaje al infierno" es una comedia involuntaria, que es lo peor que puede ocurrirle a un filme de terror o del género que sea. 
Por otra parte, el viejo zorro Corman, conocido por su tacañería, tampoco es que se estirara aquí mucho. Los efectos de maquillaje, los efectos especiales...el conjunto despide un aire a "todo a cien" que puede mover a la simpatía en algunos momentos, especialmente en el tramo final, digno de una fiesta de Halloween cutre, pero que acaba dejando claro el poco respeto que Druxman tiene hacia el espectador y el género que toca. No es de extrañar pues que estemos ante otro ejemplo de director cuya filmografía queda circunscrita a este filme y a una producción de tintes sociales, "Genesis", filmada en el ya lejano 1964. El resto de su carrera lo ha dedicado a la actividad como periodista cinematográfico y a escribir guiones para Roger Corman, del que según parece es muy colega. En este punto es cuando todo parece tener cierto sentido. Eso sí, "Pasaje al infierno" no tiene perdón de Dios, por mucho Corman que invirtiera (poca muy poca) pasta en este artefacto filmado en tierras irlandesas para, lo habrán adivinado, ahorrarse dinerillo. Este Corman es un puñetero...
Dejémoslo en tacaño.

EL CUARTO PISO

Jane es una mujer joven e independiente que acaba de salir de una relación sumamente complicada con Greg, un compañero de trabajo algo mayor que ella y que la ha controlado en exceso. Dedicida a recuperar su libertad, Jane decide mudarse al piso que hasta hace bien poco ocupó su tía ya fallecida. El apartamento, a primera vista, es un sueño hecho realidad, pero una de sus vecinas, Martha, la pone sobre aviso con respecto a algunos de los otros ocupantes del edificio. A partir de ese momento la idílica existencia de Jane se irá convirtiendo en una pesadilla. Primero serán ruidos, progresivamente convertidos en situaciones cada vez más molestas y rocambolescas...
Un punto de partida argumental ciertamente prometedor, obra del propio director de la cinta, el debutante Josh Kausner, que va progresivamente diluyéndose como consecuencia de una apuesta por el lugar común y el cliché más evidente, hasta llegar a un desenlace del todo absurdo y tontorrón que, para colmo de males, es de un tono conservador que es de los que provoca vergüenza ajena. De no haber apostado por un giro de guión tan imbécil quizá la cosa sería hasta digna, pero el hecho es que la apuesta de Kausner era arriesgada, perdiendo por goleada. 
Una pena, pues "El cuarto piso" (1999) es un filme que partía con unos elementos de base muy interesantes, que la labor de los intérpretes, Juliette Lewis y el siempre excelente William Hurt, arropan con profesionalidad. A ellos les acompañan Shelley Duvall, secundaria de fuste,  y Tobin Bell, actor de tenebroso aspecto que luego ganaría notoriedad al interpretar al tremebundo Jigsaw de la saga "Saw" en las siete (SIETE) que conforman la sanguinolenta franquicia creada por James Wan y Leigh Wannell. 
El director, además de guionista, Josh Kausner realizó aquí la que es su, hasta el momento, primera y última incursión como director de cine. En su faceta de guionista ha trabajado en varias entregas de la saga "Shreck", así como ejercido de asistente de los hermanos Farrelly en algunas de sus más reconocidas comedias, desde la celebérrima "Algo pasa con Mary" (1998), pasando por "Vaya par de idiotas" (1998) o "Amor ciego" (2001). 

lunes, 20 de octubre de 2014

GALÁCTICA (LA PELÍCULA)

Tal y como expliqué a la hora de hablar de aquella especie de "artefacto visual" que era "Phantasma II" (1979/Tobe Hooper) y que no era más que un condensado hecho por un manazas con muy malas pulgas de la muy recomendable "El misterio de Salem's Lot", adaptación televisiva, la primera de una novela de Stepehen King, era norma habitual en los cines de barrio españoles el estrenar telefilmes intentando hacerlos pasar por películas. En ocasiones se trataba de remontajes de miniseries, con los riesgos que comportaba el hacer un desastre con un material que a lo mejor no aceptaba bien reducir su duración de tres horas a la mitad, con el fin de colarlo en un programa doble. En el caso que nos ocupa, y como explico más adelante, lo que se hizo fue engarzar las dos partes en las cuales se dividía el episodio, cometiendo la tropelía de dejar sin acreditar la labor realizada por el responsable de la segunda parte de dicho episodio. 
En el caso de "Galáctica", puede entenderse que la Universal, que se había gastado un buen pico en la elaboración de la serie, intentara sacar todo el rendimiento posible del material filmado, en especial de su episodio piloto, hecho con gran holgura de medios y un equipo de técnicos en efectos especiales encabezado por John Dykstra, que logró una secuencias de vuelo muy potentes, tanto es así que los responsables de la serie, con el claro objetivo de ahorrar presupuesto, las repitieron más de dos y más de tres veces a lo largo de la existencia de la misma. 
Centrándonos en el episodio piloto, básicamente lo que hizo la Universal fue estrenar el episodio tal cual, cambiando los títulos de crédito, muy televisivos ellos, por unos más épicos y, por qué no decirlo, "starwarsianos". El hermoso tema principal de Stu Phillips tenía mucho de John Williams, por lo que la cosa digamos que mejoraba aún más un producto que, en ningún momento, intenta ocultar su condición de producción televisiva hecha con mucha pasat pero con un guión que tiene toda la gama de lugares comunes que podrían encontrarse en una "space opera". 
La realización quedó en manos de dos directores muy bregados en el ámbito catódico; Richard A. Colla y Alan J. Levy. Originalmente, el episodio piloto duraba dos horas y estaba dividido en dos partes, pero a la hora de ser estrenado en cines, se remontó (con resultados mucho más dignos y decentes que los que padeció "El misterio de Salem's Lot"). La putada vino para Levy, cuyo nombre fue borrado de los créditos, otorgando la titularidad absoluta a Colla. Dicha circunstancia se ha perpetuado posteriormente en las ediciones en DVD y Blu Ray, donde el nombre de Levy no aparece por ningún lado, pues la única copia que se conserva es la del remontaje para cines, no el original televisivo dividido en dos entregas**.  



* Alan J. Levy es otro realizador de largo recorrido en la pantalla catódica, habiendo dirigido un buen fajo de episodios para series tan dispares como "Galáctica", "Corrupción en Miami" o "Urgencias", por citar las más conocidas. Sigue aún en activo.

** Algo similar ocurrió con el remake; inicialmente se produjo una miniserie televisiva de tres horas, dividida en dos partes, pero que nos llegó a España vía DVD en un montaje que unía las dos partes sin mayores preámbulos, así como eliminando los títulos de crédito originales de la segunda parte, aunque en un desliz los responsables del doblaje no se percataron de que habían dejado un "segunda parte" que aparece por la mitad de la película, dejando constancia de la operación de "cortar y pegar" realizada...

domingo, 19 de octubre de 2014

NIGHTFLYERS (LA NAVE VIVIENTE)

Bien avanzado el siglo XXI, el profesor O'Brannin organiza una expedición espacial con el objetivo de llevar a  cabo el encuentro definitivo con los Volcryn, una raza alienígena que podrían tener algo que ver con los orígenes de la Humanidad. El equipo está formado por profesionales procedentes de diversos campos científicos, por lo que se quedan un tanto sorprendidos cuando O'Brannin les informa de que al grupo se les ha unido un personaje, Jon Winderman, que posee poderes telepáticos y de pasado algo tortuoso. Para acabar de complicar las cosas, la nave posee entidad propia, es una nave viviente, dirigida por el capitán Royd Erris, que mantiene un vínculo muy estrecho con la nave. La situación toma u  giro inesperado cuando Winderman enloquece súbitamente, poniendo en riesgo la vida de los tripulantes de la nave...
Adaptación de una novela del reconocido autor de ciencia ficción y fantasía George R.R. Martin (sí, el de "Juego de tronos" mismamente) "Nightflyers" supuso, en su día, uno de los grandes batacazos comerciales del género de la ciencia ficción cinematográfica. Y no es para menos, porque resulta dífícil encontrar en los anales de este tipo de cine una película tan absolutamente nula. Se da la circunstancia que, pese a su demostrada capacidad como guionista, Martin no se encargó de adaptarla, dejando dicha faena a Robert Jaffe
Y es una lástima, porque la idea del filme daba como mínimo para hacer, a lo mejor no una obra maestra, pero sí un filme de esos que se recuerdan con sumo agrado, con el agradable sabor de la nostalgia bien digerida. Por contra, el filme es una sucesión de estampas faltas de vida, de fuerza, de sentido visual. El director, T.C. Blake, se muestra incapaz de ofrecer un producto con algo de ritmo, por desafinado que éste sea. Interpretaciones francamente nulas, arropadas por unos efectos especiales, eso sí, muy apañados, pero que se muestran insuficientes para mantener el interés del sufrido espectador, que tiene que vérselas con una historia que se complica más de la cuenta, que pretende ocultar su endeblez sirviéndose de una pretenciosidad del todo absurda y sin sentido alguno de ridículo. 
Como ya he indicado, las interpretaciones tampoco es que brillen, más bien palidecen todavía más, haciendo que el desaguisado acabe resultando casi gigantesco. La protagonista, la televisiva Catherine Mary Stewart, se muestra poco o nada implicada en el filme, deambulando con cierto aire de despiste, cuando no directamente pasando de todo. El premio gordo se lo lleva el muy nulo Michael Praed, con un look muy en plan Josmar que acaba por resultar lo más remarcable de una interpretación, por lo demás, nefasta. En su rol de villano, el siempre tremebundo Michael Des Barres se suma al festival con evidentes ganas de lucirse, pero su papel de telépata con tendencia a la psicopatía acaba por ser una nota al pie de página. 
Al final del recorrido, que por suerte no pasa de la hora y media de duración, lo que queda es una estética muy influenciada por el cómic francés ochentero, muy en plan "Metal Hurlant", especialmente claro en el diseño de la nave, como muy Moebius. El vestuario también tiene algo de ese estilo, por lo que vislumbra que sus responsables, sobre el papel, querían ahcer algo que se apartase claramente del modelo "Star Wars", haciendo algo con "fundamento". Pero a la hora de ponerlo en imágenes, digamos que realizaron un bodrio de muy alto nivel, premiado con la mayor de las indiferencias. T.C. Blake no volvió a dirigir nunca más. No me extraña, dados los resultados...
Lo mejor, con diferencia, la carátula. 

viernes, 17 de octubre de 2014

RECOMENDACIONES LITERARIAS...

"Nacido del hombre y mujer", editado por Ediciones Gigamesh es el primer volumen de los dos que dicha editorial dedica a recopilar la práctica totalidad de la narrativa breve de ese gran escritor del género de la ciencia ficción y el terror que es el estadounidense Richard Matheson.
Nacido en 1926, Richard Matheson es uno de los pilares sobre los cuales se sustenta la ciencia ficción, no ya en su faceta literaria, sino tanto en la pequeña como en la gran pantalla. Su labor en series como "The twilight zone" o en esa obra maestra que es "El diablo sobre ruedas" (1972), producción televisiva que supuso la presentación en la sociedad cinéfila de Steven Spielberg bastarían para reservarle un lugar de privilegio en el panteón cienciaficcionero, pero también hay que recordar los guiones que escribió para diversos filmes de Roger Corman y, en primera instancia, su activo trabajo en la narrativa corta, la cual se inicia con el relato que da título al volumen. "Nacido del hombre y mujer" es una obra fundamental para los buenos aficionados a la fantasía, que encontrarán piezas de indudable interés y precisión narrativas. Se trataba de un libro que llevaba tiempo fuera de circulación, por lo que su reedición por parte de Gigamesh merece ser calificada de acontecimiento.
El número catorce de la revista literaria "Delirio", publicación dirigida por el siempre combativo Francisco Arellano, supone un punto de interés para el aficionado, que tiene de este modo la oportunidad de hallar siempre material de muy buena calidad en sus páginas. Como es habitual, el volumen puede dividirse en tres partes: por un lado tenemos una parte centrada en relatos más o menos breves, de autores en ocasiones poco conocidos, pero que han proporcionado con su pluma momentos de excepcional calidad. En el presente número tenemos a William Hope Hodgson, uno de los clásicos de referencia dentro del relato de terror. Fallecido en el transcurso de la Primera Guerra Mundial, a los 43 años de edad, Hope Hodgson es un autor al que nunca está de más reivindicar y redescubrir. También tenemos a Joe Haldeman, al matrimonio formado por Lionel y Patricia Fanthorpe o a un clásico que también concentró una parte de sus esfuerzos a la escritura de guiones para el cine: Robert Bloch, del que se incluye un excelente relato corto que, como aliciente, contiene las notas que escribió el gran Lovecraft, que se encargó de anotar, corregir y animar a un Bloch novato en esto de la escritura pero que ya apuntaba maneras. En un segundo bloque se destaca una historieta dibujada por el ilustrador Frank R. Paul, perteneciente a la serie de cómics "Superworld Comics"; no es lo que se dice una obra maestra, pero queda como muestra de un modo y una forma de hacer y entender la ciencia ficción coyuntural pero no por ello despreciable. En el último bloque, los artículos de rigor, uno de ellos escrito por el estudioso Brian Stapleford, otro sobre la obra de Lewis Carroll y, cerrando el volumen, un divertido acercamiento a la literatura de temática zombie. "Delirio" supone uno de los mejores aportes culturales que, sobre el género, pueden encontrarse actualmente en este país. 


Paso a hacer comentario de un libro francamente interesante, aunque su aprovechamiento esté restringido  a aquellos que dominen la lengua catalana. Dentro de poco aparecerá una obra de similares características pero centrada a nivel español, editada por Ediciones Cátedra, que espero tener la oportunidad de comentarles cuando aparezca. El caso que nos ocupa se refiere al ámbito catalán, aunque su antólogo, Antoni Munné-Jordá, realicé una aproximación histórica global, muy cuidada, al respecto del desarrollo y cultivo de la ciencia ficción, para luego concentrarse en las aportaciones al género hechas dentro del ámbito catalán, desde Joan Sardá Lloret, que en 1875 escribe "La darrera paraula de la ciència", hasta Montserrat Galícia, autora del relato "Resurrecció" (2006). "Futurs imperfectes. Antologia de la ciència ficció" es un volumen que permite conocer a autores que llevaron a cabo unos acercamientos muy interesantes, en ocasiones muy originales, a la ciencia ficción. El libro pertenece a una colección editada para su uso en centros docentes, caso de institutos, con lo cual debemos apreciar el hecho que desde el ámbito de la educación se otorgue carta de naturaleza a un género en ocasio es vilipendiado por según qué clase de profesores, al menos en mi época era prácticamente imposible que un libro de ciencia ficción fuera material de estudio. Por suerte, los tiempos, en según qué ámbitos, cambian para mejor. No es lo habitual pero en ocasiones salta la sorpresa. 

"Spanish explotation" (T&B Editores) del especialista Víctor Matellano es un acercamiento, entre nostálgico y muy personal, a todos aquellos profesionales que, en España, se dedicaron al cine de género. Con prólogo de Alaska, el volumen recoge testimonios de realizadores como José Luís Merino, Paul Naschy o Jesús Franco, estos dos últimos tristemente ya fallecidos. Matellano, reconocido especialista en este tipo de cine, realiza un trabajo muy meritorio, que contiene anécdotas muy jugosas y se convierte en una herramienta para conocer, de primera mano, la trastienda de los rodajes de un tipo de cine, el de género, que fue despreciado por ciertos sectores de la crítica, aunque proporcionó horas de gozo a muchos espectadores, asiduos de las salas de reestreno y programa doble. 

    
Pues por hoy ya tenéis bastante material de lectura; próximamente regresaré con la continuación del dossier dedicado a la saga de Elm Street, que se está demorando más de lo previsto (y es que un servidor de ustedes está intentando revisar la saga con el fin de hacer una valoración ajustada y precisa de las películas, y hoy por hoy cuesta encontrar un hueco) así como sobre el episodio piloto de la serie "Galáctica" (1978), que se estrenó en cines en España. Un cordial saludo y vean buen cine y lean buenos libros...O hagan aquello que más les plazca, aunque sea pecaminoso. 

jueves, 16 de octubre de 2014

GALÁCTICA, ESTRELLA DE COMBATE (LA SERIE ORIGINAL)

En el Séptimo Milenio de la Historia, la comunidad conformada por los doce mundos y sus defensas coloniales, son víctimas del ataque a traición de la pérfida Alianza Robótica de los Cylones, apoyados por Baltar, un destacado consejero de los doce mundos que, cual Judas, se pasa al bando Cylon a cambio de obtener parabienes y un cargo en el nuevo orden que pretenden imponer. Las pocas naves supervivientes se reagrupan alrededor de la "Galáctica" única nave de combate que ha logrado salir indemne del ataque. Dirigida por Adama, la "Galáctica" posee un cuerpo de expertos pilotos de cazas, los "vipers", comandados por el valeroso Apollo, hijo de Adama, el siempre lanzado, y algo caradura, Starbuck y todo un equipo de hombres y mujeres que se proponen hallar el rastro que les lleve al antiguo planeta de sus ancestros, la Tierra, donde esperan iniciar una nueva época para la Humanidad...
El éxito de "La Guerra de las Galaxias" (1976/George Lucas) no sólo afectó al cine, mediante multitud de imitaciones y derivados de muy diverso tipo y condición, también la "caja tonta" se plegó a la moda de la ciencia ficción épica, la "space opera" de toda la vida. La Universal echó la casa por la ventana lanzando a la pantalla catódica "Galáctica", una producción en su momento muy arriesgada, especialmente a nivel presupuestario, contratando a los mejores en el campo de los efectos especiales (John Dykstra entre ellos) y construyendo grandes decorados con el fin de desarrollar una historia de ciencia ficción de grandes proporciones, que conjugaba la épica lucasiana con los tópicos más manidos de la época, centrada en las muy peregrinas teorías de Erich Von Daniken y similares, que a finales de los setenta vendían libros a porrillo, además de presentar documentales en los que ponían de manifiesto sus estrambóticas teorías sobre la vinculación del fenómeno OVNI y la Historia de la raza humana. Tales pretensiones se ponían de manifiesto en la secuencia pre-créditos, donde la potente voz de Lorne Green, ilustraba la ambientación de la serie. 
El resultado, puesto negro sobre blanco por un productor que en los ochenta viviría momentos de gloria, Glen A. Larson fue una serie entretenida, con algunas ideas de partida muy interesantes, pero que adolece de un desarrollo dramático bastante plano, como si sus responsables no acabaran de ver cómo hilar debidamente todo el material de base. Algunos episodios tienen unos planteamientos muy prometedores, para luego derivar en desarrollos casi infantiloides. Cuando la ví de pequeñajo, alucinaba en colores, pero es evidente que vista hoy, con el nivel cualitativo que tienen las series actuales, digamos que la cosa queda como muy postiza y acartonada. 
Sin ser un éxito espectacular, la serie se fue manteniendo decentemente en los índices de audiencia, pero George Lucas les acusó de plagio, amenazándoles con una demanda del copón si no retiraban la serie de antena. A nadie se le escapa que el modelo establecido por "Star Wars" era el molde sobre el que se vehiculaban la mayor parte de las derivaciones que, con respecto a la ciencia ficción, se estaban realizando en ese momento, pero Lucas, un tipo que siempre ha ido mucho por la pasta gansa, actuó de forma harto autoritaria. Universal produjo una temporada completa, de veinticuatro episodios, para luego dejar que durmiera el sueño de los justos unos cuantos meses. Cuando la recuperó, lo hizo mediante un producto que prácticamente no convenció a casi nadie: "Galáctica 1980" fue un fiasco de audiencia de los gordos. Su pretensión de alejarse todo lo posible del original de George Lucas, sumado a la sustitución de algunos actores por otros no del todo afortunados, propició que esta segunda tenporada quedara en una especie de intento fallido, que hacía aún más grande el valor de la temporada inicial que, pese a sus deficiencias, poseía un encanto y un estilo que la hacían cuanto menos apreciable.
En el reparto tenemos a algunos rostros bien encuadrables dentro de la tradición de la pequeña pantalla de los setenta y ochenta. Como Adama tenemos a Lorne Green, venerable patriarca de los Cartwright de la mítica "Bonanza" (1956-1973), quien básicamente ejerce las mismas funciones que en la serie del Oeste ya citada. Su hijo, el muy valiente y viril Apollo, está encarnado por Richard Hatch, actor que hizo aquí su papel más recordado dentro de una carrera interpretativa bastante olvidable, que se recuperaría cuando fue repescado para el posterior "remake" de la serie, de la que hablaremos más extensamente otro día. Quien sí aprovechó sus horas de vuelo dentro de la serie fue Dirk Benedict, que en los ochenta viviría momentos de gloria gracias a "El equipo A", serie en la que encarnaba a Phoenix, una especie de versión terrestre del Starbuck que bordaba en "Galáctica". La muy rubia Laurette Spang interpretaba a Casiopea, una mujer que se dedicaba al oficio más viejo del mundo, aunque avanzada la serie pasó a reciclarse en enfermera (¡!) y a recuperar el contacto con un viejo amante, un almirante encarnado por el siempre excelente Lloyd Bridges en el doble episodio titulado "Una leyenda viva", que queda como uno de los puntos álgidos de la serie. 
Otro episodio que merece un alto grado de atención, también doble, es el de ""Un cañón en el Planeta de Hielo Cero", que destaca por sus bien perfiladas secuencias de acción y la presencia de la guapa Britt Ekland como una especie de mutante. Por haber, hasta hubo un avance de la posterior serie creada por Glen A. Larson, "El coche fantástico", merced a una nave de alta velocidad que hablaba por los codos. Esto ocurría en el episodio titulado "La patrulla remota". En el tramo final de la serie, Larson quiso profundizar en los personajes, pero la cosa no terminó de cuajar, aunque los resultados no son desdeñables. De este modo, en el capítulo "El hombre de las nueve vidas", Starbuck conoce a su presunto padre, un sinvergüenza de tomo y lomo encarnado por un Fred Astaire un tanto desubicado pero convincente en su papel. Starbuck, que estaba claro que era el personaje más popular y con más aristas (Apollo no dejaba de ser un héroe de una pieza, sumamente cargante en su casi perfecta conjunción de valentía y gallardía indestructibles, aunque luego no dejaba de llorar por los rincones a moco tendido, dada su tendencia a ser bastante desgraciado en amores*) era acusado de asesinato en el episodio "Asesinato en el Rising Star", un capítulo muy bien filmado, aunque resuelto pedestremente mediante un desenlace un tanto decepcionante. 
"Galáctica" fue una serie que, en su día, generó numerosos productos de "merchandising", aunque la rabieta de Goerge Lucas hizo que todo quedara suspendido, como esperando tiempos mejores. Habría que esperar casi treinta años para que la Universal resucitara el concepto, aunque desde un fondo y una forma del todo distintos, dando lugar a una de las joyas magistrales de la televisión fantástica de la primera década del siglo XXI. Bajo la batuta de Ronald D. Moore, responsable de resucitar la franquicia de "Star Trek", esta nueva "Galáctica" vendría a ser una vuelta de tuerca hacia un concepto original que nunca pasó de ser un pasatiempo, elaborado con convicción, pero que nunca aspiró a ser más que eso, un producto de mero entretenimiento. Moore, por su parte, le otorgó carta de nobleza.
La reseña la ilustró con la portada de la novelización del guión original del episodio piloto, escrito a cuatro manos entre Glen A. Larson y Robert Thurston. Próximamente nos centraremos en la "película" de "Galáctica". 
   

* En la serie el personaje de Apollo es un viudo con posibles que tiene que hacerse cargo de un hijo, Boxey, especialmente abofeteable en su insoportabilidad. Apollo hará buenas migas con la guapa Serina (Jane Seymour)...que volverá a dejarle viudo a las primeras de cambio. Un rollazo de tomo y lomo que se intentó arreglar mediante la incorporación de Anne Lockhart, que interpretaba a una piloto de "vipers" hecha y derecha. Pero no colaba ni queriendo...

viernes, 10 de octubre de 2014

AL FILO DEL MAÑANA

En un futuro más o menos cercano, la Tierra se halla amenazada por una raza extraterrestre que ha tomado bajo su yugo a la mayor parte del Viejo Continente; el ejército humano mantiene viva la esperanza en evitar que lo poco que queda de Europa acabe cayendo bajo sus tentáculos. Las fuerzas terrestres se la juegan en las playas de Normandía, donde van a realizar un desembarco a gran escala, con el fin de que los alienígenas no atraviesen el Canal de La Mancha e invadan Gran Bretaña, circunstancia que les daría vía libre para invadir el resto del planeta. William Cage, un militar agregado al departamento de publicidad, que nunca ha entrado en combate, acaba soliviantando al jefe de las fuerzas armadas, quien decide castigarlo mandándolo a unirse al regimiento que va a pelear en primera línea de fuego en Normandía. Cage, aterrado, no está dispuesto a morir, por lo que intenta de todos los modos posibles no entrar en combate. Ninguna de sus estrategias surte el efecto deseado, y es enviado junto a su regimiento a las playas normandas, donde muere...¿O no? Algo sorprendente ocurre cuando Cage empieza a revivir una y otra vez el mismo día, descubriendo cada vez cosas nuevas, no ya sobre la situación del combate, si no de su propia personalidad.
Cada vez que veo "Al filo del mañana" me acuerdo de James Cameron, ese gran director de películas de ciencia ficción bélica, caso de la magistral "Aliens" (1986), hoy en día dedicado en cuerpo y alma a historias del calibre de "Avatar" (2009), que son una gozada visualmente hablando, pero que argumentalmente son de una pobreza apabullante. Cameron sin duda hubiera hecho una obra maestra con el material de partida de este filme, una novela del japonés Hiroshi Sakurazaka, pero el caso es que hoy por hoy dedica sus energías a otros menesteres, dejando que sea el relativamente poco dado a proyectos de alta envergadura, como es el caso de Doug Liman, quien se responsabilice de filmarla. Y hay que decir que el tal Liman, al que no tenía el gusto de conocer, se gradúa con nota bien alta. 
El hecho es que el tener como protagonista a Tom Cruise, creo que buena parte de los aficionados se sintieron un tanto indispuestos a la hora de verla, por lo que "Al filo del mañana" acabó siendo uno de los mayores fiascos del Verano en USA. Pero la película es algo más que un mero vehículo para el lucimiento de Cruise, un actor que suele levantar ampollas, tanto por su calidad como actor, aunque haya ido enlazando algunas interpretaciones meritorias, como por su vinculación a la cienciología, del todo respetable, aunque estemos hablando de una secta reconocida como destructiva. "Al filo del mañana" es una película de ciencia ficción dirigida con brío, con portentosa mano maestra. Cierto es que la parte de la playa tiene muy mucho de videojuego, de "Salvar al soldado Ryan" (1998/Steven Spielberg), que su esquema recuerde a la deliciosa "Atrapado en el tiempo" (1993/Harold Ramis) pero digamos que de la mezcla de todas estas referencias, Doug Liman obtiene un filme muy potente, enérgico, cuyo ritmo pocas veces decae, resultando entretenida y admirable por momentos. Aún siendo del Cruise que, por su parte, interpreta con gran convicción al héroe, a su pesar, de esta historia.
Acompañan al protagonista de la saga "Misión imposible" la siempre sobria y elegantemente bella Emily Blunt, un desarmantemente genial Bill Paxton y ese gran actor que es Brendan Gleeson. Al haberse rodado en Gran Bretaña, un competente elenco de intérpretes de las Islas acoplan sus talentos a este filme de ciencia ficción que, no sería de extrañar, dentro de unos años alguien reivindicara como pieza de culto. Por el momento debemos conformarnos con el hecho de ser una del Tom Cruise mucho mejor resuelta que en otras ocasiones. 
Iniciamos las reseñas del mes de Octubre; ya sé, el mes ya está casi en su ecuador, pero ya se sabe que uno tiene sus obligaciones y, paulatinamente, nos iremos situando en el ritmillo habitual de reseñas y comentarios diversos. La idea es proseguir con el ya anunciado repaso de la saga de Elm Street, que dejé colgada en su primera entrega. Dentro de una semana, sin más dilación intentaré sacar adelante más entregas de la misma. "El ocioso impenitente" sigue en marcha, a medio gas pero con ganas, ojo.