martes, 30 de junio de 2015

JURASSIC WORLD

Ya se sabe, hoy en día lo original parece que es algo que no tiene cabida, que no vende lo que debería vender. Hollywood apoya su supervivencia en grandes superproducciones, cargadas de efectos especiales, de mensajes que podrían ser obra de un niño de cinco años, o menos, que si no sale su superhéroe es muy probable que la cosa carezca de interés o, en última instancia, hacer remakes insustanciales que engrandecen aún más la grandeza del original, dando ganas de dar una buena tunda a sus responsables...
A la hora de juzgar una película como "Jurassic world" (2015/Colin Trevorrow) todos estos elementos podrían ser utilizados para valorar esta película, que no deja de ser un típico "blockbuster" veraniego, hecho con la clara (y en ocasiones sana) intención de que el respetable desconecte de la rutina por un par de horas. En eso, Trevorrow logra un triunfo pleno, pues esta cuarta entrega de la saga iniciada en 1993 por Steven Spielberg es eso, un pasatiempo filmado con una precisión milimétrica, aunque todo ello tenga tamaño gigantesco, como la del temible dinosaurio híbrido creado en los laboratorios del parque, reabierto en un futuro cercano.
El hecho es que la larga sombra spielbergiana domina todas y cada una de las secuencias de esta cinta, en la que su director intenta siempre rendir pleitesía al maestro, mediante guiños, peueños detalles que se van desperdigando por el metraje de la cinta en plan migas de pan, hasta llegar a un desenlace donde queda claro que Trevorrow es un director competente, que quizá haga grandeso cosas en el futuro pero que, en este caso, ha preferido dejar su impronta personal en casa, prefiriendo ponerse la careta de simple y llano amanuense al servicio de una Universal necesitada de un gran éxito y de un Spielberg que muy probablemente ya esté en su casa contando la pasta que le ha dejado el asunto en forma de beneficios. 
El guión es lo de menos, básicamente es una excusa para homenajear los títulos precedentes y, llegado el momento preciso, ofrecer un circo de tres pistas, un "más difícil todavía", todo ello arropado con la música de Michael Giaccino que hace exactamente lo mismo, utilizar la melodía de John Williams para, luego, dejar las cosas claras, es todo más de los mismo, pero más grande y, por extensión, más hueco. El mensaje spielbergiano de la familia unida se mantiene, eso sí, incólume al paso del tiempo. Es en ese punto, en el mensaje final, donde Trevorrow deja entrever las posibilidades de dar un giro a la franquicia en próximas entregas (que las habrán...) que esperemos que mantengan el espíritu de sano divertimento de esta propuesta, poco original en el fondo, pero muy honesta en cuanto a intenciones en la forma. El dólar, señores, es el dólar.

SECRETOS DE LA CRIPTA

Un investigador especializado en fenómenos paranormales (Paul LeMat), cuya actividad personal y profesional anda muy afectada por la muerte de su esposa, decide investigar el caso vinculado a una joven mujer (Rennee Soutendijk) que sufre el acoso de un fantasma especialmente violento que suele hacer acto de presencia alrededor de la medianoche. Pese a que la mujer decide en cierto momento no hacerse con sus servicios, el investigador se hace cargo igual de la investigación, descubriendo que el fantasma en cuestión es el padre de la chica, un tipo especialmente brutal y sádico, que abusaba sexualmente de ella. Una noche, y tras llamar a un médium, los acontecimientos se precipitarán hacia el descubrimiento de una realidad sumamente aterradora...
Donald P. Borchers es un hombre conocido básicamente por su papel en el desarrollo de algunos clásicos de la serie B de los ochenta, caso de "Los chicos del maíz" (1984/Fritz Kiertsch), de la cual el propio Borchers realizó un muy olvidable remake en 2009, de distribución muy limitada, dada su escasa calidad, o de "Vamp" (1986/Richard Wenk). Ambos títulos los financió en el seno de la New World, productora donde vivió algunos de sus mejores momentos como profesional del cine, no olvidemos que allí también produjo "Angel" (1984/robert V. O'Neill), aquella historia de una joven que era colegiala de día y prostituta (y vengadora urbana, ahí es nada) de noche. Entre unas y otras intentó hacerse un hueco como productor "de prestigio" pero ninguna de sus intentonas de lograr un puesto relevante obtuvieron el eco comercial esperado, por lo ha seguido vehiculando su actividad en productos de consumo rápido, de distribución directa a las estanterías de los videoclubes o para ser explotadas en la televisión de pago yanqui.
Esta "Secretos de la tumba" (1989) supuso su estreno como director de cine y no puede decirse que el tipo se luciera demasiado en su labor. Pese a un primer tramo bastante digno, en el que da esperanzas de poder estar al menos ante una serie B de tono menor pero disfrutable, la cosa poco a poco va decayendo de manera absoluta. Una dirección apagada, muy de telefilme de sobremesa, un uso casi obsceno de los clichés más típicos de las historias de fantasmas, un guión anodino, con ecos a la genial "Al final de la escalera" (1980/Peter Medak) y unas interpretaciones, en líneas generales muy nefastas, en especial las de la pareja protagonista, LeMat y la holandesa Souttendijk, que intentaba abrirse paso en Hollywood, fracasando en su empeño. El único que logra trascender la mediocridad del conjunto es David Warner, que otorga un alto nivel de credibilidad a su papel de médium, en una aparición, por desgracia, muy breve. 
Se podría poner como excusa la falta de medios, pero es evidente que Borchers también puso muy mucho de su parte para que "Secretos de la cripta" quede como lo que es, un "quiero y no puedo" de fantasmas del pasado, literalmente regresados de la tumba y con ganas de putear de lo lindo al respetable. Su ineficacia a la hora de sacar provecho de una historia que, sin ser muy original, bien tratada podía dar bastante juego se hace palpable en secuencias de ritmo cansino, resueltas visualmente con mucha desgana y sin una pizca de imaginación que permita que la cosa suba enteros. El resultado es que uno termina por desentenderse de ella por completo, en tanto en cuanto los personajes se nos hacen sumamente antipáticos
No es de extrañar pues que la cinta tuviera una distribución comercial más bien oscura, reservada a su explotación en vídeo, donde llegó a distribuirse con los títulos de "Secret screams" y "Grave secrets", siendo estrenada en países latinoamericanos bajo el sonoro título de "La esperanza negra". El escaso eco comercial de la cinta provocó que Borchers no volviera a dirigir una cinta hasta casi doce años después, con el "thriller" cómico "Perfect fit" (2001) que tampoco es que entusiasmara demasiado al personal, quedando relegado también a una distribución pésima por no decir casi inexistente. Su filmografía se cierra en 2009 con el ya citado remake de "Los chicos del maíz", que definitivamente ha acabado con su actividad tras la cámara, limitándose a producir o a la aparición en documnetales donde recuerda sus años dorados en la New World, cuando era un "niño prodigio" con ganas de comerse Hollywood.

lunes, 29 de junio de 2015

GUÍA DEL AUTOESTOPISTA GALÁCTICO

Una buena mañana el joven Arthur Dent encuentra su casa rodeada de operarios de la contrucción prestos a derruirla. El ayuntamiento ha proyectado una carretera de circunvalación y la casa debe ser demolida. En pleno ataque de histeria por lo que está a punto de suceder se presenta el mejor amigo de Arthur, quien le informa de que en realidad es un extraterrestre, un autoestopista galáctico y, de paso, que la Tierra está a a punto de ser destrída por una raza de alienígenas, los vogones, que también andan interesados en mejorar las rutas, en este caso las del espacio exterior. Con el planeta Tierra al carajo y convertido, aparentemente, en el último ser humano en el Universo, Arthur inicia una extraordinaria aventura que le llevará a conocer a estrafalarios personajes, vivir abracadabrantes aventuras y a decir adiós y gracias por el pescado...
La historia de "Guía del autoestopista galáctico" empieza en 1978, cuando un joven guionista, Douglas Adams, crea una radionovela cómica de igual título, cuyo éxito en las ondas propicia que sean traspasados al formato novela al poco tiempo y, de este modo, generar otros cuatro libros más que refrendan a Adams como uno de los autores más sorprendentes e imaginativos de la ciencia ficción. Tras una adaptación televisiva, de la que no quedó del todo convencido, Adams decidió saltar el charco para lograr hacer una adaptación al cine con cara y ojos, en la que ejercería un control obsesivo con la vista puesta a evitar que su creación se convirtiera en pasto de la idiocracia hollywoodiense. Lamentablemente un ataque al corazón, en 2001, hizo que tales pretensiones quedaran del todo abortadas. Douglas Aadams murió en un gimnasio a los 49 años de edad.
A pesar de ello, el proyecto siguió adelante, pero sin la presencia de Adams digamos que éste quedaba desprotegido. Adquirido por la Disney, la película pasó a convertirse en el mascarón de proa para revitalizar a la Touchstone, la rama de cine "adulto" (no va con segundas, que es la Disney, malpensaos) y que casi nunca había dado lugar a grandes éxitos de taquilla. 
El resultado final de todo ello fue una película que no acabó de gustar a los amantes del libro, que se sintieron profundamente decepcionados por el hecho de meter con calzador una trama romántica que en los libros brillaba por su ausencia, así como la apuesta por mantener la base de su estilo de humor, muy inglés al fin y al cabo, aún a pesar de que con ello se convertía al conjunto en una especie de película de los Monty Python sin los Monty Python, que es lo último que seguramente hubiera deseado su creador, que si bien escribió guiones para algunos de los componentes del mítico grupo cómico, había apartado a la "Guía del autoestopista galáctico" de un recurso en primera instancia tan previsible que de haber estado vivo hubiera deplorado de manera total y absoluta. El hecho es que la película se dio un buen batacazo en la taquilla estadounidense, circunstancia que en gran medida sentenció las posibilidades de hacer una franquicia. 
No es que "Guía del autoestopista galáctico", la película, sea mala, tiene momentos hilarantes, unos efectos especiales de primera fila y unas interpretaciones ciertamente muy logradas, el problema radica en que sus responsables, pese a dejar las riendas en un reparto y un equipo técnico en su mayoría británico, realmente no parecían creer muy mucho en lo que podría hacer la película, por lo que la cinta más bien parece un parque temático, una comedia que intenta ser diferente pero que tampoco casa con el tipo de comedia que puede gustar a nivel masivo. 
El paso del tiempo, y la edición en DVD, han hecho que la película haya ganado cierto grado de apreciación para algunos  fans del género. Muchos apuntan a que la Disney se cargó lo mejor del concepto de Adams para convertirlo en un producto inofensivo, sin la carga ácida y directa del original, pero el hecho es que el director, Garth Jennings, logró hacer un trabajo ciertamente muy loable, respetuoso dentro de lo que le dejaron los márgenes establecidos por la casa del ratón. 
    

RAZAS DE NOCHE

Boone es un joven víctima de unas recurrentes pesadillas, en las cuales aparecen extrañas criaturas procedentes de un mundo situado en el subsuelo. Estas pesadillas han afectado a su estado psíquico de forma tal que necesita la ayuda de un psicoterapeuta, el Dr. Decker, en realidad un asesino en serie que pretende aprovecharse de la situación de su paciente para endosarle sus crímenes y de este modo salir indemne. Ahora bien, las pesadillas de Boone no son una fantasía, son realidad, una realidad que hará que la vida del joven cambie por completo...
"Razas de noche" es, sin ninguna duda, el trabajo más ambicioso de su director, el inglés Clive Barker, una película de gran presupuesto que, de haber salido bien, le hubiera proporcionado parabienes y una carrera como cineasta con algo nuevo que decir dentro del cine de terror. El caso es que las cosas salieron totalmente del revés...
Tras "Hellraiser" (1987), un filme de terror visualmente muy potente, pero que no dejaba de ser una serie B, un éxito sorpresa que ni el propio estudio responsable, New World, se creyó, Barker se embarcó en un proyecto de mayor envergadura, tanto a nivel financiero como a nivel artístico. Un estudio de los que podríamos considerar "independiente", Morgan Creek, por aquel entonces vinculado a la Fox, le propuso adaptar una de sus novelas, "Cabal". Barker lo tuvo claro desde el principio, dejó de lado la secuela de "Hellraiser" y concentraría sus esfuerzos en una ambiciosa epopeya de terror y romanticismo que se ganaría el estátus de culto más bien por motivos extracinematográficos que no por la calidad de la cinta, un tanto irregular si somos honestos con el resultado final, aunque en este último aspecto habría que hacer ciertas aclaraciones, más que nada porque la priemra versión de "Razas de noche", la estrenada en cines en 1989, no es el montaje de su director, teniendo que esperar casi un cuarto de siglo para acceder al montaje que éste tuvo entre manos y que ha sido recientemente editada en DVD y en Blu ray en España por el sello Feel, en una edición pobretona, sin extras que permitan revalorizar y reevaluar la película en su contexto o que analicen el montaje original y lo comparen con el de Barker.
El hecho es que el rodaje de "Razas de noche" no fue lo que se dice un oasis en mitad del desierto, más bien todo lo contrario. James G. Robinson, jefazo de Morgan Creek, se mostró siempre muy crítico con las decisiones de Barker, pidiendo mayor claridad en la historia, que él consideraba demasiado densa, excesivamente pensada para los fans del escritor y realizador inglés. Hasta cierto punto el tal Robinson tiene razón, "Razas de noche" es una película que se aprecia mucho mejor si se concoe la obra barkeriana, su imaginario, tanto es así que en ocasiones parece como si el director se extasiara a sí mismo con la plasmación de sus ideas en pantalla. Algunas de estas ideas proponen soluciones visuales del todo admirables, pero que se ahogan por el exceso de un realizador que, cual pintor ante su tela blanca y reluciente, pinta demasiadas cosas y al final no sabe qué elemento resaltar, dando lugar a un lienzo precioso visualmente pero extremadamente recargado. 
Pues eso es "Razas de noche" una sobrecarga de imaginario barkeriano elevado a la enésima potencia. Los productores, al ver la copia final, se asustaron, le quitaron la película de las manos y recortaron impunemente, y tomando como excusa el exceso de violencia gráfica, dieron lugar a una confusión de personajes que aparecen y desaparecen de pantalla, de situaciones que no se sabe bien de dónde proceden, pero que se supone que tienen un fin, aunque vaya usted a saber cuál. Barker se sintió profundamente dolido por tal manera de hacer las cosas, tardando más de un lustro a ponerse de nuevo tras las cámaras con "El Señor de las Ilusiones" (1996), otra propuesta inusual dentro de los esquemas del cine de terror de la época, que se saldó con un nuevo enfrentamiento con los productores y un fracaso comercial en taquilla que ha hecho que su actividad como realizador se haya paralizado hasta el día de hoy, en que anuncia proyecto para el año que viene.
En el reparto tenemos a la pareja Craig Sheffer y Anne Bobby, muy competentes ambos en sus papeles, pero que pierden posiciones ante la sorprendente creación del director canadiense David Cronenberg como el malvado Dr. Decker. El nuevo montaje permite disfrutar más y mejor de su papel, en el que se nota que disfrutó como un niño pequeño ante un juguete nuevo. Otro aspecto destacable es la hermosa banda sonora de Danny Elfman, por aquel entonces un fijo de Tim Burton. 

viernes, 26 de junio de 2015

EL OCIOSO IMPENITENTE PRESENTA A EL CINÉFILO MILITANTE...

Pues sí amigas y amigos que tenésis a bien ser asiduos a este, vuestro blog, el caso es que este "ocioso" ha decidido oficialmente cambiar la denominación a "cinéfilo" por aquello de que la gente no se creyera que esto era un antro de vagos y maleantes, de un tipo que habla de cine de terror y cosas parecidas. De hecho este blog seguirá hablando de ese tipo de películas, no se me apuren, pero digamos que la idea, como siempre, es la de renovarse o morir. Tenemos mucha tela que cortar en próximas reseñas, caso de "Razas de noche" (1990/Clive Barker) o "Terror en el espacio" (1965/Mario Bava). Del maestro Bava aprovecharé para tratar algunos títulos la mar de interesantes, que vale la pena de tener muy en cuenta. La sección de libros volverá próximamente con una reseña del interesante "Películas de culto", escrito por Mauricio Bach, y en series de TV tendremos la curiosa "El hombre invisible", producción británica inédita por estos lares pero que bien merece cierta consideración. 
Así que ya lo saben, están invitados a esta nueva etapa, que se intentará que sea más dinámica y algo menos espesa. Permanezcan atentos a sus pantallas, la diversión empieza en 3,2,1...  

jueves, 18 de junio de 2015

LOS PERVERSOS ROSTROS DE VICTOR ISRAEL

Los responsables del imprescindible volumen sobre la historia del cine fantástico hecho en España, "Silencios de pánico", del cual ya realicé la pertinente reseña en su momento, realizaron más o menos por las mismas fechas este muy interesante documental, que se sirve de la figura del entrañable Víctor Israel como figura representativa de cierto tipo de actor secundario, o más bien de reparto, que amuebló con su evidente profesionalidad infinidad de coproducciones de género en los años sesenta y setenta, para luego ir derivando hacia otros medios, caso de la televisión o, en menor medida, sobreviviendo a base de intervenir en producciones que seguían las modas del momento, fueran comedias, cintas eróticas o cine de terror de pipas.
"Los perversos rostros de Víctor Israel" (2010) recoge declaraciones de una amplia gama de profesionales del cine que conocieron a este actor catalán de pecualiar físico, de rostro marcado por unos enormes ojos y unos dientes puntiagudos, como descolocados, que le sirvieron para hacerse un fijo en producciones de toda índole, tanto dentro de la serie B como de producciones de mayor relieve. Títulos como "Pánico en el Transiberiano" (1972/Eugenio Martín) o "La residencia" (1969/ Chicho Ibáñez Serrador) le sirvieron como tarjate de presentación en una carrera jalonada de personajes con frase o, en ocasiones, sin ella, tal y como ocurre en "Apocalipsis caníbal" (1980/Bruno Mattei) donde interpreta a un sacerdote zombi. 
El sello Vial of Delicatessens recupera este filme documental que permite, a grandes rasgos, reivindicar la razón de ser de un grupo de interprétes que asumieron su actividad como actores desde la condición de fan irredento, de pasión plena por el cine, viendo cumplido su sueño, aunque fuera en productos de muy escasa categoría, siendo ellos lo único remarcable de dichas cintas. Y si la película era buena, ni os cuento...
La edición se completa con una entrevista realizada a los directores del documental y una galería de fotos.

miércoles, 10 de junio de 2015

MUTACIÓN ASESINA

John McNaughton sorprendió a propios y extraños con "Henry, retrato de un asesino" (1986), una dura y descarnada reconstrucción de la vida y crímenes del muy temible Henry Lee Lucas. La película, dado su contenido y su planteamiento de base, tuvo serios problemas para encontrar un distribuidor interesado en ella, algo que tardaría cuatro años en lograr. Pero cuando en 1990 la película sí logró una distribución digna de tal nombre, se convirtió en un título de culto instantáneo, que impactó a las audiencias de medio mundo. Convertido de la noche a la mañana en un director cotizado, McNaughton se vio en la tesitura de tener que escoger un proyecto que pudiese ayudarle a mantener su nueva posición profesional. Su elección fue tan curiosa como extravagante. Un producto de serie B, plenamente autoconsciente de serlo, pero que algunos no recibieron de forma demasiado amistosa, más bien todo lo contrario. Tampoco ayudó en demasía que la produjese una Cannon Films que ya andaba en pleno proceso de descomposición (de hecho cerraría puertas dos años más tarde de financiar el filme, en 1993) siendo editada directamente en vídeo tras su pase por diversos festivales especializados, entre ellos el de Sitges, donde se llevó el premio a los muy currados efectos especiales, diseñados por Kevin Yagher. 
"Mutación asesina" ("The borrower"/1991) narra la historia de un extraterrestre con una lista de antecedentes penales que da la vuelta a toda la galaxia conocida, y que tras ser detenido es enviado a la Tierra con el fin de que sobreviva entre una especie, la humana, que sus congéneres consideran menos que nada. además de unos desastres de tomo y lomo. Convertido en un terrícola (poco) corriente y moliente, el alien tiene ciertos problemas de adaptación, que provocan en última instancia que su cabeza estalle. Necesitado de una nueva cabeza con la que no despertar el asco de los habitantes de la Tierra, el extraterrestre se hace con la de un paleto que anda de caza por el bosque con su tampoco muy espabilado hijo. A partir de ahí se traslada a la gran urbe, donde deberá tomar conciencia de su nueva situación, aunque las cosas se complicarán de muy mala manera como consecuencia de la intervención de un par de policías, que andan a la greña buscando a un peligroso criminal.
Lo mejor de "Mutación asesina· radica en cómo McNaughton ofrece una visión nada complaciente de la gran ciudad, de los barrios bajos, de los inidgentes que intentan hallar una salida a su situación y de cómo un extraterrestre con tendencia a comer carne humana anda suelto por las calles sin despertar demasiada preocupación entre una raza humana que solamente busca salir de su propio atolladero. El alien pasará de un paleto a un indigente, para luego adoptar la cabeza de un cirujano, subiendo en el escalafón social y disfrutando del proceso como todo hijo de vecino. Es ahí donde la película encuentra su mejor acomodo y a ello ayuda especialmente la excelsa labor del trsitemente fallecido Tom Towles, quien encarna al alien en su estadio inicial, al poco de llegar a nuestro planeta. 
Pero pese a mantener el pulso firme, la película entra en un bache duro de superar, vinculado a un grave problema, relacionado a la trama de los dos policías, que al final se muestra muy metida con calzador. Si bien en un primer momento parece que la cosa puede ser un "The Hidden" (1988/Jack Sholder) más oscuro y gore, pronto queda patente que los responsables del guión, Mason Hage y Richard Fire, no saben cómo atar los cabos sueltos, finalizando la historia muy precipitadamente. Por mucho que el tener a un realizador competente ayuda a superar tales escollos, al final "Mutación aesina" queda muy dispersa en su desenlace, que no cuaja por culpa de un guión que acierta en la premisa pero no en las posibilidades de cerrar la historia como es debido. Con todo, se trata de un título merecedor de un visionado, por cuanto supone, aún con sus limitaciones, una obra muy digna dentro del género.  

lunes, 8 de junio de 2015

VEN TRAS DE MÍ

La policía anda enfrascada en la caza y factura de un asesino en serie, un tipo que mata por el simple hecho de matar, tanto le da que sean hombres que mujeres, pues él mismo se hace llamar "El juez" pues cree que es un elegido de Dios para impartir su justicia sobre la Tierra. El agente Grant anda cada vez más obsesionado con capturar a este criminal, pero por más que encuentra indicios, lo cierto es que nunca logra hallar una pista fiable, lo que hace que le resulte frustrante proseguir con el caso. Para colmo de males, una entrometida periodista de una revista de talante sensacionalista, Ann Gorman, anda merodeando por los lugares donde acontecen los asesinatos, metiendo las narices donde no le llaman. Exasperado, Grant la echa con cajas destempladas, pero será Ann quien acabe dando con la punta del iceberg de un caso que parecía irresoluble...
En el momento de rodar "Ven tras de mí" ("Follow me quickly"/1949) Richard Fleischer era ya un profesional bregado en esto de rodar producciones en el marco de la serie B, contratado por la RKO, estudio donde se labró una muy buena reputación merced a que podía tocar amplitud de géneros, aunque en aquellos momentos su especialidad era el "thriller", género en el que debemos encuadrar esta trepidante muestra de cine negro elaborado con poco presupuesto pero con algunos apuntes visuales que vislumbran al director que, a mediados de los cincuenta, y ya con mayores medios, cimentará una carrera tan amplia como variada e interesante. 
A partir de un argumento en el que colaboró otro director de amplio registro, Anthony Mann, "Ven tras de mí" es un relato sobre una investigación policial cuyo objetivo final era la de dejar clara la profesionalidad de la policía y cómo sus procedimientos, por complicados o delirantes que fueran, servían para dar caza al asesino.
Lo mejor de la película radica precisamente en ese aire documental que desprenden las escenas sobre la investigación de los policías. Lo de menos es una trama sentimental un tanto metida con calzador, que no casa demasiado con una película en la que Fleischer se permite juguetear con elementos que, años más tarde, vertebrarán dos de sus obras maestras, como son "Impulso criminal" (1959) y "El estrangulador de Boston" (1968). Es en sus breves apuntes sobre la personalidad del asesino en serie donde el responsable de "Cuando el destino nos alcance" (1973) donde la película logra trascender su condición de simple película de complemento para programas dobles, dotándola de una personalidad propia muy acusada, que la sitúan como un muy buen ejemplo de las virtudes de un director que supo siempre cómo tocar todos los palos de la baraja, repartiendo en ocasiones muy bien las cartas sobre el tapete, en forma de obras maestras.    

BABADOOK

Amelia es una joven mujer cuya vida sufrió un duro revés cuando, estando a punto de romper aguas, fue traslada en coche por su marido hacia el hospital, sufrieron un brutal accidente, de resultas del cual éste último fallece. Seis años después Amelia es una mujer cuya vida parece estar centrada en su trabajo y en la presencia dominante de su hijo, Samuel, un niño con una imaginación explosiva que dice todo lo que piensa, circunstancia que hace que su relación con otros niños sea casi imposible, lo que también repercute en la vida social y profesional de su madre, que parece estar al borde de un ataque de nervios. Una noche, como tantas otras, Amelia decide contarle un cuento a Samuel; el niño escoge uno titulado "Babadook", que resulta ser un cuento cruel, brutal, cuyo contenido no tardará en hacerse real...
Una excelente película, venida desde las Antípodas, que refrenda que cuando hay ideas y se sabe juntar bien todos los elementos en juego se puede hacer una muy buena película de terror, sin caer en lo típico o en hacer escabechinas para la parroquia adolescente. 
Sirviéndose además de unas portentosas interpretaciones, la directora y guionista Jennifer Kent ilustra un cuento de terror que por momentos emociona, merced a un muy preciso estilo visual y a una iluminación que juega asombrosamente con las luces y sombras, con la realidad y los sueños, en un conjunto que se mantiene en todo momento a gran altura, sin pérdidas de rumbo y sin caer en la reiteración. "Babadook" es un relato que demuestra que los modos y formas de inquietar al público aún pueden tener cabida dentro de un panorama que parece empecinado en sustentar franquicias de todo pelaje y condición, servidas como si de un menú precocinado se tratase. En el presente caso, Jennifer Kent deja claro que aún queda esperanza dentro del depauperado panorama actual del cine de terror. Todo un ejercicio de soberbia ejecución cinematográfica. 
En la última edición del Festival de Sitges se llevó los premios de Mejor Actriz (para una descomunal Essie Davis, aunque el niño, Noah Wiseman, no se le queda a la zaga) y el Premio Especial del Jurado.

martes, 2 de junio de 2015

ENEMIGO MÍO

Seguimos en los ochenta, pero en esta ocasión vamos hacia la primera mitad de la década, para recuperar una cinta de ésas que en su momento, como pasó con "Golpe en la Pequeña China" (1986/John Carpenter) no encontraron su público, pues se adelantaron a su tiempo, teniendo que esperar sus buenos tres lustros para empezar una revalorización digna de tal nombre. 
"Enemigo mío" supuso la entrada en terrenos hollywoodienses del alemán Wolfgang Petersen, realizador que había provocado gran expectación con su anterior filme, "El submarino" (1982), que narraba las peripecias de los tripulantes de un submarino germano durante los días de la Segunda Guerra Mundial. La buena mano demostrada en aquella cinta provocó que Petersen se trasladara a la Meca del Cine como un nuevo valor europeo con ganas de ofrecer algo nuevo dentro de la industria, pero básicamente lo que hizo, como tantos otros europeos instalados allí, fue anclar su talento a los planteamientos típicos y tópicos del cine de género eso sí, con mayor grado de solvencia y credibilidad que algunos de sus colegas estadounidenses. Ya en los noventa llegaría otro alemán, Roland Emmerich, que en gran medida vulgaría tales pretensiones, hasta convertirse en un simple y llano facturador de grandes superproducciones sin alma, prefabricadas cual churros. 
Pero eso es una historia quer quizá algún día les explique, ahora toca ocuparnos del bueno de Wolfgang, un realizador al que le tocó hacerse cargo de esta cinta que se estrenó en un año, 1984, en el que la ciencia ficción estaba de moda y ocupaba los priemros puestos de taquilla y de interés para las grandes compañía de producción yanquis. Un año antes, "El retorno del Jedi" (1983/Richard Marquand) abrió la veda y fueron muchas las películas del género que se dispuesieron a ser el acontecimiento del año. Dino DeLaurentiis ponía las bases sobre las cuales asentaría "Dune" (1984/David Lynch) aparatosa adaptación de la novela de Frank Herbert que supuso un revés comercial para el magnate, aunque hoy en día es un clásico del culto. Un realizador de bagaje exiguo, procedente de la serie B más genuina y combativa, la de Roger Corman, sí obtuvo mejores resultados con "Terminator" (1984). Era un filme más modesto, no de bajo presupuesto pero sí hecho con unos medios ciertamente muy menores en comparación con lo invertido por el magnate italiano, que siempre achacó el fracaso de la película al hecho de no poder contar con la dirección de Ridley Scott que, viendo el berenjenal, rechazó hacerse cargo de la cinta, dejándola en manos de Lynch, a la sazón novio de la hija de DeLaurentiis por aquel entonces.
Intentando sacar provecho de la saga galáctica de George Lucas, la Fox puso sobre la mesa el dinero suficiente como para repetir impacto en taquilla con otra cinta de ciencia ficción que, de salir bien, podía dar lugar a una nueva franquicia. Tomando como punto de partida una novela de Barry Longyear, la película nos narra como en un futuro lejano, la Tierra anda metida en un proceso de expansión por la Galaxia, que lo lleva a entablar una guerra con los habitantes del planeta Dracon. La guerra se ha ido haciendo cada vez más larga y encarnizada y es en esta situación que un piloto terrícola (Dennis Quaid) es abatido por un piloto enemigo (Lou Gossett Jr.) que a su vez también es alcanzado por los láseres de su rival. Ambos dos recalan en un desolado planeta, con unas condiciones de habitabilidad del todo insuperables, que les llevan a tener que confiar el uno en el otro para tener que sobrevivir...
La película, en líneas generales, resulta francamente muy bien realizada y disfrutable, aunque también es cierto que su mensaje en ciertos momentos chirría por su evidente tendencia a cargar las tintas en cuanto a su contenido más sentimental, rozando lo ñoño en algunos instantes. Por fortuna, Petersen le confiere un envoltorio que lo separa bastante de referentes habituales, como "La Guerra de las Galaxias", lo que confiere a la película una estética como muy de cómic francés, salida de un número de la mítica "Metal Hurlant", lo que la hace más atractiva y la salva de ser un producto mimético, resultando más bien una curiosa reformulación de "Infierno en el Pacífico" (1968/John Boorman) aquella película sobre un soldado estadounidense (Lee Marvin) y otro japonés (Toshiro Mifune) en una isla perdida durante el segundo conflicto mundial. No es que alcance ni de lejos el impacto de la película de Boorman, pero digamos que "Enemigo mío" es una cinta que, al menos, en su momento, intentó seriamente apartarse de modelos previos, abrazando un ideario pacifista que, ni que decir tiene, en su día prácticamente nadie llegó a compartir.  
Y bien amigas y amigos, con esta reseña se inicia el mes de Junio para este "ocioso impenitente", que seguirá regularmente con sus comentarios de películas y libros. Saludos a todos y estén atentos a sus pantallas. Y al aire acondicionado...