Una buena mañana el joven Arthur Dent encuentra su casa rodeada de operarios de la contrucción prestos a derruirla. El ayuntamiento ha proyectado una carretera de circunvalación y la casa debe ser demolida. En pleno ataque de histeria por lo que está a punto de suceder se presenta el mejor amigo de Arthur, quien le informa de que en realidad es un extraterrestre, un autoestopista galáctico y, de paso, que la Tierra está a a punto de ser destrída por una raza de alienígenas, los vogones, que también andan interesados en mejorar las rutas, en este caso las del espacio exterior. Con el planeta Tierra al carajo y convertido, aparentemente, en el último ser humano en el Universo, Arthur inicia una extraordinaria aventura que le llevará a conocer a estrafalarios personajes, vivir abracadabrantes aventuras y a decir adiós y gracias por el pescado...
La historia de "Guía del autoestopista galáctico" empieza en 1978, cuando un joven guionista, Douglas Adams, crea una radionovela cómica de igual título, cuyo éxito en las ondas propicia que sean traspasados al formato novela al poco tiempo y, de este modo, generar otros cuatro libros más que refrendan a Adams como uno de los autores más sorprendentes e imaginativos de la ciencia ficción. Tras una adaptación televisiva, de la que no quedó del todo convencido, Adams decidió saltar el charco para lograr hacer una adaptación al cine con cara y ojos, en la que ejercería un control obsesivo con la vista puesta a evitar que su creación se convirtiera en pasto de la idiocracia hollywoodiense. Lamentablemente un ataque al corazón, en 2001, hizo que tales pretensiones quedaran del todo abortadas. Douglas Aadams murió en un gimnasio a los 49 años de edad.
A pesar de ello, el proyecto siguió adelante, pero sin la presencia de Adams digamos que éste quedaba desprotegido. Adquirido por la Disney, la película pasó a convertirse en el mascarón de proa para revitalizar a la Touchstone, la rama de cine "adulto" (no va con segundas, que es la Disney, malpensaos) y que casi nunca había dado lugar a grandes éxitos de taquilla.
El resultado final de todo ello fue una película que no acabó de gustar a los amantes del libro, que se sintieron profundamente decepcionados por el hecho de meter con calzador una trama romántica que en los libros brillaba por su ausencia, así como la apuesta por mantener la base de su estilo de humor, muy inglés al fin y al cabo, aún a pesar de que con ello se convertía al conjunto en una especie de película de los Monty Python sin los Monty Python, que es lo último que seguramente hubiera deseado su creador, que si bien escribió guiones para algunos de los componentes del mítico grupo cómico, había apartado a la "Guía del autoestopista galáctico" de un recurso en primera instancia tan previsible que de haber estado vivo hubiera deplorado de manera total y absoluta. El hecho es que la película se dio un buen batacazo en la taquilla estadounidense, circunstancia que en gran medida sentenció las posibilidades de hacer una franquicia.
No es que "Guía del autoestopista galáctico", la película, sea mala, tiene momentos hilarantes, unos efectos especiales de primera fila y unas interpretaciones ciertamente muy logradas, el problema radica en que sus responsables, pese a dejar las riendas en un reparto y un equipo técnico en su mayoría británico, realmente no parecían creer muy mucho en lo que podría hacer la película, por lo que la cinta más bien parece un parque temático, una comedia que intenta ser diferente pero que tampoco casa con el tipo de comedia que puede gustar a nivel masivo.
El paso del tiempo, y la edición en DVD, han hecho que la película haya ganado cierto grado de apreciación para algunos fans del género. Muchos apuntan a que la Disney se cargó lo mejor del concepto de Adams para convertirlo en un producto inofensivo, sin la carga ácida y directa del original, pero el hecho es que el director, Garth Jennings, logró hacer un trabajo ciertamente muy loable, respetuoso dentro de lo que le dejaron los márgenes establecidos por la casa del ratón.
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