Un investigador especializado en fenómenos paranormales (Paul LeMat), cuya actividad personal y profesional anda muy afectada por la muerte de su esposa, decide investigar el caso vinculado a una joven mujer (Rennee Soutendijk) que sufre el acoso de un fantasma especialmente violento que suele hacer acto de presencia alrededor de la medianoche. Pese a que la mujer decide en cierto momento no hacerse con sus servicios, el investigador se hace cargo igual de la investigación, descubriendo que el fantasma en cuestión es el padre de la chica, un tipo especialmente brutal y sádico, que abusaba sexualmente de ella. Una noche, y tras llamar a un médium, los acontecimientos se precipitarán hacia el descubrimiento de una realidad sumamente aterradora...
Donald P. Borchers es un hombre conocido básicamente por su papel en el desarrollo de algunos clásicos de la serie B de los ochenta, caso de "Los chicos del maíz" (1984/Fritz Kiertsch), de la cual el propio Borchers realizó un muy olvidable remake en 2009, de distribución muy limitada, dada su escasa calidad, o de "Vamp" (1986/Richard Wenk). Ambos títulos los financió en el seno de la New World, productora donde vivió algunos de sus mejores momentos como profesional del cine, no olvidemos que allí también produjo "Angel" (1984/robert V. O'Neill), aquella historia de una joven que era colegiala de día y prostituta (y vengadora urbana, ahí es nada) de noche. Entre unas y otras intentó hacerse un hueco como productor "de prestigio" pero ninguna de sus intentonas de lograr un puesto relevante obtuvieron el eco comercial esperado, por lo ha seguido vehiculando su actividad en productos de consumo rápido, de distribución directa a las estanterías de los videoclubes o para ser explotadas en la televisión de pago yanqui.
Esta "Secretos de la tumba" (1989) supuso su estreno como director de cine y no puede decirse que el tipo se luciera demasiado en su labor. Pese a un primer tramo bastante digno, en el que da esperanzas de poder estar al menos ante una serie B de tono menor pero disfrutable, la cosa poco a poco va decayendo de manera absoluta. Una dirección apagada, muy de telefilme de sobremesa, un uso casi obsceno de los clichés más típicos de las historias de fantasmas, un guión anodino, con ecos a la genial "Al final de la escalera" (1980/Peter Medak) y unas interpretaciones, en líneas generales muy nefastas, en especial las de la pareja protagonista, LeMat y la holandesa Souttendijk, que intentaba abrirse paso en Hollywood, fracasando en su empeño. El único que logra trascender la mediocridad del conjunto es David Warner, que otorga un alto nivel de credibilidad a su papel de médium, en una aparición, por desgracia, muy breve.
Se podría poner como excusa la falta de medios, pero es evidente que Borchers también puso muy mucho de su parte para que "Secretos de la cripta" quede como lo que es, un "quiero y no puedo" de fantasmas del pasado, literalmente regresados de la tumba y con ganas de putear de lo lindo al respetable. Su ineficacia a la hora de sacar provecho de una historia que, sin ser muy original, bien tratada podía dar bastante juego se hace palpable en secuencias de ritmo cansino, resueltas visualmente con mucha desgana y sin una pizca de imaginación que permita que la cosa suba enteros. El resultado es que uno termina por desentenderse de ella por completo, en tanto en cuanto los personajes se nos hacen sumamente antipáticos
No es de extrañar pues que la cinta tuviera una distribución comercial más bien oscura, reservada a su explotación en vídeo, donde llegó a distribuirse con los títulos de "Secret screams" y "Grave secrets", siendo estrenada en países latinoamericanos bajo el sonoro título de "La esperanza negra". El escaso eco comercial de la cinta provocó que Borchers no volviera a dirigir una cinta hasta casi doce años después, con el "thriller" cómico "Perfect fit" (2001) que tampoco es que entusiasmara demasiado al personal, quedando relegado también a una distribución pésima por no decir casi inexistente. Su filmografía se cierra en 2009 con el ya citado remake de "Los chicos del maíz", que definitivamente ha acabado con su actividad tras la cámara, limitándose a producir o a la aparición en documnetales donde recuerda sus años dorados en la New World, cuando era un "niño prodigio" con ganas de comerse Hollywood.
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