miércoles, 13 de agosto de 2014

BENDICIÓN MORTAL

Un joven, perteneciente a una congregación religiosa fundamentalista, conoce a una chica de la que se enamora, lo que le lleva a casarse con ella y, consecuentemente, abandonar su credo religioso. A pesar de las divergencias existentes, en tanto en cuanto su familia sigue perteneciendo al grupo religioso y se sienten profundamente defraudados por su "traición", la pareja de recién casados se instala en unos terrenos muy cercanos a los que ocupan los sectarios. La convivencia no resulta fácil, pero se mantiene dentro de unos márgenes más o menos soportables. La muerte del muchacho, hace que la viuda, que además está embarzada, quede desolada ante una situación que se le hace casi imposible de soportar. Unas amigas, acostumbradas a la vida en la gran ciudad, se trasladan al pequeño rancho con el fin de ayudarla a salir adelante. Con todo, los crímenes no paran de sucederse...
"Bendición mortal" (1981) es una de las películas de Wes Craven que ha quedado más olvidada y, pese a sus deficiencias, de no tratarse de una película redonda dentro de una filmografía que tampoco es que brille por su regularidad cualitativa. Su estética, casi telefilmesca, la convierten en un típico filme para la pequeña pantalla, de los muchos que todavía se producían en los ochenta. Pero lo cierto es que estamos ante una película hecha para el cine, aunque dentro de unos planteamientos que la emparentan con cierto espíritu de serie B muy de su época. Si a ello le sumamos que el filme posee algunas ideas que la hacen cuanto menos curiosa e interesante, podemos afirmar que estamos ante una obra "menor" de su director, pero sin duda alguna más recomendable que la posterior "La cosa del pantano" (1982), filme que debiera haber situado a si director en primera línea, pero cuyo (merecido) fracaso, provocó que Craven regresara sobre terrenos más conocidos y filmara "Pesadilla en Elm Street" (1984), una de sus grandes aportaciones al cine de terror de los ochenta...Para luego seguir dando una de cal y otra de arena sin apenas despeinarse. 
Otro de los aspectos por los que suele ser recordada esta cinta reside en el hecho de suponer el primer trabajo profesional de una joven y pizpireta Sharon Stone, que se convirtió en una apuesta personal de Wes Craven, quien quiso vigilar muy de cerca sus evoluciones (y no piensen mal, me refiero a sus evoluciones como actriz). La rubia intérprete, a diez años vista de su consagración con "Instinto básico" (1992) aún andaba muy verde en cuanto a habilidades dramáticas, por lo que su aportación se basa en emitir gritos cuando toca y a asumir su papel de "rubia escasamente inteligente" que Craven le endilgó sin mayores problemas. Sharon se aplicó a fondo en la tarea, pero se tomó su debida venganza, haciéndose amiga íntima de la por aquel entonces esposa del director de "Scream" (1996), tanto es así que hay quien apunta que fue la instigadora del posterior proceso de divorcio de la pareja. 
En un rol secundario destaca el gran Ernest Borgnine, uno de esos veteranos en mil y una producciones de todo tipo y calado, que por aquel entonces se hacía un huequecillo en el cine de género de bajo presupuesto, destacando su rol de villano en la muy bizarra "La lluvia del Diablo" (1975), filme dirigido por Robert Fuest y del que ya hablaré en este blog porque es un título que bien merece ser redescubierto, cuando no directamente descubierto, pues no tiene desperdicio. 
Como suele pasar en el cine de su director, "Bendición mortal" es una película que funciona como lo que es, una película de género, pero que se queda muy corta cuando Craven pretende hacer una crítica de tipo social en este caso a las sectas fundamentalistas, en este caso una claramente inspirada en los "amish". A base de tópico por aquí y tópico por allá, Craven va mostrando el devenir de un grupo humano que pretende mantener unas costumbres del todo arcaicas, sin atender al progreso y a los avances sociales, pero pronto se olvida del asunto, con el fin de centrarse en una trama terrorífica que, en su desenlace, resulta ser más reaccionaria en su discurso que la ideología de las sectas que pretende denunciar. Al final, para el espectador, lo único que le queda en la retina es los gritos de Sharon Stone, los correteos de Susan Buckner y una escena en una bañera que es una especie de ensayo general de la ya legendaria de "Pesadilla en Elm Street". Si no se le piden peras al olmo, resulta entretenidilla. 

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