Han pasado diez años tras los acontecimientos que terminaron con la vida de su familia, Mike y su amigo Reggie le siguen los pasos al responsable, el temible Hombre Alto. Siguen su estela de muerte y desolación, con pueblos enteros devastados por él y sus poderes infernales. Mike está sediento de venganza, decidido a acabar con el Hombre Alto cueste lo que cueste. Armados hasta los dientes, los dos amigos no pueden fiarse de nadie, pues nada es lo que parece...
Seis años después de "El Señor de las Bestias" (1982), Don Coscarelli regresó a el filme que le había servido de carta de presentación en 1979, "Phantasma", para realizar la secuela que muchos estaban largo tiempo esperando. Las circunstancias habían cambiado mucho en el proceso, de ser un director prometedor en el ámbito del cine de género, Coscarelli se había visto envuelto en un producto de espada y brujería del que no logró obtener el control final, siendo apeado del montaje por el productor. Tras varios intentos de levantar proyectos más personales, de los cuales pudiera tener cierto grado de control artístico, el realizador logró que la Universal le diera luz verde para producir la segunda parte de "Phantasma", pero a la hora de la verdad, y teniendo en cuenta que estamos hablando de una "major" hollywoodiense, tampoco pudo escaparse de tener que agarchar la cabeza y acatar las demandas del estudio, que le impuso desde cambiar al actor protagonista, que dejó de ser Michael Baldwin, para dejar paso a un novato que luego haría cierta carrera dentro del cine independiente, James LeGross, así como ajustarse a un presupuesto y unas directrices de actuación que resultaron del todo contraproducentes para el resultado final, por cuanto le quitaron la frescura y originalidad que poseía el filme primigenio.
"Phantasma II" posee algunos momentos en los que su atmósfera malsana, oscura, hacen predecir que uno podía estar ante un filme cuando menos apreciable. Pero el exceso de escenas con las dichosas bolitas voladoras asesinas hacen que uno eche de menos la tosquedad, la falta de medios del primer "Phantasma" una película que, viéndola con perspectiva, era mala, pero que poseía un toque entre fantástico y onírico que la hacían fascinante por momentos. Aquí, lamentablemente, Coscarelli intenta repetir tales planteamientos, pero el hecho de contar con más pasta (relativamente, que la Universal tampoco es que se estirara mucho) hace que la cosa suene a artificiosa. El caso es que la Universal no se mostró muy satisfecha con el resultado final, lo que sumado a su pinchazo en taquilla hizo que las posibilidades, al menos a corto plazo, de hacer una tercera parte se quedaran durmiendo el sueño de los justos. Cuando dicha posibilidad volvió a surgir, Coscarelli volvió a sus raíces independientes, lo que le permitió a la larga ir manteniendo la franquicia en pleno funcionamiento, rodando posteriormente dos entregas más, ambas distribuídas directamente en DVD, de nuevo contando con medios muy ajustados, pero con Coscarelli ejerciendo un control total y absoluto de su creación, pero que indican bien a las claras que los fans siguen deseando ver a un cada vez más atropellado Angus Scrimm como Hombre Alto. Ahora bien, aunque uno también sea fan, es la primera parte, el primer "Phantasma", en donde reside la magia, el poder subyugante de una de las aportaciones más originales al cine fantástico a lo largo de las últimas tres décadas.
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