lunes, 18 de agosto de 2014

LA VENGANZA DEL DOCTOR MABUSE

Aunque dado por muerto, el temible doctor Mabuse sigue bien vivito y coleando; decidido a vengarse de aquellos que le jugaron una mala pasada, Mabuse planea su venganza definitva contra el doctor Orloff, quien mantiene una vida de los más tranquila en un exótico paraje. Su guapa hija ronda al sheriff del lugar, quien pronto se verá obligado a intervenir cuando Mabuse ponga en marcha su diabólico plan, que consiste en secuestrar a personas sobre las cuales experimenta una especie de control mental. La única posibilidad de éxito consiste en que el jefe haga que su novia caiga en manos de Mabuse, dejando que ésta le permita penetrar en su refugio...
Jesús Franco siempre mostró su absoluta devoción a Fritz Lang, al que llegó a conocer personalmente durante una estancia del entonces aún director en ciernes, en París. A primeros de los setenta, Franco convence al productor alemán Artur Brauner, a la sazón detentador de los derechos de explotación del personaje de Mabuse, para rodar una nueva secuela de la saga. Dicha saga, basada en el serial escrito por Norbert Jacques, dio como resultado primero una obra maestra del calibre de "Doctor Mabuse" (1922), bajo la batuta de Lang. En 1933 rueda la también magnífica "El testamento del Dr. Mabuse" (1933), cuyo evidente trasfondo de denuncia del naciente nazismo que va dominando la Alemania azotada por la crisis económica no pasa desapercibido a los jerifaltes del Partido Nacionalsocialista, que deciden prohibirla tan pronto se estrena, lo que a corto plazo derivará en el exilio de Lang hacia pastos más óptimos para su inigualable talento. Cuarenta años después, un Fritz Lang que ya llevaba tiempo afincado de nuevo en su Alemania natal, tras una etapa gloriosa en Hollywood, regresó al personaje mediante "Los crímenes del Dr. Mabuse" (1961), que planteó, como bien indica su título, como secuela definitiva del personaje. Pero el proceso fue bastante arduo y complejo, afectando a las relaciones profesionales entre Brauner y Lang, quien se despediría del cine con esta película, de tan harto que quedó de todo. Brauner, satisfecho con los resultados de taquilla del filme, financió toda una serie de secuelas, muy influenciadas todas ellas por la moda jamesbondiana, por aquel entonces imperante. 
Rodada en Alicante y en la Manga del Mar Menor, "La venganza del Dr. Mabuse" es, digamoslo ya, un filme prototípico de los estilemas de su autor. Una mezcla, entre modesta y paupérrima, de historia de científicos locos y "western a la mediterránea". El estadounidense afincado en España Jack Taylor compone un Mabuse ciertamente merecedor de una revalorización, pues afronta el papel con brío y gracejo, pero lo demás no raya a similar altura, quedando un filme pobretón, desesperadamente arrítmico, con pifias evidentes, como la de la persecución en coche, con planos en los que es de día, otras veces es de noche y, a los dos minutos, de nuevo de día. ¿Lo mejor? La presencia de la siempre estimulante Ewa Stromberg (inolvidable en la magnífica "Las vampiras", junto a la malograda Soledad Miranda) como contrapunto erótico, así como las prestaciones del propio director y de Gustavo Re como contrapuntos cómicos. 
En resumidas cuentas, es sorprendente que un productor de la solvencia de Brauner decidiera meter dinero (poco, pero lo metió) en filmar una secuela rodada como a destiempo, pretendiendo ser irónica cuando la realidad es que se manifiesta prontamente como incapaz de trascender su evidente falta de medios. La inigualable personalidad, tanto creativa como humana, del director madrileño queda aquí muy desdibujada, muy por debajo de productos, igualmente delirantes como "La maldición de Frankenstein" (1972) que, aún siendo barata, ofrecía una paleta de posibilidades por completo cautivadoras. Por muy franquiano que uno pueda ser, "La maldición del Dr. Mabuse" no es, bajo ningún concepto, un Franco remarcable...

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