domingo, 24 de agosto de 2014

LUCY

Una joven estadounidense, que se halla en Taiwan, es embaucada por un compatriota suyo para que entregue un maletín a unos tipos con los que tiene unos negocios no demasiado limpios que digamos, o al menos es lo que sospecha ella tan pronto su amigo es tiroteado y ella es trasladada a la fuerza dentro de un hotel de lujo, donde cae en manos de un mafioso especialmente sádico. La chica es entonces obligada a ser "mula" de la droga, metiéndole en la tripa uno de los cuatro saquitos que contienen una nueva droga de carácter experimental, que según sus impulsores, será la bomba entre los jóvenes del Viejo Continente y Estados Unidos. Pero la cosa sale mal, al menos aparentemente, para la muchacha, que víctima de los golpes de uno de los matones del mafioso, ve como el contenido situado en su estómago revienta como consecuencia de una patada. Se supone que debería morir de una sobredosis, pero la realidad es que la droga hace que sus sentidos exploten hasta niveles nunca vistos en un ser humano. Convertida en una especie de superheroína, muy a su pesar, la chica iniciara un audaz plan para desbaratar los planes del mafioso, mientras intenta dar con un prestigioso científico, que queda fascinado cuando descubre de qué es capaz aquella inocente jovencita, que lo único que quería en esta vida era divertirse...
Bien, digámoslo ya, "Lucy" es una película visualmente brillante, creo que de lo mejor que ha filmado Luc Besson en su carrera, pero también hay que dejar clara una cosa: es una ida de la olla que se va por los cerros de Úbeda hacia su tramo final, que no desvelaré, en el que se sitúa una portentosa secuencia que es de aquellas que quedan ya como básicas dentro del género.
Lo mejor de esta película reside en que posee un ritmo portentoso, quizá un tanto desquiciado, pero que sumado a su ropaje de serie B del todo desprejuicida, acaba por dar como producto final una cinta realmente brillante, que en su hora y media de metraje no deja espacio a los tiempos muertos, proporcionando un nivel de diversión y disfrutes que la convierten en una de esas películas que, sin lugar a dudas, acabarán por convertirse en referencia del Fantástico en los años que nos vienen. Puede que su desenfreno haga que el espactador se quede un tanto embarullado, pero Besson, que parece estar en un estado de forma enviadiable, tras una temporada francamente para olvidar, lo resuelve con un pulso majestuoso. En unos tiempos en que para contar cualquier nimiedad el director de turno necesita más de dos horas, el responsable de "El quinto elemento" (1998) lo ajusta a una muy bien aprovechada hora y media, que le basta y le sobra para poner en antecedentes al espectador y llevarle hasta los confines del Universo en un abrir y cerrar de ojos. E incluye el viaje de vuelta, evidentemente. Además de a Scarlett Johansson. ¿Se le puede pedir más a una película? Personalmente creo que no. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario