lunes, 27 de octubre de 2014

200 RESEÑAS 200: LA LEYENDA DE LA MANSIÓN DEL INFIERNO

Un rico hombre de negocios, Rolf Randolph Deutsch, está decidido a saber la verdad sobre la infame casa Belasco, una enorme mansión propiedad de un hombre también de elevada posición social, Belasco, quien era conocido por su comportamiento, que en muchas ocasiones rayaba en la crueldad y el sadismo más extremo. Fallecido en extrañas circunstancias, aunque nunca se halló su cadáver, un tiempo después, en 1953 de su fallecimiento se organizó una expedición con el objetivo de esclarecer lo sucedido y hallar el cadáver del difunto propietario de la casa, pero la cosa empezó mal y terminó peor. De todos los componentes de la misión, solamente logró salir indemne uno, un médium, aunque tuvo que permanecer un tiempo bajo tratamiento psiquiátrico, dado lo traumático de lo vivido en el interior de aquella casa maldita. Pasados veinte años, Deutsch cree que es el momento de saber la verdade de manera definitiva, por lo que financia otra nueva expedición, con el fin de llegar a una conclusión clara de los sucedido. Los cuatro miembros del grupo, entre los cuales se halla el médium superviviente de la primera misión, volverán a ser testigos de lo que es capaz de hacer Belasco desde el Otro Lado. Saber la Verdad va a costarles muy, pero que muy caro...
Basada en una novela de Richard Matheson, que el propio autor adaptó al formato de guión, "La leyenda de la mansión del Infierno" (1973) es una de las grandes obras maestras del cine de terror hechas en los años setenta, además de ser la película más representativa de su director, el británico John Hough, un realizador de trayectoria sumamente irregular, que despuntó en el seno de la Hammer Films con "Drácula y las mellizas" ( 1971), aunque en ella no apareciese Drácula ni por casualidad, o en la muy reivindicable "Succubus" (1980), producción canadiense que, a pesar de un guión que no acababa de hilar fino todas sus posibilidades, Hough salvó mediante un estilo donde la sobriedad y el buen uso de los golpes de efecto se dan la mano con precisión y sin problema alguno...
Producida por el estadounidense James H. Nicholson, que hasta aquel entonces había sido uno de los dirigentes de la American International Pictures, junto a Sam Arkoff,  "La leyenda de la mansión del Infierno" significó al mismo tiempo su canto del cisne como productor independiente, pues moriría poco después de estrenada la cinta, como consecuencia de un cáncer. El filme se rodó en tierras británicas, con actores que generalmente solían ejercer funciones de secundarios pero que en este caso tuvieron la oportunidad de hacerse valer como protagonistas absolutos. Clive Revill, Roddy McDowall, Pamela Franklin y Gayle Hunnicutt se bastan y se sobran para dotar de verosimilitud esta historia de casas encantadas que su autor hizo como consecuencia de su plena devoción a la novela "The haunting", de Shirley Jackson, y que Robert Wise convirtió en otra pieza obligada dentro del subgénero, en 1963. Tanto las novelas como las películas pueden verse como versiones contrapuestas de un mismo tema, de un mismo punto de partida, pero si en el caso de Jackson/Wise es la casa la que en gran medida domina a los protagonistas, en el de Matheson/Hough lo que predominan son los personajes, de cómo sus reacciones ante algo que no acaban de entender hacen que sus acciones determinen la tragedia que les sobrevendrá, aún cuando uno de ellos, que logró sobrevivir anteriormente a la casa, está seguro de que Belasco volverá a hacer de las suyas, matándolos a todos. Los ciclos, como siempre, se repiten, y el médium deberá vencer a sus miedos con el fin de esclarecer la verdad sobre Belasco, pero no por una recompensa económica, sino para salir con vida, por segunda vez, del desastre. 
A la hora de adaptar la novela al cine, Matheson llevó a cabo algunos ajustes, especialmente vinculados al personaje encarnado por Gayle Hunnicutt. Si en la novela es un mujer de mediana edad, no demasiado atractiva, que vive además dominada por múltiples traumas psicológicos y sexuales, en el filme, bajo los rasgos de la bella Hunnicutt, pierde un tanto la intencionalidad, convirtiéndose en mera víctima propiciatoria de los manejos del fantasma de Belasco. No es que el cambio sea malo, pero el conflicto de este personaje da mayor nivel dramático en la novela, quedando en la película como un mero reclamo para que la actriz pueda mostrar, aunque sea de forma entrevista, todo su esplendor físico. 

Cubierta de la edición de 2011 de la novela de Richard Matheson, por parte de Editorial Minotauro. Posteriormente la novela saldría en edición de bolsillo, siendo fácilmente localizable en librerías que se precien de serlo o en bibliotecas. Se trata de una de las grandes obras de su autor, junto a la magistral "Soy leyenda", que también ha sido llevada a la pantalla en tres ocasiones, con resultados tan diversos como poco vinculados con la novela que les sirvió de base...
El malogrado, y entrañable, Roddy McDowall da muestras de su indiscutible mano maestra como intérprete. Con este filme, el actor logró uno de sus mayores triunfos profesionales, que le situarían como un actor "de culto" dentro del género, situación que le permitiría vivir una segunda juventud como actor, que se vería rematada posteriormente, ya en los ochenta, con la también genial "Noche de miedo" (1985/Tom Holland), filme en la que da otro recital. 
 "La leyenda de la mansión del Infierno"  es pues, un filme basado en la reacción de los intérpretes, todos ellos excelentes, que asumen sus papeles desde una perspectiva dramática del todo creíble. Quizá su estética, excesivamente setentera, pueda jugar en su contra, pero es ésta una película que ejemplifica que sin necesidad de cargar las tintas, de abusar de la sangre e higadillos, se puede crear inquietud, miedo en el espectador. Su desenlace, seco, directo a la yugular, deja al espectador sin apenas espacio para sostenerse. Años más tarde, el holandés Jan DeBont realizaría una nueva versión de "The haunting" del todo olvidable, donde demostraba su absoluta incapacidad creativa para ir más allá de los dominios del efecto especial generado por ordenador. Hough, por su parte, realizó un filme de cámara, no ya por el buen uso que hace de ella, es que además estamos ante una película sencilla, narrativamente compleja pero que su director resuelve con indudable pulso de maestro. El material de base ya estaba negro sobre blanco; Hough simplemente emplazó la cámara y dispuso a los actores para dar lugar a una cinta absolutamente imprescindible. 
Pasados más de cuarenta años, por fortuna, su legado no ha sido manchado por un remake...Es raro pero espero que dure. 
Con esta reseña llegamos a las doscientas reseñas en "El ocioso impenitente"; ha sido un largo camino que no ha hecho más que empezar. Desde estas páginas agradezco la atención que me han prestado a lo largo de este tiempo, esperando no haberles aburrido más de lo necesario. Pese a la irregularidad, a los cambios de nombre, este blog intenta siempre mantenerse a flote. Con los ojos puestos en el próximo 31 de Octubre, cuando les hablaré de "La noche de los muertos vivientes" con motivo de la Festividad de Todos los Santos (Halloween para el resto) les envío un cordial saludo de este que les escribe. Muchas gracias y mucho cine y libros (y si cae algún cómic mejor que mejor). Hasta pronto ociosas y ociosos con clase...


Esta reseña está dedicada a SJV con cariño, y para que sepa que se la quiere y echa de menos. Los tiempos mejores suelen ser un tanto lentos en llegar, pero cuando llegan, hay que aprovecharlos, pues duran bien poco, lamentablemente. Pero llegan, tengamos Fe en ello por una vez...

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