viernes, 19 de diciembre de 2014

DANZA MACABRA

Una importante academia de danza de San Petersburgo, propiedad de la mítica Madame Gordeuka, inicia una nueva etapa permitiendo que muchachas de fuera de Rusia accedan a sus instalaciones, con el fin de lograr un pusto como primera figura en la compañía de danza de la ciudad. Es una academia con unos métodos muy duros, exigentes, y no todas están preparadas para soportar el ritmo de trabajo impuesto por Madame y su segundo, el Profesor Wagner, un hombre que vive otormentado por el recuerdo de Svetlana, una bella bailarina que murió en un accidente de moto, vehículo que él conducía bebido...La llegada de una joven americana, rebelde e impetuosa, pero físicamente igual a la difunta, hace que Wagner empiece a rememorar hechos del pasado, con trágicos resultados...
A finales de los ochenta, Menahem Golan, uno de los mandamases de la Cannon Films junto a su primo, Yoram Globus, abandonó la compañía por desacuerdos con éste, y fundó la 21st Century, compañía con la que esperaba repetir similar impacto a nivel de cine y mercado del vídeo doméstico. Pero el caso es que por mucho empeño que le puso al asunto, la nueva compañía no pasó de facturar series B de muy poca categoría, que apenas tuvieron acceso a la pantalla grande, si exceptuamos una muy reivindicable nueva versión de "La noche de los muertos vivientes" (1990/Tom Savini). 
Inicialmente, "Danza macabra" (1991/Greydon Clark) debía ser la secuela de "El fantasma de la ópera" (1989/Dwight H. Little), una muy olvidable nueva adaptación de la novela de Gaston Leroux, en la que Robert Englund, a grandes rasgos, hacía lo que mejor sabe hacer, de Freddy Krueger. Por razones nunca del todo aclaradas, la idea se desechó en última instancia, con objeto de hacer algo más moderno y adecuado a los tiempos que corrían, según algunas fuentes. Pero viendo el resultado final, el aspecto visual del filme, digamos ya que "Danza macabra" es un truño de padre y muy señor mío, que pretende  remedar el estilo de Dario Argento pero que resulta peor que los últimos trabajos de éste, que ya es decir. 
Dirigida por Greydon Clark, realizador especializado en subproductos de serie B y con algunos trabajillos para la caja tonta a sus espaldas, la película es un despropósito desde su mismo inicio, con secuencias de asesinato resueltas de la peor forma posible y con la intervención de un Robert Englund pasado de rosca, que en ningún momento logra convencer en su doble papel, que pretende ser otro homenaje a un maestro del género, caso de Brian DePalma, pero que termina por arruinarlo todo por culpa de la desidia del realizador, que se muestra bien poco inspirado, incapaz de dotar de un mínimo de consistencia al material sobre el cual está trabajando. 
El resultado es que la película, aún siendo corta, se hace larga y aburrida de solemnidad; lo único que puede despertar algo de interés es la guapa Michelle Zeitlin, bailarina profesional en su vida diaria, que intentó hacerse un hueco en Hollywood con esta cinta. Huelga decir que sin conseguirlo, pues la película apenas despertó interés alguno en alguna parte de este mundo. Filmada en 1991, en España tardó tres años en llegar a los videoclubes de barrio, cuando los ecos de la 21st Century ya habían dejado de sonar, pues la empresa había echado el cierre o prácticamente estaba a un paso de darlo.    

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