jueves, 1 de mayo de 2014

MANIAC

Frank Zito es, en apariencia, un típico y tópico ciudadano neoyorquino; es un hombre reservado, de gesto tímido y amable, pero que en la realidad oculta un asesino en serie que está aterrorizando las calles de la Gran Manzana, matando mujeres a las que deja sin cabello, pues lo guarda con fines un tanto peculiares. Un día conoce a una guapa fotógrafa con la que sale ocasinalmente, sin saber la naturaleza de un hombre, cara al público, insignificante pero que es capaz de lo peor...
"Maniac" surgió gracias a los esfuerzos de su protagonista y valedor principal, Joe Spinell. Spinell, nacido Joe Spagniolo, en 1936 (y fallecido en 1989) fue uno de esos secundarios de fuste, que con su talento dejaron una huella indeleble en títulos de la categoría de "El padrino" (1972/Francis Coppola), "Taxi driver" (1976/Martin Scorsese), "Rocky" (1976/John G. Avildsen) o "A la caza" (1980/William Friedkin. Amigo personal de Sylvester Stallone, con quien coincidió en diversas ocasiones y apadrinó a su primogénito, el también fallecido Sage Stallone. Entuasiasta del cine de terror, Spinell contaba con un guión de C.A. Rosenberg que le interesaba poner en imágenes. Dadas las características del proyecto, tuvo que plegarse a los condicionantes de autofinanciárselo, y escogió como director a un realizador prácticamente debutante, William Lustig, un cineasta que viviría sus mejores años en la década de los ochenta, merced a la trilogía de "Maniac cop", la primera de ellas rodada en 1988 y proseguida por dos secuelas más, en 1990 y en 1993, esta última afectada por serios problemas con los productores que provocaron la espantada de Lustig y del "alma mater" de la saga, el guionista, productor y director Larry Cohen.
Volviendo a "Maniac" (1980), ésta es una película que narra con un escalofriante grado de realismo, tanto en su violencia como en el retrato de los personajes, en especial del citado Frank Zito, el discurrir diario de un asesino en serie que actúa en las calles de una Nueva York oscura, degradada, amenazadora. En esta película no se ve una Nueva York de postal turística, se nota en cada fotograma la sordidez de sus barrios bajos. Rodada en escenarios reales, el filme sigue el deambular nocturno del protagonista en busca de nuevas víctimas, mientras de día mantiene una apariencia de persona vulgar y corriente, que parece no haber roto un plato en su vida, aunque la realidad es que es un asesino insaciable.
Estrenada en el festival de Cannes, la película fue recibida de muy mala manera pero, como suele ocurrir, el paso del tiempo ha jugado en su favor otorgándole el beneficio de convertirse en un título señero de la historia del género de terror. Tanto es así que Spinell estuvo rumiando una secuela, de la que llegó a rodarse algo de metraje con el fin de encontrar financiación, aunque la posterior, y prematura, muerte del actor hizo que el proyecto se quedase en esos metros de película. En 2012 se filmó un curioso "remake", protagonizado por un insólito Elijah Wood como Frank Zito y que, inteligentemente, se aparta del modelo original con el fin de proponer una relectura muy interesante del original.
Otro de los factores que hicieron que "Maniac" se ganara un espacio de honor dentro del género fue la labor en los maquillajes del genial Tom Savini. Célebre es la secuencia en la que el personaje de Frank Zito vuela la cabeza, con un tiro de escopeta recortada, de un pobre muchacho que anda retozando con su novia dentro del coche. El desdichado, interpretado por el propio Savini, deja el coche hecho unos zorros, pero la cámara, situada a su espalda, captura una escena de una contundencia pocas veces vista y alcanzada dentro del cine de terror de los ochenta y casi diría del resto de décadas hasta llegar a la actualidad.
Una película difícil de ver, ya sea por su crudeza visual, como por la propia naturaleza de su personaje, soberbiamente recreado por Joe Spinell.
Completa el reparto la hermosa Caroline Munro, nacida en 1950, y que estuvo presente en un gran número de filmes pertenecientes al Fantástico setentero como la genial "El viaje fantástico del Simbad" (1973/Gordon Hessler) o en la británica Hammer Films. No en vano su presencia en el film que nos ocupa se debió al cariño que Lustig y Spinell profesaban por los filmes de terror facturados por esta compañía inglesa. 

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