miércoles, 5 de octubre de 2016

ETERNAL

A un tan rico como implacable empresario (Ben Kingsley) le diagnostican un cáncer terminal, circunstancia que, ni que decir tiene, trastoca por completo su actividad como hombre de negocios y ser humano. Incapaz de reanudar la relación con su única hija, el millonario parece centrar su existencia en vivir sus últimos días intentando paliar el dolor y el malestar físicos, cada vez más notables. Pero un día parece en escena un científico algo peculiar (Mathew Goode), que le ofrece la posibilidad de "resucitar" en el cuerpo de otro hombre, más joven y completamente sano, con el que inciará una nueva vida, en la que podrá disfrutar de aquellos placeres que en su anterior existencia no había ni tan siquiera deseado o imaginado disfrutar. La única condición es que debe asumir una nueva identidad, olvidarse por completo de la otra, reiniciado su vida en otra ciudad. Convertido en un hombre joven y con energías renovadas (Ryan Reynolds), el otrora millonario parece estar en la gloria. Pero un día, de forma fortuita, empieza a tener recuerdos de una vida que no es la anterior, recuerdos pertenecientes al cuerpo que ahora "ocupa"...
Antes de enfundarse las mallas de superhéroe gamberro y deslenguado en "Deadpool" (2016/Tim Miller), Ryan Reynolds intervino en esta menos exitosa pero no por ello desdeñable peripecia de acción y gotas de ciencia ficción, a partir de un guión de los hermanos Alex y David Pastor, catalanes de nacimiento que mantienen su carrera entre el cine español con intentonas más o menos consistentes en Hollywood, como es el caso que nos ocupa.
"Eternal" es una cinta cuya principal virtud es que no aburre, y eso que está dirigida por un tipo, Tarsem Singh, responsable de la muy horrenda "La celda", a mayor gloria de Jennifer López, así como de "Inmortales", una peripecia que pretendía resucitar el cine "de romanos" (en este caso griegos más bien), pero que se saldó en un fiasco de tres pares. En este caso, Singh se toma las cosas desde una perspectiva más modesta, más práctica, se deja de florituras y ofrece un filme de acción bastante digno e interesante, que remite, salvando las distancias, a la memorable "Plan diabólico" (1966/John Frankenheimer) pero desde unos parámetros de mucho menor alcance y pretensiones, lo que es muy de agradecer viniendo de quien viene. Si de algo adolece esta película es de un desenlace algo burdo, bien poco creíble, que no corresponde con el buen nivel que hasta el momento ha mantenido el filme, pero repito que dentro de lo que cabe es una película francamente muy digna y honesta consigo misma y con sus potenciales espectadores, siendo un entretenimiento que pese a ese final tan de pegote, funciona a las mil maravillas si uno no espera peras del olmo. 

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