Un par de universitarios con ganas de montarse una buena juerga, deciden montársela por su cuenta ante el muermo que les provoca la hermandad de su facultad. Ayudados por los recursos económicos de un compañero de estudios de origen japonés, tan pijo como corto de entendederas, los muchachos se dirigen a los barrios bajos de la ciudad en busca de una "stripper" con la que mejorar los fiestorros en la Universidad. Y cae la medianoche cuando llegan al "After dark" un club en apariencia un tanto tronado, casi en decadencia, pero que reserva más de una sorpresa, desde una camarera guapa a rabiar y simpática a más no poder, así como una extraña bailarina, Katrina, cuya naturaleza está muy lejos de ser de este mundo...
"Vamp" (1986) tiene un problema, podríamos decir, grave; es tan de los ochenta, pero tan de los ochenta, que hace daño en los ojos dada su absoluta pertenencia a la estética visual de aquella década. En algunos casos, como por ejemplo "Los viajeros de la noche" (1987) o "Noche de miedo" (1985) dicha clasificación no molesta, es más, las engrandece sobremanera, pues son dos clásicos que están muy por encima de la época a la que pertenecen, pero en el caso de "Vamp", digamos que se trata de una modesta producción de una compañía, la New World, que salvo en muy contadas oportunidades, como por ejemplo la ya comentada "Hellraiser" (1987), pocas veces ofreció títulos que realmente hayan logrado perdurar en el recuerdo del aficionado...Bueno, a lo mejor exagero un tanto, pues hay que recordar la tremendamente divertida "Estamos muertos...¿O qué?" (1988), una simpática historia de zombies y policías (y las dos cosas a la vez) que a día de hoy merece ser redescubierta o rescatada de el injusto olvido en la que se halla sumida.
Pero volviendo a "Vamp", es ésta una película cuanto menos curiosa, en el sentido de que es mala, que posee algunas interpretaciones realmente atroces, algunas ideas de guión decididamente absurdas, pero posee un encanto ochentero que, en su conjunto, hace que trascienda sus inconvenientes, resultando al final una cinta de terror cien por cien disfrutable, aunque haya momentos en la uno no sabe por dónde cogerla. A ello contribuye sin ninguna duda la presencia de DeDee Pfeiffer, hermana de la muy famosa Michelle, que al contrario de ésta ha tenido que ganarse la habichuelas interviniendo en televisión o en productos de segunda fila, pero que aquí logró, por una vez, lograr hacerse un huequecillo en el corazón del aficionado a las series B, por muy majaderas que puedan ser. Y esta película, si tiene algo, amigos míos, es que es muy, pero que muy, majadera. En cambio DeDee está encantadora, es verla y ya no se la olvida.
Su condición de película ochentera queda refrendado por la presencia de la entonces muy popular cantante Grace Jones, uno de los iconos de aquella década, en el rol de Katrina, una bailarina con un "secretillo". Jones estaba por aquellos años en la cresta de la ola, mediante intervenciones en diversas películas, caso de "Conan el destructor" (1984) o "Panorama para matar" (1985). Aquellas dos cintas eran de alto presupuesto, pero la cantante recibió palos por todas partes como consecuencia de sus limitadas prestaciones dramáticas, así como por su carácter, un tanto complicado y muy marcado por su actitud de diva. Sea por decisión propia o de los responsables del filme, Grace Jones permanece muda a lo largo de sus (por fortuna) escasas intervenciones. Después de esto su carrera como actriz quedó del todo limitada a intervenciones episódicas.
El director del mejunje es Richard Wenk, profesional de muy variado bagaje profesional. Ha trabajado como director, guionista, productor e incluso actor o colaborando en la banda sonora. Como realizador ha dejado media docena de filmes, ninguno de los cuales ha obtenido demasiada repercusión; aparte del que nos ocupa se le destaca por un "directo a DVD" titulado "Wishcraft" (2002) pero que apenas tuvo eco comercial dentro de su ámbito de explotación, de hecho no consta que haya tenido distribución por estos lares. De hecho desde ese año 2002 no ha vuelto a dirigir nada de nada, ni la comunión de sus sobrinos. Como guionista sí puede considerarse un profesional requerido en base a su buena mano para el cine de acción, habiendo sido el responsable de los libretos de "Los mercenarios 2" (2012), "The mechanich" (2011) o de "16 calles" (2006). Su trabajo más reciente es "The equalizer" (2014/Antoine Fuqua) al servicio de Denzel Washington, lo cual demuestra que el tipo, al menos como guionista, ha dejado el terreno del subproducto y se mantiene en producciones de mayor nivel presupuestario.