Godzilla, el entrañable monstruo nacido del abuso de las bombas nucleares, es toda una institución para los japoneses, que durante cerca de sesenta años han disfrutado de sus afición por destruir Tokyo con el mismo entusiasmo que Messi golea en una tarde de gloria en el Camp Nou. Con todo, Roland Emmerich estuvo a punto, en 1998, de cargarse el mito, mediante una versión bastante aparatosa que no convenció prácticamente a nadie, y menos a los japoneses, que muy probablemente de haber pillado al alemán, tan aficionado como Godzilla a cargarse el mundo película sí, película también, lo hubieran dejado para el arrastre durante una buena temporada.
El caso es que la Warner convenció a los titulares del personaje, esto es la Toho Company, para poner en marcha una nueva versión, lo que se dice un "reboot", pero ahora desde una perspectiva más "respetuosa" con el material original. Para ello contaron con los servicios de un director, Gareth Edwards, responsable de la curiosa "Monsters" (2012), y un hombre menos dado a la épica de salón como el ya citado Emmerich, realizador al que siempre he considerado especialmente cansino en su afán de narrar destrucciones masivas con tanta espectacularidad como vacías son sus imágenes y hueco el contenido dramático de las mismas. Y le dan un premio honorífico en Sitges, válgame Dios, cómo está el patio, muy señores míos...
Ahora bien, aún admitiendo que este "Godzilla" es un filme sin duda mucho mejor resuelto visualmente que la anterior versión, con momentos de realismo casi escalofriante, caso del ataque a Hawai o la portentosa secuencia en el Golden Gate de San Francisco, Gareth Edwards no puede sustraerse de cierto tufillo paramilitar, así como de un mensaje final (los pecados del padre son enmendados por el hijo...) que termina por ser un recurso excesivamente fácil en un producto que desprende potencia visual por los cuatro costados. En cierto modo, a Edwards le pasa lo mismo que al Guillermo del Toro de "Pacific Rim", que cuenta con un presupuesto enorme, un talento fabuloso, para luego contar una historia nimia a más no poder. Pero es este un mal ya endémico en el actual cine hecho en Hollywood. La pretensión de sus responsables era hacer una película espectacular, pero que funcionara lo bastante bien en taquilla como para crear una franquicia. Según todas las informaciones, eso es lo que se planeaba, y es lo que va a producirse. Gareth Edwards, por su parte, se hace un hueco en la Meca del Cine, lo que laboralmente le va de puta madre, con lo que es de esperar que su talento sirva a empeños que, aún siendo de gran empaque, sean algo más audaces. Lo sé, es una quimera, pero por pedir...En cualquier caso, este "Godzilla" es una notable superproducción.
No hay comentarios:
Publicar un comentario