miércoles, 11 de marzo de 2015

EL AGUJERO DEL INFIERNO (LIBRO)

Adrian Ross es el seudónimo del Profesor Arthur Reed Ropes (1859-1933) que usó para escribir "El agujero del Infierno" novela publicada originalmente en 1914 y que queda como su única incursión en la literatura de género fantástico, por cuanto su producción se circunscribió a libretos de ópera y a producir espectáculos musicales o satíricos. En el momento de su edición, la novela no despertó demasiada expectación ni interés, teniendo que esperar casi cincuenta años para que otro escritor inglés, Ramsey Campbell, le otorgara algo de atención y despertara el necesario interés por una obra que posee un estilo moderno y que avanza algunos de los elementos que autores como H.P. Lovecraft o Arthur Machen convertir´na en modelo de práctica a la hora de escribir historias de terror. 
Ambientada en la convulsa Inglaterra de mediados del siglo XVII, azotada por una cruenta Guerra Civil, la novela nos narra las tribulaciones de un grupo de personajes encerrados, atrapados en un oscuro catillo situado en las marismas, alrededor de la cual merodea una criatura de indescriptible aspecto, que va cercando su interés en la construcción y en sus ocupantes. El propietario del castillo es un noble que cada vez da muestras de estar más enloquecido, y que comparte espacio con una mujer de origen italiano y que gusta de practicar magia negra. Poco a poco, la amenaza que se oculta en las marismas, en un agujero oscuro y edihondo situado cerca de ellas, irá cercando a los habitantes de la construcción, creando entre ellos reacciones cada vez más convulsas y complicadas.
"El agujero del Infierno" es una excelente muestra dentro del género en el cual se sitúa; plantea las situaciones sin caer en lo superfluo, con una prosa muy precisa y elegante, logrando que el lector se sienta igual de agobiado y aterrorizado que los habitantes del viejo castillo de Deeping Hold. Edita Valdemar, bueno reedita valdemar en su siempre recomendable colección Gótica. Imprescindible es decir poco. Un joyón en toda regla. 

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