Dos universitarias que realizan una tesis sobre magia negra y supersticiones varias creen haber hallado la
tumba de la pérfida condesa Wandesa Dárvula de Nadasdy (caray con el nombrecico), tristemente famosa por cargarse a jovenzuelas para beber su sangre. Que era una vampira, vamos. Profanar la tumba les va a costar caro de narices, ya que el espíritu de la fallecida posee el cuerpo de una de las estudiantes. Suerte que está por ahí el bueno (y amargado de la vida) de Waldemar Daninsky, que luchará con todas sus fuerzas para deshacer la maldición y salvar la vida de una de las muchachas, aunque con ello deba sacrificar su propia vida.
"La noche de Walpurgis" fue todo un fenómeno de taquilla en la España de primeros de los setenta, y sirvió para consagrar de forma definitiva a su protagonista, el madrileño Jacinto Molina, en arte Paul Naschy, quien además también ejercía funciones de guionista y, poco más tarde, saltaría a la dirección, con resultados no tan despreciables como cabría temerse.
En este caso el director es el ruso-argentino León Klimovsky, un realizador que al igual que ocurría con Jose Luis Merino, estaba muy acostumbrado a ir cambiando de género con notoria facilidad. Nacido en Rusia, el estallido de la Revolución provocó que su familia emigrara a tierras argentinas, donde Klimovsky destacó por su interés por el cine y el jazz. Fue uno de los fundadores de la filmoteca de Buenos Aires, y tras realizar algunos primeros trabajos en aquel país, recala en España a mediados de los cincuenta. Rodó de todo y con suma profesionalidad, aunque lo suyo no era hacer cine de autor, sino más bien estar al servicio del productor, lo que le granjeó ciertas antipatías. Cumplidor y funcional, Klimovsky legó algunas buenas piezas dentro del género de terror. Sus buenas migas con Paul Naschy facilitaron que la "pareja de hecho" repitiera en diversas ocasiones, con resultados no tan redondos.
Por último indicar que la copia, tanto en VHS como en DVD incluye las escenas de "destape" que se utilizaron para el montaje estrenado fuera de las fronteras de la España franquista. No es que sea muy fuertes, pero están montadas en paralelo, con lo cual puede verse los niveles de estupidez de cierta clase de censores y supuestos defensores de la moralidad...
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