lunes, 7 de abril de 2014

KILLER JOE

El principal problema que uno puede encontrarse a la hora de ver una película como la que nos ocupa, es que no hay unos personajes a los que admirar, o cuando menos apiadarse de su situación personal. En "Killer Joe" (2012) no hay asideros donde congraciarse con la especie humana, pues los personajes de esta película representan lo peor de lo peor. En unos tiempos en los cuales el espectador pretende ir a lo "fácil", a lo "políticamente correcto", esta película no sigue la senda marcada de antemano por un cine de Hollywood infantilizado y con escasas oportunidades de ir más allá de los superhéroes con mallas (un tipo de cine que no desprecio, antes al contrario, pero es evidente que no se puede ir siempre por lo trillado como base para hacer un tipo de cine que despierte al espectador de la sensación de que le ofrecen los mismo cada dos por tres. 
El protagonista, Chris, es un joven que intentó prosperar con una granja de conejos, pero la cosa salió mal, teniendo que ganarse la vida vendiendo droga. Pero ni por ésas; Chris acaba debiendo mil dólares a un mafiosillo local, y el plazo para pagar la deuda se le echa encima, así que para no acabar con las piernas rotas y tirado en una cuneta de alguna polvorienta carretera texana, el muchacho decide ir a la directa. En una conversación casual con su padrastro, se entera de que su madre posee un seguro de vida por valor de cincuenta mil dólares, que a puesto a nombre de su hermana, una joven dulce e inocente, aunque algo desequilibrada. Para llevar a cabo el trabajo convence a Joe Cooper, un agente de policía que se gana un sobresueldo haciendo "trabajitos" de muy diversa índole. Joe es un tipo serio, metódico, que no está para muchas monsergas. Y, además, cobra por adelantando, cosa que Chris no puede garantizarle, pues antes debe cobrar el seguro. Ahora bien, la hermana de Chris despierta en Joe unos sentimientos claros y precisos. Aparentemente, el trabajo no reviste mayores problemas, pero las cosas se torcerán cuando Chris menos se lo hubiera pensado...
Lejanos ya los días de "French Connection" (1971) o "El exorcista" (1973), William Friedkin (1935) se ha mantenido en activo un tanto a trompicones. Su carrera de éxitos se fue al traste como consecuencia del estrepitoso fracaso de "Carga maldita" (1977), cierto es que luego realizaría una película sin duda impactante , "A la caza" (1979), un descenso a los Infiernos muy similar al que vive el protagonista de "Killer Joe". Si en el primer caso teníamos a un agente de la policía, Al Pacino, que debe infiltrarse en el submundo de los clubes de alterne homosexuales de un Nueva York entre tinieblas, Chris, un muchacho que procede de los barrios más miserables del extrarradio de Dallas, tiene un plan que le llevará a un pacto con un asesino peculiar, Joe, que se siente atraído por su hermana pequeña, una chica que parece no estar en sus cabales. 
El escenario de "Killer Joe" es a todas luces deprimente; el protagonista es un chico que ha intentado prosperar en la vida, pero las cosas se le torcieron de muy mala manera, y dado que no tiene dónde caerse muerto, acaba por convertirse en camello, terminando d eperder lo poco que ya tenía. Su entorno familiar no es tampoco moco de pavo, a una hermana medio ida se le suman un padre corto de entendederas, una madrastra con la que tiene fecuentes discusiones y una madre con la que tampoco congenia, así que decide que la única opción pasa por eliminar a ésta última, pues su padrastro le dice que tiene un seguro de vida muy sustancioso, a nombre de su hermana, la que vive en otro planeta...O eso es lo que parece.
Con un trabajo interpretativo de primer orden, encabezados por un escalofriante Matthew McConaughey, "Killer Joe" refrenda la mano maestra de Friedkin, un director que quedó descabalagado de las glorias de Hollywood demasiado pronto, teniendo que mantenerse a flote película a película. En ocasiones tuvo la oportunidad de realizar películas de indudable categoría, caso de "A la caza" o la muy reivindicable "El mayor robo del siglo" (1978), otra historia de perdedores surgidos de los barrios marginales. En los ochenta, el director de "El exorcista" (1973) se mantuvo en activo intentando siempre encontrar proyectos en los que amoldar su estilo; de este modo puede citarse un "thriller" como "Vivir y morir en Los Ángeles" (1985), o "Desbocado" (1987), adaptación de unos terribles hechos reales, en los que tuvo serios problemas con su productor, Dino DeLaurentiis. Ya en los noventa, sufre una serie de varapalos comerciales que hacen que su caché profesional decaiga de forma casi irreversible. En este punto cabe destacar "Jade" (1995), un "thriller" de tintes eróticos escrito por Joe Esterzhas, guionista de "Instinto básico" (1992) en el que cuesta ver al director que hasta aquel momento, pese a los vaivenes propios de toda carrera profesional, se había mantenido hasta cierto punto a salvo de hacer una película insustancial. Y "Jade" es un fiasco lo mires por donde lo mires. 
A partir de entonces, a Friedkin le ha costado Dios y ayuda desquitarse de un periodo tan poco fecundo como fueron los noventa. Acusado de ser un protegido de la Paramount, por cuanto su esposa, Sherry Lansing fue jefa del estudio por aquellos años, ha ido adaptándose a los planteamientos de una cierta independencia industrial para mantenerse a flote tras tantos años de desprecio. Como suele ocurrir, esa pretensión de ser un "outsider" ha hecho que cierto sector de la crítica le haya redescubierto, aunque hoy por hoy estamos ante un director al que tanto le da que lo tengan en consideración crítica. Lejanos ya los días en que era el "enfant terrible" de Hollywood, el director que llevaba a los actores al límite de los soportable, William Friedkin demuestra con "Killer Joe" que, aunque fuera de los márgenes de Hollywood, aún tiene mucha película que gastar. 
Una película ni fácil ni, mucho menos, agradable, pero, eso sí, filmada con pulso maestro. 

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