Un joven matrimonio, tras sufrir la traumática experiencia que supone la pérdida de un hijo al poco de nacer, decide iniciar una nueva vida, gracias a una oferta de trabajo que ha recibido el marido. Instalados en una, aparentemente, tranquila y agradable comunidad, en mitad de unos bellos parajes, la esposa pronto descubrirá qué siniestro plan se oculta tras las atenciones del jefe de su marido, un hombre de amplia cultura, interesado en las ciencias ocultas y que, en realidad, es el cabeza visible de una comunidad de satanistas...
Realizador plenamente entregado a los márgenes del cine de género de bajo, cuando no muy bajo, presupuesto, Bert I. Gordon (nacido en 1922) es un profesional que se ha mantenido en activo hasta hace relativamente poco tiempo, pues su último filme data de 2015. Debuta como director en 1955, en plena era dorada del cine de ciencia ficción de serie B, al que aportará algunos títulos señeros, no tanto por su calidad, más bien por el nivel de culto que se ganarán entre muchos aficionados, que le otorgarçan el apelativo de "Mr. Big" por su costumbre de usar criaturas crecidas hasta niveles gigantescos como base argumental de varios de sus títulos más populares. Lejos de desanimarse, o de refugiarse en el medio televisivo, Gordon se mantuvo fiel al cultivo del cine de género hecho con pocos medios, pero poco a poco tuvo que ir derivando de la ciencia ficción hasta el cine de terror o de fantasía, dependiendo de las modas del momento.
"El hechicero" (1972) es una película que tuvo una difusión algo caótica, se estrenó en 1972 con el título de "Necromancy" y, pese a contar con la presencia de un Orson Welles que por aquel entonces ya era carne de cañón al ejercer funciones de actor en productos muy alejados de sus intereses personales, pero que solamente le interesaban con el fin de poder financiar sus trabajos como director, tuvo una difusión bastante desastrosa, tanto es así que, once años después, en 1983, el propio Gordon la volvió a relanzar con el título de "The witching" (1983), añadiendo diversas secuencias con algo más de desnudos con el fin de dar más empaque a la secuencia central del aquelarre. Pero en esta ocasión la suerte tampoco le acompañó, con lo que la cinta quedó relegada al olvido, siendo recuperada posteriormente en formatos domésticos o en pases televisivos, como es el caso de España, donde no llegó a los cines.
¿Es "El hechicero" un buen filme? Pues siendo sinceros es evidente que no; Gordon era un director que podía muy bien desarrollar su nivel de artesano competente pero bien pocas veces inspirado en productos del calibre de "El alimento de los dioses" (1976) o "El imperio de las hormigas" (1977), pero en esto del cine de terror de temática satanista digamos que el tema le quedaba bastante ancho de costuras. Pretendiendo remedar a la magistral "La semilla del Diablo" (1968/Roman Polansky), Bert I. Gordon lleva a cabo una respuesta barata de aquella obra maestra, contando con que la presencia de Orson Welles le otorgaría visos de credibilidad y seriedad al material resultante, pero el hecho es que Welles se toma el papel a guasa, proporcionando una interpretación absolutamente nefasta, que más bien invita a reír a mandíbula batiente más que a tomarse en serio sus diatribas sobre satanismo y esoterismo de manual comprado en una tienda de los chinos. La única que pone cierto empeño en la tarea es Pamela Franklin, que poco después protagonizaría uno de sus títulos más destacables, la magnífica "La leyenda de la mansión del Infierno" (1973/John Hough). Actriz desde edad muy temprana, Pamela Franklin estuvo presente en otra joya del género, como es "Suspense" (1960/Jack Clayton), portentosa adaptación del relato "Otra vuelta de tuerca" de Henry James. Pese a su indiscutible talento, estamos ante una de esas intépretes que tuvo que luchar muy mucho para evitar ser encasillada. Pese a lograr papeles de cierto mérito, su carrera fue languideciendo hasta tener que meter baza en productos que bien poco merecían que desperdiciara su talento, lo que la llevó a abandonar el mundo del cine tras algunas incursiones en la caja tonta.
Una película solamente apta para interesados en el cine de terror satánico de los setenta, aunque sea de muy escasa calidad o completistas de la carrera como actor de Orson Welles. El resto mejor abstenerse y apostar por propuestas de mayor enjundia y nivel como la ya citada "La leyenda de la mansión del Infierno" o "El exorcista" (1973/William Friedkin), por poner dos ejemplos que andan a años luz de esta bien pobretona cinta.
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