Un par de jóvenes universitarios, con ganas de juerga y de pasárselo de puta madre, logran meterse en la fiesta de una fraternidad femenina, que organiza la fiesta donde se elige al Rey y Reina de Invierno de la Universidad. Ahora bien, uno de ellos, Luke, descubre de manera accidental que las dos despampanantes rubias que andan por el campus volviendo loco a todo macho viviente son unas alienígenas que andan interesadas en invadir la Tierra a costa de la especie masculina, de la cual se alimentan con tremebunda voracidad. Ni que decir tiene que nadie, ni su mejor amigo, cree a Luke. Cuando la policía empieza a encontrar cadáveres Luke, lejos de ser creído, se convertirá en el principal sospechoso...
Modesta producción de ciencia ficción facturada en Canadá, por obra y gracia de Matt Hastings, realizador eminentemente televisivo, responsable de algunos episodios de la teleserie "Otros límites" y que, posteriormente a la cancelación de ésta, se ha mantenido a flote a base de filmar productos directos para su consumo en DVD.
Dentro de sus evidentes limitaciones, "Decoys" no es una mala película, pero dista muy mucho de ser un filme satisfactorio. El problema radica en que estamos ante una cinta que pretende ser, al menos en primera instancia, una especie de "American Pie" en clave de ciencia ficción, con momentos de humor burdo pero hasta puede decirse que efectivo con una serie de elementos que remiten a "Species" (1996/Roger Donaldson), el diseño de los aliens es casi un plagio, todo ello enmarcado en una puesta en escena que remite, precisamente, a "Otros límites" producción donde el director libró sus primeras armas como profesional del medio audiovisual. En ciertos momentos, aislados, la mezcla funciona casi de forma automática, obteniendo un producto que, sin ser aquello una obra maestra, se sigue con cierto grado de interés, pero pronto la cosa empieza a entrar dentro de unos márgenes decididamente insulsos, que se salvan gracias a un desenlace que, sin ser sorpresivo, al menos hace que la función no resulte una pérdida de tiempo. Por otro lado, el filme se reserva algunas, curiosas (por la forma de ubicarlas) referencias al cine fantástico hecho en tierras canadienses, unas referencias que pretenden en cierta forma reivindicar la naturaleza propia del cine de género hecho en Canadá, aunque seguramente Matt Hastings no se la persona más indicada como para enmendar la plana a David Cronenberg. En cualquier caso, potable y no del todo ofensiva...