Una operación conjunta entre fuerzas estadounidenses y rusas sirve para capturar a un pedazo de serpiente pitón de tamaño familiar, de casi treinta metros de longitud, que andaba perdida por territorio checheno, en plena guerra civil. La operación resulta un éxito, pero a la hora de transportarlo, el avión es abatido por los rebeldes locales, siendo requisado por los rusos, que lo trasladan al consabido laboratorio secreto, de donde la serpiente acaba por escaparse, sembrando el caos a diestro y siniestro. Es entonces cuando interviene la CIA, al mando de un agente un tanto irascible, que se hace con los servicios de un matrimonio de norteamericanos, que andan por la frontera checheno-rusa haciendo todo tipo de transportes. Ni que decir tiene que la operación, al ser ultrasecreta, y cuando la pareja acaba por saber la naturaleza de la misma servirá para un par de cosas, a saberse: que el jefe del comando de la CIA, además de irascible, es idiota de remate y que la pareja de estadounidenses no le va muy a la zaga que digamos...
"Comando Pitón" es una muy tontorrona cinta sobre serpiente gigante cabreada que debe tomarse como lo que es, una muy mema peripecia que no despierta mayor interés a no ser por la presencia de la siempre estimulante Simmone Jade McKinnon y comprobar como puede llegar a rodarse un guión tan absolutamente desmadrado, que parece sacado del peor de los bolsilibros. En el filme, aparte de dejar claro que los americanos son muy buenos e inteligentes y los rusos tontos de capirote, se nos presenta un planteamiento dramático que roza casi lo ridículo. El protagonista, quien junto a su esposa regenta una empresa de transportes en Rusia, es un ex-jugador de béisbol cuya carrera se fue al garete al golpear, con la pelota, a un compañero, al que dejo presumiblemente lisiado, circunstancia que hace que sea un tipo taciturno, amargado, que recuperará la autoestima cuando, en plena crisis con la pitón de marras, sea informado por uno de los agentes de la CIA de que el jugador al que golpeó logró recuperarse plenamente al poco de marcharse él a hacer fortuna a Chechenia. A todo ello cabe sumar al jefe del comando, un agente de la CIA que uno no sabe si es el villano, si es un tipo duro o un cretino integral que, para mayor escarnio, es encarnado por Billy Zabka, el inolvidable rubiales que le hacía la vida imposible a Ralph Macchio en "Karate kid" (1984/John G. Avildsen), con lo cual empatizar con el es un imposible. Como curiosidad indicar que este "Comando Pitón" es la secuela de una cinta titulada "Pitón" que al igual que esta también se rodó en tierras bulgaras con el fin de abaratar costes, aunque en aquel caso la historia se ambientó en territorio americano. Ambas cintas tienen escaso nexo de unión, a excepción del citado Zabka, que en un caso ejercía un papel muy secundario y aquí tiene más presencia.
El reparto se completa con el protagonismo de Dana Ashbrook, intérprete que tuvo su momento de mayor gloria interviniendo en la mítica teleserie "Twin Peaks" de David Lynch. Ya sin la tutela de este director de culto, su posterior trayectoria se ha mantenido en los márgenes más evidentes de la serie Z videográfica.
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