"Alerta virus" narra las peripecias de un comando de élite, enviado a un apartado laboratorio en Alaska donde debe neutralizar el escape de una sustancia, probablemente alienígena, que anda suelto por las citadas instalaciones. Los soldados, muy duros ellos y capitaneados por un tipo de rostro pétreo (Adam Harrington) y un segundo que no le va a la zaga (Lorenzo Lamas, muy en su salsa), descubrirán la verdadera naturaleza del citado virus. teniendo que tomar decisiones harto difíciles a lo largo de una trama de los menos sorpresiva...
Serie Z directa a DVD, que en nada difiere del tipo de vehículos fabricados alrededor de su protagonista, Lorenzo Lamas, salvo el hecho de que, aún apareciendo primero en los genéricos, su personaje solamente adquiere peso y relevancia en el tramo final. Por lo demás, "Alerta virus" es un pasatiempo que no requiere demasiado esfuerzo, ni para el espectador, que debe bregar con un amplio abanico de tópicos e ideas comunes a este tipo de cintas, ni para los guionistas, que se sirven sin recato alguno de los elementos más evidentes de "Aliens" (1986/James Cameron) como base sobre la que reciclar con escasa inspiración y suprema falta de ideas propias, todo ello aderezado con una estética que remite directamente a "Expediente X". Si uno no le pide peras al olmo, no tiene nada mejor que hacer y no tiene nada más a mano puede ser hasta disfrutable, pero por lo demás tiene bien poca tela que cortar. Dirige el cotarro un tal Pat Williams, realizador de trayectoria abonada a este tipo de productos de usar y tirar.
Otro cantar es "Terapia diabólica", cinta de terror también de distribución directa a formatos domésticos digitales, que parte de una idea hasta cierto punto original (un joven médico empieza las prácticas en un hospital para enfermos mentales, descubriendo sobre la marcha que el director y sus empleados se sirven de los pacientes para realizar sacrificios humanos ante Satanás, al que invocan en una especie de misas negras más bien algo pedestres) pero servida con una contundente falta de talento tras la cámara, el director es un tal Phil Jones, con lo cual el visionado puede ser a todas luces atroz si uno no es precavido y se deja tentar por la carátula, como un servidor. Si a ello sumamos la presencia del temible Bruce Payne, actor inglés de presencia inquietante pero demasiado aficionado a propuestas del todo infumables (algo por otro lado normal dado el careto que se gasta), al que se suma una Tracey Scoggins muy desmejorada y un reparto de ilustres desconocidos pero que, por lo general, consultando sus filmografías, son habituales en este tipo de subproductos. Ojo, el diseño de Satanás que sale en esta película es cojonudo. Pero el resto...
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