En la Edad Media, un guerrero húngaro, Ireneo Daninsky, pone cerco a la pérfida condesa Bathory, que practica la Magia Negra. Antes de ser ajusticicada, la condesa lanza una maldición sobre Ireneo y sus descendientes, que a partir de entonces se convertirán en hombre lobo. Ya en el siglo XIX, el desdichado Waldemar deberá hacer frente a las consecuencias de su terrible legado...
Pese a su título, "El retorno de Walpurgis" (1973) no es una secuela directa de la exitosa "La noche de Walpurgis" (1970), filmada por León Klimovsky a partir de un guión de Jacinto Molina, nuestro hombre lobo ibérico y que, como siempre, aquí vuelve a ser responsable del libreto, sino una película más deudora del espíritu de los clásicos filmes de la Universal, tan caros sentimentalmente a los intereses de Molina.
Dentro de las limitaciones propias del cine de terror español de la época, estamos ante una película muy digna, resuelta con suma eficacia por Carlos Aured, profesional formado a la vera de Klimovsky, y que tras "El espanto surge de la tumba" (1972) y "La rebelión de las muertas" tenía aquí su tercer encuentro con Naschy-Molina, una colaboración que se completaría con las también disfrutables "Los ojos de la muñeca rota" (1973) y "La venganza de la momia" (1973); esta última, para mí la mejor de las surgidas de tan fructífera colaboración, y que bien pronto caerá por aquí. Ya sin Molina, Aured se mantendría como un realizador cumplidor pero nada creativo, que al igual que su maestro, Klimovsky, se movía según se movía la industria a cada momento. Tanto es así que, a finales de los setenta, y en plena moda del cine erótico, lograría uno de sus mayores éxitos comerciales con "El fontanero, su mujer y otras cosas de meter". Tras unos años marcados por intentos de vender guiones, proyectos que al final no pasaron de la fase de meras intenciones, sería el propio Paul Nashy, o lo que es lo mismo, Jacinto Molina quien, salvando viejas discrepancias (la amistad entre ambos digamos que no terminó en las mejores condiciones) lo sacaría de su ostracismo profesional mediante el rodaje de "La gaviota" (2008). Por razones no del todo aclaradas, Aured fue destituído de sus funciones sin haber completado su trabajo, aunque al parecer todo apunta que algo ya no andaba bien en la salud física del director, ya que pocos meses después fallecería.
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