martes, 22 de julio de 2014

EL AMANECER DEL PLANETA DE LOS SIMIOS

No está hecho a propósito, debe reconocerlo, pero el caso es que me está quedando una especie de "dossier simiesco", pues si esta mañana les hablaba de "Link" (1986/Richard Franklin) ahora toca el turno a un estreno calentito y localizable en todas las carteleras de los multicines de la Península y Baleares. Y donde los simios también tienen un papel de importancia.
Clásico entre los clásicos de la ciencia ficción sesentera, "El planeta de los simios" (1968/Franklin J. Schaffner) dio lugar a una saga de películas, cada vez de menor calado, así como a un par de series televisivas, una de ellas de animación, tebeos de la Marvel y, en 2001, una nueva versión por obra y (des)gracia de un Tim Burton que según todos los indicios siempre ha lamentado el haberla filmado.
Sin ser un fracaso, los mandamases de la Fox tampoco debieron quedar muy satisfechos con los resultados, pues tardaron un par de lustros en resucitar la franquicia, mediante una cinta, "El origen del planeta de los simios" (2011/Rupert Wyatt) que sorprendió a propios y extraños por su forma de plantear un "reset" a la saga, proporcionando una de esas sorpresas, contadas, que suele dar el actual cine facturado en Hollywood. A la hora de plantear una secuela, el estudio tenía claro que debía ser Wyatt el responsable de repetir en la silla de director, pero las consabidas diferencias creativas provocaron que el realizador fuera apeado del proyecto a última hora, siendo relevado por Matt Reeves, firmante de una de las mejores "monster movies" de los últimos años, la genial "Monstruoso" (2008), bajo guión y producción de J.J. Abrams, especie de "pope" del cine de género del nuevo milenio.
Así pues, armado con ilusión y ganas, acudí raudo veloz el domingo por la tarde a ver este "El amanecer del planeta de los simios", para llevarme una castaña de las que hacen época. Una decepción que no viene derivada de la impecable labor tras las cámaras de Reeves, que demuestra poseer tablas más que sobradas para filmar una cinta de estas características, si no a causa de un guión extremadamente previsible, al que no ayudan un reparto que, exceptuando Gary Oldman y Andy Serkis, no acaba de brillar ni de poseer la suficiente capacidad como para lograr que uno empatice con ellos a lo largo de un metraje que, en su desenlace, recupera algo de fuelle, merced a una secuencia final bellamente filmada, que pone colofón a una película que, sin ser un adefesio, tampoco es esa obra maestra que uno esperaba y que sí había encontrado con su precedente, no así en el desastre filmado por Burton, que era un desperdicio miraras por donde lo miraras...
Pese a todo, sus pingües beneficios, contando solamente lo recaudado en su exhibición en cines estadounidenses, viene a indicar que tendremos simios para rato. No sé si se atreverán a toquetear impunemente la obra maestra original de 1968. Si se atreven a semejante sacrilegio, espero por el bien de todos que busquen un buen guionista. El director ya lo tienen, sea Wyatt o Reeves, los dos son profesionales perfectamente capaces de afrontar el desafío. Siempre y cuando les den un buen guión, en caso contrario todo será en balde, por muchos muñequitos o videojuegos que puedan llegar a vender.  

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