Jane es una joven estudiante de zoología estadounidense, que completa su formación en una prestigiosa universidad británica. Pese a cierta negativa inicial, la muchacha logra ser elegida como ayudante del Profesor Phillips, un tan reputado como excéntrico especialista en el comportamiento de los simios. Phillips vive en una apartada mansión al lado del mar, junto a dos chimpancés, Imp y Vudú, y un orangután, Link, que rescató de un circo donde iban a desahuciarlo. Link, educado casi como un ser humano, ejerce funciones de mayordomo y, pese a no hablar, se hace entender mediante sus particulares acciones, que lo convierten casi en un hombre. Las cosas, pese a algunos choques iniciales, se desarrollan sin demasiados problemas, pero el comportamiento de Link va haciéndose cada vez más violento. Una mañana, Jane descubre que que el Profesor Phillips ha desaparecido. La pesadilla acaba de dar comienzo...
Producción Cannon filmada en territorio británico por un equipo de las islas, encabezado por el australiano Richard Franklin, realizador de trayectoria prometedora en sus comienzos, gracias a diversas incursiones en el cine fantástico hecho en las Antípodas, caso de "Patrick". Oyendo los cantos de sirena de Hollywood, Franklin recaló en el cine americano, tocándole el complicado trabajo de filmar la secuela de "Psicósis" (1960/Alfred Hitchcock) que, sin ser una película del todo desdeñable, fue recibida con palos y piedras por la mayor parte de la crítica, aunque hoy en día está viviendo un cierto grado de revalorización.
Volviendo a "Link" (1986), hay que decir de ella que es una película con una premisa argumental prometedora, que va perdiendo fuelle paulatinamente, cayendo pronto en el lugar común y el cliché de planteamiento televisivo. Franklin basa su puesta en escena en el golpe de efecto directo, que en ocasiones le funciona pero en otras, francamente, lo deja en evidencia. Y eso que contaba con un guión escrito por Everett De Roche, su fiel colaborador en los tiempos en que se iniciaba en su Australia natal.
Irregular, con un desenlace atropellado, que remite al clásico "Al rojo vivo" (1949/Raoul Walsh), con el orangután Link reverenciando al gran James Cagney, "Link" es del tipo de películas que ofrecen un gran abanico de posibilidades, para luego escoger las peores de la baraja. Una verdadera lástima.
En el reparto destacan Terence Stamp como el Profesos Phillips, en un registro interpretativo irritante, por sobreactuado, y a la estadounidense Elizabeth Shue, intérprete de notable alcance que aquí hace lo que puede, que ya es mucho.
Fallecido en 2007, a los cincuenta y ocho años, Richard Franklin pronto derivaría su carrera hacia el medio televisivo, especialmente como consecuencia del fracaso comercial de "FX2, efectos mortales" (1991), secuela de una menor, pero estimable, muestra de thriller de los años ochenta, dirigida por Robert Mandel, otro realizador de trayectoria fallida. Pronto regresaría a Australia, donde seguiría dirigiendo episodios para diversos seriales de la pequeña pantalla. Especial relieve tendría su francamente disfrutable "El mundo perdido" (1999), telefilme en régimen de coproducción entre Australia y Canadá, cuyos buenos resultados, tanto artísticos como de audiencia, formalizarían su posterior continuación en forma de serie, manteniéndose tres temporadas en antena, en la cual Franklin dirigió media docena de capítulos.
Producción Cannon filmada en territorio británico por un equipo de las islas, encabezado por el australiano Richard Franklin, realizador de trayectoria prometedora en sus comienzos, gracias a diversas incursiones en el cine fantástico hecho en las Antípodas, caso de "Patrick". Oyendo los cantos de sirena de Hollywood, Franklin recaló en el cine americano, tocándole el complicado trabajo de filmar la secuela de "Psicósis" (1960/Alfred Hitchcock) que, sin ser una película del todo desdeñable, fue recibida con palos y piedras por la mayor parte de la crítica, aunque hoy en día está viviendo un cierto grado de revalorización.
Volviendo a "Link" (1986), hay que decir de ella que es una película con una premisa argumental prometedora, que va perdiendo fuelle paulatinamente, cayendo pronto en el lugar común y el cliché de planteamiento televisivo. Franklin basa su puesta en escena en el golpe de efecto directo, que en ocasiones le funciona pero en otras, francamente, lo deja en evidencia. Y eso que contaba con un guión escrito por Everett De Roche, su fiel colaborador en los tiempos en que se iniciaba en su Australia natal.
Irregular, con un desenlace atropellado, que remite al clásico "Al rojo vivo" (1949/Raoul Walsh), con el orangután Link reverenciando al gran James Cagney, "Link" es del tipo de películas que ofrecen un gran abanico de posibilidades, para luego escoger las peores de la baraja. Una verdadera lástima.
En el reparto destacan Terence Stamp como el Profesos Phillips, en un registro interpretativo irritante, por sobreactuado, y a la estadounidense Elizabeth Shue, intérprete de notable alcance que aquí hace lo que puede, que ya es mucho.
Fallecido en 2007, a los cincuenta y ocho años, Richard Franklin pronto derivaría su carrera hacia el medio televisivo, especialmente como consecuencia del fracaso comercial de "FX2, efectos mortales" (1991), secuela de una menor, pero estimable, muestra de thriller de los años ochenta, dirigida por Robert Mandel, otro realizador de trayectoria fallida. Pronto regresaría a Australia, donde seguiría dirigiendo episodios para diversos seriales de la pequeña pantalla. Especial relieve tendría su francamente disfrutable "El mundo perdido" (1999), telefilme en régimen de coproducción entre Australia y Canadá, cuyos buenos resultados, tanto artísticos como de audiencia, formalizarían su posterior continuación en forma de serie, manteniéndose tres temporadas en antena, en la cual Franklin dirigió media docena de capítulos.
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