miércoles, 19 de febrero de 2014

DOLLS

David, divorciado, se encuentra de vacaciones por Inglaterra junto a su nueva compañera sentimental, Rosemary, y la peqaueña Judy, fruto de su primer matrimonio. Judy no se siente muy cómoda junto a Rosemary, pues ésta última es una mujer profundamente malcarada que no la tiene muy en estima. Como resultado de una tremenda tormenta, no tienen más remedio que refugiarse en la casa que habitan los Hartwickers, una pareja de ancianos encantadores, que dedican su tiempo a la fabricación de muñecos artesanales, que encandilan a Judy. Poco más tarde llegan otros tres afectados por el diluvio; se trata de Ralph, un hombre de negocios algo botarate, y un par de punkies, Isabel y Enid, quienes ocultan la intención de aprovechar la situación y robar en la gran casa. Ahora bien, los Hartwickers, en apariencia, son unos ancianos sencillos, que dedican su tiempo a la artesanía...Pero que poseen una fórmula que les permite que sus muñecos cobren vida. La noche será larga, muy larga...Y para algunos de los recién llegados, se hará eterna. 
Casi sin tiempo a descansar tras filmar "ReAnimator" (1985), y a punto de asumir la realización de otra adaptación de Lovecraft, la inferior, pero no por ello despreciable, "ReSonator" (1986), Stuart Gordon se hizo cargo de esta película "made in Charles Band", filmada cuando su Empire Pictures parecía ir disparada como un cohete, produciendo series B en tierras italianas, a velocidad supersónica, como si no hubiera un mañana. Que lo hubo, al menos hasta que "Robot Jox" (1990) lo despertó con una buena bofetada en forma de quiebra y hundimiento.
"Dolls" (1986) es una pequeña gran joya del cine de género fantástico; pese a ser filmada con un  presupuesto escaso, con unos tiempos de rodaje muy, pero que muy, estrechos, Gordon dió lo mejor de sí, ofreciendo una película inolvidable, ejemplo de sus indudables virtudes para el rodaje de producciones baratas, aunque algunos críticos le hayan despreciado por ello. Gordon, como todo profesional que se precie, tiene sus picos altos y bajos, sus obras mejores y peores. Es posible que en los noventa sus incursiones en películas de mayor empaque, caso de "Fortaleza infernal" (1992), se saldaran con resultados no del todo satisfactorios, pero películas como "Space truckers" (1996) demuestran que es un realizador honesto consigo mismo y con el espectador. 
Sabedor de ello, Charles Band lo tuvo, al menos durante una época, como su director "estrella", en el sentido de que le otorgaba los proyectos de mayor envergadura. Pese a los problemas que supuso "Robot Jox", Band confió en él cuando, de las cenizas de Empire, fundó la Full Moon. Gordon se mostraría fiel con el productor, director y guionista, al menos hasta después del rodaje de "Castle freak" (1995), otra aportación a las adaptaciones lovecraftianas que, a día de hoy, sigue inédita por estos lares, incluso en formatos domésticos, y eso que contaba con Jeffrey Combs y Barbara Crampton, la mítica pareja de "ReAnimator" y "ReSonator". 
Pese a funcionar razonablemente bien a nivel comercial, Band no concentró sus esfuerzos en crear una franquicia alrededor de "Dolls", dejando que la idea durmiera el sueño de los justos hasta 1989, cuando produce "La venganza de los muñecos" (1989), bajo la batuta de otro "Band man", David Schmoeller. Tanto es así que, en las posteriores secuelas de dicha película, Band otorgó el papel de titiritero, André Toulon, a Guy Rolfe, veterano intérprete de la escena británica, que en "Dolls" compone al tan noble como escalofriante Gabriel Hartwickers, a modo de guiño cómplice. Rolfe pudo así, vivir una especie de segunda juventud profesional, al menos hasta su fallecimiento, ya casi nonagenario, en 2002. 
Filme de terror con unas gotas de cuento de hadas con mala uva, "Dolls" queda como la mejor muestra de las capacidades de sus responsables. Un Gordon que se hallaba en estado de gracia, un Band al que todavía no le había podido su lado oscuro y unos efectos digitales artesanales, memorables en su efectividad y, porqué no decirlo, belleza. 

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