En el transcurso de unas
operaciones de comprobación, se produce un escape de sustancias nocivas en una
central nuclear situada en las profundas y oscuras junglas de Nueva Guinea.
Poco tiempo más tarde, las autoridades envían a un equipo de élite, con la misión
de esclarecer la situación real de la central, así como saber si hay
supervivientes del desastre. Al poco de llegar a la zona, el equipo especial
rescata a una periodista y a su cámara. Los cuales han salido milagrosamente
indemnes del ataque de unas personas, aparentemente infectadas. La realidad,
con todo, es más aterradora de lo que puedan imaginarse; pues los infectados en
realidad son muertos vivientes. A lo largo de su viaje hacia la central
nuclear, serán testigos de cómo la situación se irá haciendo cada vez más dura
y terrible. Lo peor está a punto de llegar…
Al calor del éxito de “Zombie”
(“Dawn of the zombies”/1979/George A. Romero), que contó con apoyo financiero
del realizador italiano Dario Argento, el cine de clase B de este país encontró
un filón a partir del cual explotó al maximo el género del cine de zombies.
Realizadores como Lucio Fulci (1927-1996) y Bruno Mattei (1931-2007) ejercieron
un papel esencial a la hora de desarrollar este tipo de cine, aún cuando la
mayor parte de la crítica de la época, finales de los setenta, primeros
ochenta, no tuvieron precisamente palabras de aliento a la hora de hablar de
ellas, más bien todo lo contrario.
Bruno Mattei, con “Apocalipsis
caníbal” (1980), asumió las bases temáticas establecidas por la obra maestra de
Romero, la ya citada “Zombie”, aunque lo hizo de una forma, cuando menos,
peculiar e intransferible. A partir de un guión escrito a ocho manos (en el
cual intervinieron un habitual de cine de Matti, Claudio Fragasso, que a su vez
se encargó de dirigir algunas escenas(1), José María Cunillés, que además,
siendo una coproducción italoespañola, ejerció funciones de productor, junto al
italiano Sergio Cortona e Isabel Mulà, Rossella Drudi, cuyo nombre fue obviado
de los créditos finales, así como el propio realizador titular), la película
posee el mismo mensaje de reivindicación social y ecológica de la obra maestra
romeriana, pero desplegada con el tono habitual de la serie B italiana, entre
la desvergüenza y el descaro, entre lo vulgar y lo decididamente “trash”…
Rodada en exteriores de
Barcelona, cercanos a la vecina localidad de Badalona, la película no contó con
un presupuesto excesivo, lo que provocó que Mattei tuviera que utilizar el
ingenio y mucho metraje documental de Nueva Guinea, que montó, de forma
bastante zopenca, con el material rodado en tierras españolas. Ahora bien,
Mattei nunca destacó por ser demasiado ingenioso, fue siempre un director que
se movió mucho por modas y en su afán de copiar el estilo de Romero, cuando no directamente plagiarlo sin
escrúpulo alguno.
De este modo, “Apocalipsis caníbal” es una película que, a
grandes rasgos, no esconde, ni lo pretende, su condición de explotación de un
referente americano de relieve, algo que el cine italiano de la época había
hecho con anterioridad, tenemos como ejemplo el cine “de romanos” o el
“western” mediterráneo, pero que en los ochenta se mantendría en pleno
funcionamiento gracias al éxito de Romero y sus zombies, así como de
“Acorralado” (1981/Ted Kotcheff), primera aventura de John Rambo, que
propiciaría un sinfín de peripecias bélicas de muy diverso signo, caso de
“Thunder” (1983/Fabrizio De Angelis), o
de Antonio Margheritti, que filmó “Comando Patos Salvajes” (1984), por poner
ejemplos fácilmente reconocibles para el aficionado al cine de bajo presupuesto
hecho en Europa, normalmente con alguna que otra estrella americana en
decadencia o especializada ya a hacer este tipo de productos, aunque esto no
sucede en esta película de Mattei, donde no hay presencia de estrellas
estrelladas, más bien todos pertenecen al primer grupo, cuando no intérpretes
como Luís Fonoll, que poco más tarde se dejaría ver en diversos subproductos
eróticos de nula categoría, o Víctor Israel, rostro habitual de coproducciones
europeas de muy diverso empaque e intenciones.
Con el fin de acercarse lo más
posible al modelo romeriano, Mattei contó con la cobertura musical de Goblin,
grupo musical que había realizado la banda sonora musical de “Zombie”, y
habituales del cine de Darío Argento. Ahora bien, el citado grupo musical lo que hizo fue utilizar, con el mayor descaro posible, las mismas piezas musicales utilizadas en la película de Romero...
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