John es contratado por un importante editor de libros con el fin de que localice a Sutter Cane, afamado escritor del libros de terror que ha desaparecido sin dejar rastro y, lo que es peor, con su último libro, "En la boca del miedo" causando estragos entre sus lectores: toda persona que lo lee se convierte en un peligroso homicida. Escéptico sobre la cuestión, y creyendo que todo se trata de un montaje publicitario sin mayor interés, John se hace cargo del caso, pero pronto descubrirá que la realidad, en muchas ocasiones, puede ser más aterradora que cualquier ficción.
"En la boca del miedo" ("In the mouth of madness"/1994) es quizá la película más arriesgada de su director, un John Carpenter que había salido de una experiencia no demasiado gratificante, "Memorias de un hombre invisible" (1992), en la que tuvo que hacer frente a las presiones contínuas de la Warner, afrontando con esta obra un proyecto más personal, más cercano a sus intereses.
Aficionado a la obra de H.P. Lovecraft (1890-1937), Carpenter se propuso homenajear su obra pero, muy especialmente, su manera de ilustrar el género. Tamaña osadía ya había sido llevada a cabo por diversos directores, desde planteamientos muy diferenciados, que van desde un acercamiento más o menos reverencial, caso de Roger Corman con "El palacio de los espíritus" (1964), pasando por propuestas que aunaban el humor negro con el gore más contundente pero no por ello repudiable, caso de Stuart Gordon con "ReAnimator" (1985) y que, pese a ello, es más respetuoso con el relato original de lo que fué Corman, eso hay que tenerlo en cuenta, pues son muchos los que afirman lo contrario, pero el relato original de Lovecraft es igual de gamberro, algo más sutil, pero igual de contundente.
Carpenter propuso un acercamiento al universo lovecraftiano muy respetuoso con la narrativa del escritor de Providence, realizando de paso una muy clara crítica del cine de terror, así como de su literatura. La propuesta, tanto viasual como temáticamente, era muy arriesgada, pero el director de "La noche de Halloween" (1978) salió airoso, realizando una de sus obras fundamentales, no ya de la década de los noventa, sino de toda su filmografía. Por desgracia su osado planetamiento no fue aceptado comercialmente en taquilla, saldándose con un fracaso de altos vuelos, que le llevaría a tener que apostar por hacer un cine de terror que, sin traicionar su ideario, el público pudiera apreciar de manera más amplia. Con todo, ni "Vampiros" (1998) ni "Fantasmas de Marte" (2001) pueden considerarse medianías, pero si se alejan muy mucho de la indiscutible maestría visual desplegada en esta maravilla que es "En la boca del miedo".
Aparte de las estupendas interpretaciones de todo el reparto, y de la presencia de Charlton Heston como editor, destacar el excelente trabajo de fotografía de Gary B. Kibbe, un profesional cuyo evidente talento hace que la película gane enteros de forma progresiva, quedándose perfectamente grabada en la retina del aficionado.
"En la boca del miedo" ("In the mouth of madness"/1994) es quizá la película más arriesgada de su director, un John Carpenter que había salido de una experiencia no demasiado gratificante, "Memorias de un hombre invisible" (1992), en la que tuvo que hacer frente a las presiones contínuas de la Warner, afrontando con esta obra un proyecto más personal, más cercano a sus intereses.
Aficionado a la obra de H.P. Lovecraft (1890-1937), Carpenter se propuso homenajear su obra pero, muy especialmente, su manera de ilustrar el género. Tamaña osadía ya había sido llevada a cabo por diversos directores, desde planteamientos muy diferenciados, que van desde un acercamiento más o menos reverencial, caso de Roger Corman con "El palacio de los espíritus" (1964), pasando por propuestas que aunaban el humor negro con el gore más contundente pero no por ello repudiable, caso de Stuart Gordon con "ReAnimator" (1985) y que, pese a ello, es más respetuoso con el relato original de lo que fué Corman, eso hay que tenerlo en cuenta, pues son muchos los que afirman lo contrario, pero el relato original de Lovecraft es igual de gamberro, algo más sutil, pero igual de contundente.
Carpenter propuso un acercamiento al universo lovecraftiano muy respetuoso con la narrativa del escritor de Providence, realizando de paso una muy clara crítica del cine de terror, así como de su literatura. La propuesta, tanto viasual como temáticamente, era muy arriesgada, pero el director de "La noche de Halloween" (1978) salió airoso, realizando una de sus obras fundamentales, no ya de la década de los noventa, sino de toda su filmografía. Por desgracia su osado planetamiento no fue aceptado comercialmente en taquilla, saldándose con un fracaso de altos vuelos, que le llevaría a tener que apostar por hacer un cine de terror que, sin traicionar su ideario, el público pudiera apreciar de manera más amplia. Con todo, ni "Vampiros" (1998) ni "Fantasmas de Marte" (2001) pueden considerarse medianías, pero si se alejan muy mucho de la indiscutible maestría visual desplegada en esta maravilla que es "En la boca del miedo".
Aparte de las estupendas interpretaciones de todo el reparto, y de la presencia de Charlton Heston como editor, destacar el excelente trabajo de fotografía de Gary B. Kibbe, un profesional cuyo evidente talento hace que la película gane enteros de forma progresiva, quedándose perfectamente grabada en la retina del aficionado.
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