miércoles, 11 de septiembre de 2013

POSESIÓN INFERNAL (2013)

Corría el año 1982 cuando un muchacho de Detroit, con cara de no haber roto un plato, llamado Sam Raimi hizo una película de terror que iba a tener unas repercusiones y un impacto sin precedentes. Aquella película, "Posesión infernal", es hoy un título, no ya de culto, si no algo más que eso: es la PELÍCULA DE TERROR, con mayúsculas.
El hecho de saber que iban a hacer un remake no fue una noticia que despertara demasiadas reacciones positivas, más bien todo lo contrario. Aún cuando los principales artífices del filme original, con Raimi a la cabeza, estuvieran detrás de la operación, evidenciaba que las intenciones eran más crematísticas (el dólar tira al monte) que no el hecho de remakear una obra fundamental para el género. Una vez vista, y aún cuando ello pueda significar piedras sobre mi propio tejado, debo afirmar que esta nueva versión me ha gustado, no tanto como para ponerla por las nubes, como la obra original, ni mucho menos, pero merece respeto y consideración, por cuanto creo que su director, el chileno Fede Alvárez, ha hecho un trabajo notable, extremadamente respetuoso con la "Posesión infernal" de Raimi, que no se corta un pelo en ofrecer escenas fuertes y de gore contundente.
Algunos fans del primer filme abominan de la nueva versión acusándola de servirse de un gran presupuesto cuando Raimi hizo "Posesión infernal" casi con lo puesto, perdiéndose en realismo lo que se ha ganado en hemoglobina. Pero sigo pensando que Alvárez es un cineasta al que habrá que tener en cuenta, pues posee un estilo visual y unos recursos que, es de esperar, le permitan en un futuro no muy lejano hacer carrera en Hollywood. Eso sí, sin toquetear clásicos imperecederos, haciendo películas de indudable originalidad. Cosa harto difícil en los tiempos que corren, en que hasta se remakea "Desafío total" y "Robocop" (ROBOCOP remakeada!!) sin que sus responsables se les caiga la cara de vergüenza. Al menos, en el presente caso, las cosas se han hecho razonablemente bien y sin daños colaterales...Un punto negativo: la sorpresa final, que ni que decir tiene, no pienso revelar, pretende ser más un efecto de cara a la galería, como pidiendo disculpas, que no otra cosa. No parece anunciar una secuela, más bien pretende limpiar la conciencia de Sam Raimi, Robert Tappert y Bruce Campbell.   

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