Aprovechando la circunstancia de que, con ésta, ya he llegado a los 50 posts, he pensado dedicar el post de hoy a una pieza de altos vuelos del Fantástico europeo, en concreto del italiano, en deferencia al amigo "Lucio Fulci", a ver si se anima la gente y puede encontrar fans irredentos al terror hecho en la tierra de los macarrones y Sabrina Salerno. Dicha película es "Seis mujeres para el asesino", del gran y nunca suficientemente tenido en consideración Mario Bava (1914-1980). Con esta reseña inicio una serie de comentarios dedicados a diversos títulos esenciales del género hecho en nuestro continente, y eso incluye sendas aportaciones hechas en tierras españolas, como "Pánico en el Transiberiano" (1972) de Eugenio Martín o "La maldición de Frankenstein" (1972) del irreductible e irrepetible Jesús Franco.
Filmada en 1964, "Seis mujeres para el asesino" narra los avatares que acontecen en un lujoso y reconocido salón de belleza, dirigido con mano de hierro por Cristina y su amante Max. El brutal asesinato de varias de sus modelos saca a relucir aspectos bien poco conocidos del pasado de éstas, lo que se agrava aún más cuando se descubre la existencia de un diario, propiedad de una de las desdichadas, que pone sobre la mesa cosas todavía más escandalosas.
Si hiciéramos un chiste fácil, podríamos decir que Mario Bava era un director de esos que tiraba con bala, además de tener una mala baba de proporciones brutales; dentro de su filmografía posee muestras muy claras de ello: en "bahía de sangre" casi nadie está libre de culpa, y en la presente película la cosa tampoco es que diste mucho de ofrecer una panorámica del buen rollo. En "Seis mujeres para el asesino" no hay ni un solo personaje que no oculte algún secreto, alguna historia de abuso de drogas, perversiones sexuales y mentiras que se han intentado convertir en verdades.
Así pues, estamos ante una película en la cual hay pocos asideros, por lo que hay que dejarse embriagar por el estilo visual de su realizador. Bava empezó en funciones de director de fotografía, y eso se nota, y mucho, a la hora de "coreografiar" los asesinatos, que se convierten casi en rituales de la muerte. Dario Argento le seguiría los pasos muy de cerca, en ocasiones recreándose en exceso, pero logrando en ocasiones verdaderos "hits", como en "El pájaro de las plumas de cristal" (1969), su filme de debut, o en "Tenebre" (1982), que pese a un final algo atropellado, posee elementos que la hacen muy interesante y lograda.
En el reparto tenemos al norteamericano Cameron Mitchell, un intérprete habitual del realizador italiano; secundario de fuste para la Fox en los años cincuenta, su declive hollywoodiense le llevó a ganarse las habichuelas en tierras europeas. Con Bava realizó dos muy interesantes aportaciones al cine de aventuras: "La furia de los vikingos" (1961), que posee un muy grato aspecto de tebeo de colorines de la época, pero en movimiento, y la más siniestra "Los cuchillos del vengador" (1966), otra historia de vikingos y venganzas, pero trazada, en espíritu, con los esquemas de un "western" mediterráneo al uso. De vuelta a los Estados Unidos, se dedicó a la televisión, pero no por ello sin descuidar su condición de estrella de la serie B, que siguió manteniendo plenamente, incluso cuando se las tuvo que ver en el rol de villano en la tremebunda "Supersonic Man", de nuestro Juan Piquer Simón.
"Sis mujeres para el asesino" es una película que, además, establece las bases alrededor de las cuales se establecería el género de asesinos en serie, que títulos como "Viernes 13" o "Halloween", tras unos films fundacionales de primer nivel, vulgarizarían de muy malas maneras en posteriores, e interminables, secuelas.
Filmada en 1964, "Seis mujeres para el asesino" narra los avatares que acontecen en un lujoso y reconocido salón de belleza, dirigido con mano de hierro por Cristina y su amante Max. El brutal asesinato de varias de sus modelos saca a relucir aspectos bien poco conocidos del pasado de éstas, lo que se agrava aún más cuando se descubre la existencia de un diario, propiedad de una de las desdichadas, que pone sobre la mesa cosas todavía más escandalosas.
Si hiciéramos un chiste fácil, podríamos decir que Mario Bava era un director de esos que tiraba con bala, además de tener una mala baba de proporciones brutales; dentro de su filmografía posee muestras muy claras de ello: en "bahía de sangre" casi nadie está libre de culpa, y en la presente película la cosa tampoco es que diste mucho de ofrecer una panorámica del buen rollo. En "Seis mujeres para el asesino" no hay ni un solo personaje que no oculte algún secreto, alguna historia de abuso de drogas, perversiones sexuales y mentiras que se han intentado convertir en verdades.
Así pues, estamos ante una película en la cual hay pocos asideros, por lo que hay que dejarse embriagar por el estilo visual de su realizador. Bava empezó en funciones de director de fotografía, y eso se nota, y mucho, a la hora de "coreografiar" los asesinatos, que se convierten casi en rituales de la muerte. Dario Argento le seguiría los pasos muy de cerca, en ocasiones recreándose en exceso, pero logrando en ocasiones verdaderos "hits", como en "El pájaro de las plumas de cristal" (1969), su filme de debut, o en "Tenebre" (1982), que pese a un final algo atropellado, posee elementos que la hacen muy interesante y lograda.
En el reparto tenemos al norteamericano Cameron Mitchell, un intérprete habitual del realizador italiano; secundario de fuste para la Fox en los años cincuenta, su declive hollywoodiense le llevó a ganarse las habichuelas en tierras europeas. Con Bava realizó dos muy interesantes aportaciones al cine de aventuras: "La furia de los vikingos" (1961), que posee un muy grato aspecto de tebeo de colorines de la época, pero en movimiento, y la más siniestra "Los cuchillos del vengador" (1966), otra historia de vikingos y venganzas, pero trazada, en espíritu, con los esquemas de un "western" mediterráneo al uso. De vuelta a los Estados Unidos, se dedicó a la televisión, pero no por ello sin descuidar su condición de estrella de la serie B, que siguió manteniendo plenamente, incluso cuando se las tuvo que ver en el rol de villano en la tremebunda "Supersonic Man", de nuestro Juan Piquer Simón.
"Sis mujeres para el asesino" es una película que, además, establece las bases alrededor de las cuales se establecería el género de asesinos en serie, que títulos como "Viernes 13" o "Halloween", tras unos films fundacionales de primer nivel, vulgarizarían de muy malas maneras en posteriores, e interminables, secuelas.
Una imagen de uno de los grandes clásicos del cine de terror italiano: "Seis mujeres para el asesino" |
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