domingo, 6 de octubre de 2013

EL DESEO Y LA BESTIA

En la Inglaterra de finales del siglo XIX, donde aún resuenan los ecos de Jack el Destripador, se producen una serie de terribles crímenes, que tienen a Scotland yard en jaque, en especial al abnegado inspector Quenell. Las pistas apuntan a un asesino similar al carnicero de Whitechapel, pero un giro en los acontecimientos hacen que sus sospechas anden alrededor del Doctor Mallinger y, en concreto, de su hija Clare. Mallinger realizó en el pasado un viaje por inh´spoitas tierras africanas junto a su querida hija, que quedó transformada en una criatura letal, sedienta de sangre humana...
Peter Cushing, protagonista de este filme, nunca sintió demasiado aprecio por "El deseo y la bestia" (1968), película que definió, de forma clara y directa, como la peor de cuantas interpretó. Vista como lo que es, una muestra del cine de terror practicado a finales de los sesenta, fuera de los dos cauces habituales del género, que eran la Hammer Films o la Amicus, estamos ante una película modesta, algo pedestre en su puesta en escena, pero que puede disfrutarse si a uno le gustan las barrabasadas con monstruo dentro.
Como a mi esta clase de cosas me encantan, y soy un fan irredento del cine de terror inglés de aquel sensacional periodo, solamente puedo decirles que, aunque no consta como una de las cimas del género practicado en las Islas Británicas, se trata de una película la mar de entretenida, afectada por la falta de medios (el monstruo, cuando aparece, es de un ridículo de aúpa) y la bien poco dotada mano de su director, Vernon Sewell, un cineasta que se empeñó en dedicarse al cine de terror de forma más o menos asidua, cuando la verdad es que siempre se quedó a medio camino, como es el presente caso, cuando no metió la pata hasta el fondo, como es el caso de "La maldición del altar rojo" (1968), bien poco inspirada adaptación de un relato de H.P. Lovecraft que dilapida las presencia de Christopher Lee y el gran Boris Karloff en un desarrollo entre terrorífico, erótico y tontorrón.
La Tigon, productora del filme, fue una de las principales competidoras, junto a las ya citadas Amicus y Hammer, a la hora de cultivar el género Fantástico. Pese a contar siempre con repartos de alta categoría, con estrellas del calibre de Cushing, Lee o Karloff, hasta de una Bárbara Steele, lo cierto es que sus incursiones dentro del terror fueron las más de las veces decepcionantes, pese a que, en una primera etapa, apadrinasen a un jovencito Roman Polansky en sus dos trabajos posteriores a su abandono de la Polonia comunista: las imprescindibles "Repulsión" (1965) y "Cul de sac"(1966). Otro título a considerar sería "La garra de Satán" (1970), apreciable muestra sobre brujería y posesiones ambientada en la Inglaterra del siglo XVII y del todo reivindicable. 

Peter Cushing (a la izquierda de la imagen), imprescindible en el cine de terror británico, no tenía en demasiada estima esta película, calificándola como una de las peores de su carrera...

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