En el París de principios del siglo XX, se produce el brutal asesinato de una pareja; la única superviviente de la masacre es una niña que, años más tarde, convertida en una guapa moza, encontramos en Roma intentando abrirse paso profesionalmente como modista. Tras muchos intentos, consigue un empleo en el museo de cera del gran artista Boris Volkoff, sin saber que está en el epicentro mismo de una serie de brutales asesinatos en serie, cometidos por alguien muy relacionado con los trágicos sucesos que la pobre muchacha vivió siendo niña...
Dario Argento se encargó de producir esta película, inicialmente con la idea de que sirviera para que el veterano Lucio Fulci, director de obras tan resaltables como "La casa al lado del cementerio" o "El más allá", regresara a la dirección. La mala salud de Fulci hizo que tuviera que desistir de tal empeño, cediendo el testigo al hasta entonces técnico en efectos especiales Sergio Stivaletti, quien debutó en el cine con esta película, logrando un trabajo muy digno e interesante.
Basándose en la novela original de Gastón Leroux, o al menos en parte de ella, y con un ojo puesto de refilón en esa joya del género que es "Los crímenes del museo de cera" (1953), "La máscara de cera" es un sincero homenaje al cine de terror europeo, en especial al italiano, en el que realizadores como el ya citado Fulci o Mario Bava, sin olvidarnos de Ricardo Fredda o Antonio Margheritti, dejaron una impronta que la siguiente generación, representada por Dario Argento, supo respetar y, como es de obligado cumplimiento, reelaborar a su gusto, proporcionándole savia nueva, aunque la tendencia a la casquería y el gore enturbiaran un tanto las propuestas que el cine de terror italiano propuso ya en los ochenta, década en la cual el género inició su declive, aunque títulos como "Demons" (1985) y su secuela "Demons 2", de Lamberto Bava, dentro de sus limitaciones, y no por mera casualidad contando con el ubicuo Argento como mecenas, aún mantuvieron bien alto el pabellón transalpino, sin olvidarnos de las aportaciones de Michelle Soavi, otro director surgido de la "escudería Argento", en especial "Aquarius" (1987) y la magnífica "Dellamorte, dellamore", estrenada en España bajo el gilipollesco título de "Mi novia es un zombie".
Es esa atmosfera artesanal en su confección, con sus efectos especiales ochenteros, lo que hace de "La máscara de cera" una pequeña maravilla para el buen aficionado al género. Se le puede achacar sus golpes de efecto algo forzados, ciertas interpretaciones bastante nulas, pero se nota que Stivaletti sabe lo que se hace tras la cámara, obteniendo un producto de género simple pero efectivo, que en su hora y media de metraje no busca tanto sorprender al espectador como ofrecerle una historia bien contada, que le haga pasar un buen (mal) rato. Y puedo asegurarles que, en su irregularidad, "La máscara de cera" funciona a las mil maravillas.
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