Un multimillonario ve como sus
planes financieros se van al traste por culpa de la alianza de un grupo de
inversores. Decidido a vengarse, se sirve de un pequeño ejército de muñecos con
vida propia, que asumen ciegamente sus órdenes. El problema es que uno de esos
inversores, una tan bella como ambiciosa empresaria, será un hueso duro de roer…
Delirio “made in” Charles Band
(produce, escribe argumento y guión, bajo el seudónimo de Robert Talbot y
dirige el cotarro) que pone sobre la mesa dos de sus principales querencias: el
rodar con presupuestos muy bajos y la presencia de muñecos controlados
mentalmente por el villano de turno, en este caso un hombre de negocios
todopoderoso que oculta un peculiar secreto, pues oculta su rostro mediante una
máscara porque nació con una cabeza muy pequeña aunque, eso sí, con un cerebro
privilegiado.
Si uno está acostumbrado al cine
de Charles Band, tanto si lo dirige, como si solamente lo produce, digamos que “Blood
dolls” (1999) no sorprende. Su escasez de medios, su planteamiento de serial
barato, hacen de ella una película hasta cierto punto simpática, que no resulta
tan vergonzosa como sus contemporáneas, caso de “Curse of Puppett master”
(2002), estrenada en vídeo por las mismas fechas aunque dirigida por otro
habitual de la factoría Band, David DeCoteau. Su tono de cómic al estilo “Creepy”,
al menos en mi caso, le otorga un alto grado de valor, que supera con creces el
nivel de desfachatez de la sexta entrega de los muñecos asesinos “oficiales” de
la casa, perpetrado por el muy peligroso firmante de “Creepozoides” (1987).
El reparto está formado por un
grupo de ilustres desconocidos, aunque algunos de ellos con cierto bagaje en
productos de similar calaña. El único que puede ser medianamente conocido por
el cinéfilo más habituado al cine fantástico, sea o no de vertiente B, sea Phil
Fondacaro, actor de pequeña estatura, que trabajó haciendo de ewok en “El
retorno del Jedi” (1983/Richard Marquand), o en el “Willow” (1988/Ron Howard),
y que, un par de año antes, ya había colaborado con Band interviniendo, en el
rol de un Drácula, un tanto peculiar, en otro filme dirigido, escrito y
producido por éste: “The creeps”.
Por último indicar que el año
pasado se completó el rodaje de “Devil dolls”, de nuevo una producción de
Charles Band, en la que comparte tareas de dirección junto a otro nombre “ilustre”
de la empresa como es Peter Manoogian, responsable de “Semilla negra” (1992).
Por el momento se desconoce si dicha película tendrá una distribución digna de
tal consideración, pero es complicado que llegue por estos lares, por cuanto
hace ya tiempo que las películas de esta productora no llegan con la
puntualidad de antaño.
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