martes, 7 de enero de 2014

INVASIÓN FINAL

Si a la hora de hablar de “Warnings” (2003/Christian McIntire) ponía de relieve la escasa categoría de las producciones realizadas directamente para su distribución directa a vídeo, con “Invasión final” (2002) debemos hacer, hasta cierto punto, una excepción, que en gran medida confirma la regla.
Dirigida por Sean S. Cunningham, antaño uno de los principales motores creativos de “Viernes 13” (1980), de la que luego produjo el resto de secuelas, a cada cual peor, “Invasión final” es un tan simple como francamente honesto homenaje al cine de invasiones alienígenas de los años cincuenta, con fugas, la contemporaneidad obliga, a “Expediente X” (1993-2002), teleserie creada por Chris Carter, que por aquellos días se hallaba enlazando su novena y última temporada.
En el transcurso de una descomunal tempestad de nieve, un grupo de personas quedan atrapadas en un aeródromo. La llegada de un par de policías que trasladan a un convicto de asesinato (Bruce Campbell), hace que la tensión vaya en aumento, tensión que finalmente estallará cuando el convicto sea testigo de cómo un sacerdote enseña su verdadera naturaleza, la de un peligroso alienígena, que mata a los dos policías antes de ser eliminado por el preso. La desaparición del cuerpo sin vida del alien hace que todas las sospechas caigan sobre el presunto criminal, quien tiene la sospecha de que el extraterrestre no andaba solo por la zona, y que uno, o varios, de los atrapados en el pequeño aeropuerto, son de otro planeta y andan a la greña para ejercer de primera línea en la invasión. Una aguerrida piloto (Chase Masterson) ayudará al preso a hacer frente a una situación cada vez más complicada…
Al contrario de “Warnings” (2003) que también tocaba la temática de las invasiones extraterrestres, “Invasión final” es un producto que en ningún momento oculta su falta de pretensiones, así como de medios. Cunningham, director de estilo limitado, sabe en todo momento cuáles son sus puntos flacos, por lo que en gran medida intenta no irse por los cerros de Úbeda, ofreciendo una película francamente entretenida, resuelta con grandes dosis de dinamismo e ingenio.
Bruce Campbell, cuyo personaje, un antihéroe cortado según patrones muy carpenterianos (de John Carpenter) otorga carisma y prestancia a su papel de convicto que lucha por no verse superado por las circunstancias en las que se ve envuelto. Nadie le cree, solamente la piloto interpretada por la televisiva Chase Masterson, pues el resto de personajes parecen ocultar su verdadera personalidad e intenciones. Como he dicho antes, Cunningham es un director escasamente dotado a niveles creativos, por lo que tampoco se exprime demasiado el cerebro y va a lo directo, a lo esencial. Un buen ejemplo es la secuencia del detector de equipajes, por donde deben pasar los personajes para saber cuál de ellos es extraterrestre. Su ejecución es pedestre a más no poder, pero no desentona en el conjunto de una película que busca la complicidad del aficionado al género, que sabrá pillarle el tono sin lugar a dudas.
“Invasión final” (2002) formó parte de una serie de producciones que la cadena USA Cable puso en marcha con el fin de realizar películas de género con apariencia de cintas de bajo presupuesto. “Mentes cautivas” (“Control factor”/2003), dirigida por el televisivo Nelson McCormick, realizador habitual de muy muchos episodios de las más diversas series para la pequeña pantalla, es un producto que parece utilizar un guión desechado para “Expediente X”. Su apuesta visual, absolutamente insulsa y falta de personalidad, la convierten en una película francamente bien poco remarcable, de la que solamente puede salvarse la solvencia de su protagonista, Adam Baldwin, y la presencia de una guapa, hermosa, Elizabeth Berkley, único elemento sugestivo de una película que, precisamente, habla de sugestiones y control mental. La tercera del lote es “El santo pecador” (“The saint sinner”/2002), una producción ideada por Clive Barker que, si además de haberla producido e ideado, la hubiera dirigido, muy probablemente estaríamos hablando de una película francamente considerable, pero que en manos del muy anodino Joshua Butler resulta un fiasco de proporciones vergonzantes.

Sean S. Cunningham, a la izquierda, junto a su amigo y colega Wes Craven; fue Cunningham quien apoyó a Craven en sus inicios en el cine, a primeros de los setenta, con la brutal "La última casa a la izquierda" (1972). Posteriormente, Cunningham quedó vinculado casi de por vida a la franquicia de "Viernes 13", con alguna que otra realización, generalmente poco o nada remarcable las más de las veces. "Invasión final" (2002) es una producción televisiva con espíritu de serie B que queda, pese a sus limitaciones, como su aportación más compacta, y aceptable a nivel cualitativo, tras la cámara.

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