A pocos días de la festividad de
Halloween, empiezan a emitirse por televisión una serie de anuncios de una
empresa de máscaras, que mediante una cancioncilla especialmente molesta pero
pegadiza, cantan las excelencias de las caretas. Un doctor, recién divorciado,
que se halla realizando el turno de noche, se responsabiliza de un paciente que
acaba de llegar a urgencias, y que le habla de que las máscaras están malditas.
El doctor, primero escéptico, pero tras la muerte del sujeto, asesinado,
empieza a hacer sus averigüaciones, ayudado en sus pesquisas por la hermana del
difunto. Las investigaciones los llevan a descubrir que la empresa
responsabilizada de la fabricación y distribución de las máscaras es propiedad
de un oscuro hombre de negocios, con intenciones francamente ominosas…
“Halloween III” (1982) es una anomalía
dentro de la saga que narraba las matanzas de Michael Myers. John Carpenter no
quedó muy contento de los resultados de la secuela de “La noche de Halloween”
(1978), “Sanguinario” (1981/Rick Rosenthal), y temiendo que la cosa podía
empezar a parecerse a “Viernes 13”, convenció a los responsables d ela
franquicia de realizar un cambio de tercio, que proporcionara algo de estímulo
a los seguiodres de la misma. El plan consistía en que la saga se convirtiera,
más que en una serie de películas centradas en Myers, en la fiesta de Halloween
en sí misma, ofreciendo cada película una historia distinta, pero ambientada en
una fecha tan señalada. La idea le fue aceptada, pero pese a dar una película
cuando menos curiosa, no tuvo los resultados esperados en taquilla, con lo cual
se volvió a la idea anterior, más evidente a nivel argumental, más fácil, pero
que cuyos resultados productores consideraban que era más factible de dar
rendimiento en taquilla, algo del todo equivocado, pues las siguientes entregas
de la saga fueron todavía peores y deficitarias que ésta, que si bien no es del
todo redonda, sí posee mayor grado de interés que las siguientes entregas, en
especial de la cuarta y la quinta, del todo desdeñables.
Así pues, en esta tercera entrega
se aparca la figura de Michael Myers para adoptar la estructura de un relato de
horror que posee una atmósfera muy lograda, que en manos de Carpenter
seguramente hubiera sido la base de una película notable, pero en manos del
grisáceo Tommy Lee Wallace se convierte en una obra con destellos de genio,
pero que nunca acaba de despegar del todo.
Protagonizada por un rostro
habitual del cine carpenteriano, Tom Atkins, “Halloween III” contó con un
primer esbozo de guión obra del genial Nigel Kneale, responsable de los guiones
de algunas de las grandes joyas de la Hammer Films, como “¿Qué sucedió
entonces? (1967/Roy Ward Baker), una de las favoritas de Carpenter.
Discrepancias entre los productores hicieron que la estructura presentada por
Kneale no fuera respetada, hecho que hico que éste exigiera que su nombre fuera
retirado de los créditos de la película.
Por momentos fascinante, embriagadora visualmente, se trata de una de
las mejores aportaciones al género de terror de Tommy Lee Wallace, profesional
muy vinculado al cine de John Carpenter, y amigo personal suyo desde los días
de universidad, cuya posterior labor como director queda
adscrita a aportaciones tan poco remarcables como “Vampiros. Los muertos”
(2002), desangelada secuela de la sensacional “Vampiros” (1998), una de las
indiscutibles obras maestras de Carpenter, y que salió en algunos países
distribuída directamente en DVD, menos en España, que contó con una inmerecida
exhibición en pantalla grande. El resto lo compone mucha televisión, destacando su trabajo en la adaptación a la pequeña pantalla de la novela de Stephen King "It" (1990), producción de tres horas de duración que, junto a la película aquí comentada, son los más remarcable de su trayectoria como realizador.
“Halloween III” queda pues como
una verdadera “rara avis” dentro de una saga que, como ya hemos dicho, y viendo
el escaso rendimiento económico de la propuesta, decidió seguir por caminos
trillados, resucitando a Michael Myers, mediante una serie de secuelas cada vez
más simples y aburridas, que mantenían en primera instancia la numeración, por
más que la tercera entrega fue obviada, olvidada, aún siendo muy superior a
ellas. Permitiendo de esta forma la creación de una especie de culto a su
alrededor.
Tommy Lee Wallace en los tiempos en que filmaba "It" (1990) una muy destacable adaptación televisiva de la novela homónima de Stephen King, |
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