En ocasiones, aún con la posibilidad de resultar pesado, suelo insistir en
el concepto de serie B ochentera. No es que uno sea nostálgico, pero lo cierto
es que dicha añoranza se acentúa de forma exponencial cuando ve cosas como la
presente “Warnings” (2003), ejemplo palmario de cómo el modelo, el concepto de
serie B, se vulgarizó de mala manera a partir de los años noventa y, con la
entrada del nuevo siglo, la situación lejos de mejorar llegó a cotas bajas, por
no decir directamente subterráneas.
“Warnings” es, sobre el papel, un claro derivado, en plan barato (y
barriobajero) de “Señales” (2003), notable muestra de cine de ciencia ficción,
con gotas de terror, que sigue siendo de lo mejor filmado por el muy
sobrevalorado, por aquel entonces aún en la cresta de la ola (luego le vendrían
las hostias como panes, pero eso ya es otra historia), M. Night Shyamalan. El
filme, dirigido por Christian McIntire, profesional de cine vinculado a
producciones de bajo presupuesto, aunque en su faceta de diseñador de efectos
especiales ha podido colarse en alguna que otra producción de fuste, pocas,
pero se ha colado, no oculta en ningún momento su condición de copia, y tampoco
es que haya un esfuerzo alguno en hacer que la cosa ascienda creativamente
algo.
La película relata las tribulaciones por las que pasan un grupo de
universitarios que deciden pasar un fin de semana en la casa de campo propiedad
del tío de uno de los muchachos, Layne, que falleció en un supuesto accidente.
La realidad del asunto es que tío Joe, un hombre que por otra parte no estaba
muy en sus cabales, murió como consecuencia de sus enfrentamientos con una
panda de extraterrestres, que utilizan su campo de maíz como zona de
aterrizaje. El sheriff (interpretado por un Billy Zane que parece estar esperando
cobrar el cheque y pillar la puerta de salida, dado su nivel de desgana
interpretativa) les pone sobre aviso de que han pasado cosas raras, y la gente
del pueblo les muestra su disconformidad, pues tío Joe estaba como una
cebolleta y no era muy querido en la población. Las cosas irán a peor cuando
los extraterrestres decidan hacerse visibles de nuevo, siendo el preámbulo de
una invasión en toda regla, cuyas consecuencias no veremos, aunque todo parece
indicar que no serán demasiado buenas para nosotros, pobrecillos terrícolas…
McIntire, aún siendo, como ya he dicho, diseñador de efectos especiales,
muestra una total incompetencia a la hora de hacer que éstos resulten creíbles.
Los extraterrestres de la película tienen menos entidad que un marciano salido
de un videojuego, y sus apariciones resultan pobres. En su faceta como
realizador, tampoco es que desarrolle una labor digna de consideración;
básicamente propone una puesta en escena plana, de telefilme de sobremesa,
basado en unas interpretaciones que, cuando pretenden ser dramáticas, acaban
dando lugar a momentos de verdadera vergüenza ajena. Además de Billy Zane, que
como ya he dicho, está de pelotón de fusilamiento, aparece un Stephen Baldwin
que da más pena que otra cosa y un A. J. Buckley (actor que intentó hacerse un
hueco en el cine de gran presupuesto con “Comportamiento perturbado” (2001),
uno de esos filmes de perfil bajo que intentó hacerse aprovecharse del impacto
de la saga “Scream”, aunque luego su carrera se ha circunscrito en productos para
la pequeña pantalla, caso de la teleserie “CSI Nueva York) que es el único que
se esfuerza por dar algo de credibilidad a su personaje, por más que sus
esfuerzos caigan en saco roto, porque “Warnings” es una película hecha con el
claro objetivo de aprovechar una moda, un filón, dentro de unas coordenadas
industriales fijas, dentro de las cuales ni la creatividad ni la imaginación
tienen cabida, sólo el beneficio rápido en el videoclub o en la televisión de
pago… Y así están las cosas en la serie B actual. Muy probablemente habrá
excepciones pero, básicamente, y para desgracia del aficionado, el “directo a
video” está así de mal en estos tiempos de descarga digital y reaprovechamiento
caníbal, que no mero reciclaje, de modas e ideas, más que de inteligencia e
innovación.
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