Publicada originalmente en 1983, “El
ciclo del hombre lobo” (“Cycle of werewolf” en el original) es una de esas
novelas de Stephen King que suelen despacharse como “menores” pero que le
permitieron situarle en la primera posición entre los autores de novela de
terror a primeros de la década de los ochenta.
Se trata de una novela
francamente muy entretenida, de lectura ágil y que pone de manifiesto la
indiscutible buena mano de su autor para crear tensión en el lector, mediante
el ingenio y unos recursos narrativos muy creativos. Como apoyo, King presentó
la edición con ilustraciones a cargo del gran Berni Wrightson. Dibujante de
cómics de terror y fantasía, Wrightson y King habían trabado amistad gracias a
la amistad mutúa que les unía con George A. Romero, responsable de “La noche de
los muertos vivientes” (1968). Un año antes de la edición de “El cliclo del
hombre lobo”, los tres colaboraron en la elaboración de la adaptación a viñetas
de “Creepshow” (1982), particular homenaje de Romero y King a los viejos, y
censurados, tebeos de la EC Comics de los años cincuenta.
El éxito del libro fue lo
bastante importante como para que el productor de origen italiano Dino
DeLaurentiis adquiriese los derechos de la novela para poner en marcha una
adaptación fílmica. El propio King se responsabilizó del guión, y el director
elegido fue Don Coscarelli, firmante de la gran “Phantasma” (1979) y las no tan
grandes secuelas que rodó de los desmanes del Hombre Alto, interpretado por
Angus Scrimm. Todo indicaba que estábamos ante una película que lo iba a petar
en las taquillas pero, finalmente, no fue así.
Por un lado, a pocos días de
inciarse el rodaje, Coscarello se apeó del proyecto, aduciendo las habituales “diferencias
creativas” con el siempre mandón DeLaurentiis. Su sustituto, Daniell Attias, le
puso arrojo, pero rrancamente se hizo evidente que el proyecto le venía grande,
quedándose “Miedo azul” (“Silver bullet” en el original yanqui/1985) en su
única incursión para la pantalla grande, para luego dedicarse de forma total y
absoluta a la pequeña, dirignedo episodios de series como “Perdidos”, entre
otras.
“Miedo azul” no puede decirse que
sea una mala película, pero a uno le queda la sensación de que podría haberse
hecho algo más con el sugerente material de partida. Adaptándola a un
planteamiento adolescente, muy similar en intenciones a “Los goonies”
(1985/Richard Donner), pero con menos gracia y con una fotografía de aires
siniestros que no encaja con tales pretensiones. Nada en la película parece ser
aprovechado por su director para hacer que la película ascienda unos cuantos
metros de la llanura visual que se nos pone por delante, algo que acaba por
afectar incluso a los actores, encabezados por un Gary Busey que ya estaba
entrando en barrena en una carrera que se inició prometedoramente con “El gran
miércoles” (1979) y que luego le llevó a los meandros de la serie Z más
pestilente. Le acompañan dos jovenes promesas que tampoco pasaron de eso,
promesas, Megan Follows, y el tristemente fallecido Corey Haim, actor que luego
logró hacerse un hueco en el corazoncito de todos los aficionados gracias a su
papel en la divertida “Jóvenes ocultos” (1987), y cuya adicción a los
estupefacientes hizo que fuera, al igual que le ocurrió con Busey, un rostro
habitual de la serie B lanzada a DVD. Falleció en 2010 de una sobredosis, a los
39 años de edad… Aunque se anuncia para este 2014 el estreno de “The dead sea”,
oscurísimo “thriller” dirigido por el bien poco conocido T.A. Williams, en un
proyecto que seguramente quedó afectado por su muerte, y ahora se recupera o,
no sé, cualquier otro disparate hollywoodiense que se les pueda ocurrir.
DeLaurentiis, pese al palo
recibido con “Miedo azul”, no perdió la fe en las obras de Stephen King, pues
casi al unísono estrenó la más lograda “Los ojos del gato”, bajo la batuta de
un director de trayectoria igualmente concentrada en la caja tonta, pero
bregado en el cine de bajo presupuesto con fundamento (esto es, trabajando para
Roger Corman), Lewis Teague. No contento con eso, le financió a King su debut
en la dirección cinematográfica con “La rebelión de las máquinas” (1987), que
se pegó una castaña en taquilla que dejó el fiasco de “Miedo azul” en mera
zancadilla.
Imagen de Corey Haim, actor de prometedora carrera que se vio tristemente truncada por su adicción a las drogas, muriendo en 2010 a la edad de 39 años... |
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