lunes, 3 de marzo de 2014

ARACHNID

Una avioneta se ve obligada a realizar un aterrizaje en una isla perdida del Sur del Pacífico; en ella viaja una expedición que tiene por objetivo investigar la presencia de un posible virus mortal. Pero lo que encuentran en ella es algo todavía más aterrador: unas arañas de gran tamaño, de procedencia extraterrestre, que comenzarán a cazar a los integrantes de la expedición. La lucha será a vida o muerte...
En este paseo por el grueso de producciones salidas de la "Fantastic factory" de la Filmax le toca el turno a "Arachnid". Quien lea estas líneas, y esté algo ducho en el tema, seguramente se llevará las manos a la cabeza recordando el nivel de despropósito de esta cinta, que pretendía recuperar el sabor añejo de la añorada ciencia ficción hollywoodiense de los cincuenta, al menos en teoría, pero que a la hora de ser llevada a la práctica, quedó resuelta de forma harto cochambrosa, quedando a eones de distancia del homenaje, siendo más bien una afrenta a la memoria de tan entrañable etapa de la ciencia ficción cinematográfica.
Y eso que el proyecto cayó en manos de un director, Jack Sholder, antaño reconocido por sus aportaciones de gran interés y categoría, caso de filmes como "Solos en la oscuridad" (1982), la muy curiosa "Pesadilla en Elm Street 2" o la memorable "Hidden, lo oculto" (1987) hicieron albergar en él esperanzas de ser una voz con muchas cosas que decir en el cine de género. Pero en 1989, con el "western" moderno "Renegados", su carrera inició un largo pero muy evidente declive, que primero le llevó a potenciar su labor en televisión, filmando episodios de toda una serie de producciones catódicas irrelevantes, que alternó con un "directo a DVD" del todo infame, "Wishmaster 2" (1999). Su carrera entró en barrena al verse implicado en la tormentosa postproducción de la cinta de ciencia ficción "Supernova, el fin del universo" (2000) en la que se hizo cargo de remontar el trabajo del director titular, Walter Hill, despedido por los productores por discrepancias en el resultado final. El trabajo de Sholder tampoco convenció a los ejecutivos de la United Artists, quienes le dieron la patada dejando que Francis Ford Coppola (el mismo que viste y calza, pero sin acreditar) salvara los muebles de una película destinada a ser uno de los grandes fracasos del recién nacido siglo XXI. Después de este golpetazo, y sin esperanzas de ubicarse en producciones de alto nivel, Sholder regresó al medio televisivo, donde filmó un interesante telefilme, "La playa del terror" (2005), traslación a la pequeña pantalla de la historia real que inspìró la novela, y la película, "Tiburón" (1975).
"Arachnid"es, más que una película, un artefacto falto de chispa creativa y de un nivel medianamente digno de considerarse aceptable. Sholder, al parecer, aceptó el proyecto por meras cuestiones crematísticas, la pela es la pela, y dejó de lado cualquier tipo de implicación personal y artística, con lo cual pueden imaginarse que el resultado final no fue, para nada, óptimo a ojos de un espectador medianamente interesado en lo que tiene ante sus ojos. La película posee un envoltorio que la emparenta con los subproductos "directos a DVD" de la Nu Image, tipo "Shark attack" y sus tropecientas secuelas, pero está hecho con tanta desgana, tanta inoperancia, que hace que éstas parezcan auténticas obras maestras del celuloide. 
Para colmo de males, Sholder vino a decir que el resultado final era culpa del equipo técnico español, asegurando que eran una pandilla de incompetentes sin ningún sentido de la profesionalidad. Este aspecto podría llegar a discutirse, si tuvieramos datos más concretos al respecto,  pero al fin y al cabo, él daba las órdenes y asumió todas y cada una de las decisiones, con lo cual si el resultado final fue semejante aberración fue culpa suya por entero, sin mayores consideraciones ni dobles lecturas que valgan.
En el reparto pueden destacarse las presencias del televisivo Chris Potter, de la británica Alex Reid, que luego tuvo su momento de gloria gracias a la muy notable "The descent", a las órdenes de un director de los que sí saben hacer las cosas como John Ford manda, Neil Marshall. Por parte española tenemos al malogrado José Sancho, que hace lo que puede con lo que tiene entre manos, y una Neus Asensi en plan Lara Croft castiza, con una escena de muerte de las que dan vergüenza ajena...Hasta sale Luis Lorenzo, actor en diversas series televisivas españolas que hoy en día disfruta de una segunda vida profesional en los canales de teletienda. 
Por no funcionar, no funciona ni como comedia involuntaria...Un ejemplo palmario de que la "Fantastic factory" erró de manera garrafal no en el enunciado, pero sí en su posterior desarrollo. La cosa iría a peor posteriormente pero, por el momento, me abstengo de proseguir con el repaso. Uno no tiene tantas tragaderas, ni edad, para más desastres fantasticofactorianos. 

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