En una tormentosa noche, David Gardner es testigo del aterrizaje, en una zona boscosa cercana a su casa, de una nave extraterrestre. Asustado, el pequeño David avisa a sus padres de lo que acaba de ver, pero éstos no le hacen caso alguno, haciéndole ver que todo ha sido una pesadilla, aunque el padre le promete que al día siguiente inspeccionará la zona, por si acaso está más tranquilo. A la mañana siguiente, David descubre que su padre tiene ahora un carácter extraño, actuando como un autómata. Y lo peor de todo es que no es el único de su entorno que actúa de manera similar. La invasión ha dado comienzo, y David, ayudado por una profesora, será la única esperanza para impedir que tenga éxito...
Tras la experiencia de "Poltergeist" (1982) en la que tuvo que hacer frente a las injerencias de Spielberg que, como productor, metió la mano más de la cuenta y, de paso, puso en tela de juicio su profesionalidad, Tobe Hooper parecía que no iba a levantar cabeza, Pero un contrato con la Cannon Films hizo que el director de "La matanza de Texas" recuperara las energías y filmara un trío de títulos indudablemente básicos dentro del género de terror y ciencia ficción. "Lifeforce" (1985), "La matanza de Texas 2" (1986) y ésta "Invasores de Marte" (1986). Hubo el proyecto de una cuarta película (¿Quizá "Spiderman", que la Cannon anunció a bombo y platillo en algunos medios de comunicación por aquella misma época?) pero los fracasos comerciales de las tres películas antes citadas provocaron que la carrera de Hooper en el seno de la Cannon terminara ahí, iniciando desde entonces una larga cuesta abajo.
Recibida en espadas en alto en el momento de su estreno, despreciada por la mayor parte de la crítica, "Invasores de Marte" puede considerarse la respuesta de Hooper a los estilemas spielbergianos del "buen extraterrestre" establecidos en "E.T., el extraterrestre" (1982). El problema reside en que Spielberg contó con un niño, Henry Thomas, que imprimía realismo, despertaba empatía en el espectador, mientras que Hooper tuvo la mala pata de elegir a Hunter Carson, intérprete que dos años antes había debutado en "París, Texas" (1984), a las órdenes de Wim Wenders, y cuya evidente nulidad dramática resta fuerza en los momentos clave, con lo cual resulta más una carga insufrible que no un elemento identificador.
Y es una lástima, porque "Invasores de Marte" (1986), "remake" de un pequeño clásico de la ciencia ficción de los años cincuenta, dirigido por William Cameron Menzies en 1953, posee un diseño de producción, una imaginería visual, que la hacen sumamente atractiva. El gran Stan Winston participó en el diseño de las criaturas, obteniendo unos seres que realmente dan escalofríos por su realismo, pero es que además se alejan muy mucho de lo que por aquel entonces se estilaba en materia de alienígenas cinematográficos. La banda sonora, de Christopher Young, es una delicia, aunque también hay que reconocer que en ocasiones está demasiado presente, subrrayando escenas que no era necesario ilustrar musicalmente. Por otro lado, Hooper pudo contar de nuevo con la fotografía de Daniel Pearl, viejo colega de los tiempos de "La matanza de Texas" (1974), quien propone una iluminación que otorga a la película un aspecto de cómic de ciencia ficción muy estimulante a nivel visual.
Pero el caso es que la película no funcionó en taquilla, y Hooper tuvo que jugársela a una carat, en principio, ganadora, la secuela de "La matanza de Texas"...Que tampoco logró funcionar a nivel comercial, llegando a algunos países a estrenarse directamente en vídeo, como el caso de España, mediante el sello Izaro, el de las cajas grandes de plástico, que más de uno recordará... Ya lo sé, uno se hace mayor, qué quieren que les diga.
Un pequeño clásico de los ochenta que, pese a sus deficiencias, pese al protagonismo de uno de los peores niños actores que hayan habido en Hollywood, posee su encanto.
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